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En las reuniones de primavera, las entidades sugirieron que los bancos centrales deben mantener la presión sobre las tasas de interés
Como suele ser costumbre, lo que se dice en las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), que se realizan de manera anual en Washington, termina siendo una especie de guía económica para los mercados y los gobiernos. Por lo menos, así está siendo para América Latina, pues ambos organismos internacionales sacaron una lista con cuatro puntos claves a tener en cuenta para mejorar la estabilidad económica regional.
A lo primero que se refirieron de manera enfática es a la lucha de los gobiernos por controlar la inflación. “Los bancos centrales no deben flaquear en su lucha para reducir la inflación, que exigirá esfuerzos denodados”, indicó el FMI en su informe de perspectivas, producto de las reuniones.
El segundo punto hace hincapié en mantener el gasto público para bajar los niveles de pobreza, uno de los indicadores más preocupantes de América Latina para ambos organismos. “La política fiscal tendrá que hacer énfasis en el gasto social para ayudar a los pobres y al mismo tiempo en reducir la deuda pública. Para alcanzar estas metas será necesario movilizar ingresos de una manera progresiva, favorable al crecimiento y equitativa”, dicen.
Sin embargo, a la luz de la economía, estos dos puntos suelen ser conflictivos cuando de contener la inflación se trata, pues un mayor gasto público, eleva más este indicador. Frente a esto, analistas económicos como Alberto Bernal, explican que “el Banco Mundial y el FMI siempre hablan de enfocar mejor el gasto, reducir los subsidios a la gente que más gana en la región, y enfocar en los más pobres y en la niñez”.
Concluye entonces que “la visión de los mercados y del FMI es que los bancos centrales de la región ya subieron lo suficiente para controlar la inflación, por lo que la recomendación es no bajar tasas apresuradamente, para reducir el riesgo de que la inflación vuelva a dispararse”, dice Bernal, quien se encuentra en Washington asistiendo a las reuniones de primavera.
Este año, las 12 economías principales de Latinoamérica tienen planificado gastar alrededor de US$1,77 billones. Ese es el monto de inversión destinado bien sea para educación, salud, plan militar o, en general, gasto social, como lo aconseja el FMI y el Banco Mundial. Un alivio a todo esto es que el FMI indicó que la inflación en la región ya está “mermando”. Dice que el retorno de la inflación a las metas fijadas por los bancos centrales de América Latina “será un proceso largo y sujeto a cambios”.
“Las presiones inflacionarias están mermando en muchos países gracias a las acciones inmediatas y decisivas de los bancos centrales y al descenso de los precios mundiales de los alimentos y la energía. No obstante, la inflación subyacente se mantiene en un nivel alto de alrededor de 8% en Brasil, México y Chile (y algo más alto en Colombia, pero más bajo en Perú)”, indica el FMI.
Para atender con mayor fuerza el llamado a rebajar inflación como meta clave, en la primera reunión de la Alianza de Países de América Latina y el Caribe, los gobernantes y representantes de Argentina, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Honduras, México, Venezuela y San Vicente y las Granadinas, se comprometieron, el 5 de abril, a avanzar en concretar facilidades para mejorar el intercambio comercial y lograr así abatir el alza de precios.
Aún así, el Fondo Monetario Internacional dice que, “pese a estas alentadoras noticias sobre el crecimiento y la inflación, es probable que 2023 sea un año difícil para la región. El crecimiento este año apunta a desacelerarse a apenas 2%, en un contexto de tasas de interés más altas y precios más bajos de las materias primas”, agrega.
El tercer consejo del Banco Mundial y el FMI para América Latina tiene que ver con la construcción de mayores redes de protección en la región para la asistencia social. “Se deben seguir mejorando los pactos de protección en la región, construyendo sobre los avances recientes, a fin de garantizar asistencia social fiable y suficientemente generosa para quienes más la necesiten”.
Otra de las recetas de las entidades globales, para maniobrar la economía en tiempos turbulentos para la región, es la de apostar por promover la inversión y facilitar la creación de empleo. “Estas medidas no deben reemplazar los cambios de políticas más profundos que son necesarios para mejorar la productividad, promover la inversión y facilitar la creación de empleo. Esas reformas serán, a la larga, el camino principal para elevar los niveles de vida de la población de la región”, dice el FMI.
En las previsiones, las entidades esperan que América del Sur vea crecer su Producto Interno Bruto real 1,5% para 2023, y 1,9% en 2024. En cuanto a la inflación general, esperan que esta se comporte de la siguiente manera en la región: 12,7% al cierre de 2023 y 8,9% en 2024.
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