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Los malos manejos de los fondos de Petrocaribe, incertidumbre política y altos índices de pobreza e inflación sumen al país en graves problemas sociales
La historia de Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, ha estado cargada desde sus inicios por la violencia, una alta inestabilidad económica y política, desastres naturales y descontento social.
Ahora, el asesinato de su presidente, Jovenel Moïse, vuelve a poner a la isla bajo la mirada del mundo y la sume en una incertidumbre que agudiza la crisis del país, que tiene una tasa de pobreza de 58%, según cifras del Banco Mundial.
Moïse, de 53 años, llegó a la presidencia en 2017, después de 15 meses de haber sido elegido en una caótica jornada electoral que apuntaba a fraude. Como resultado, el presidente haitiano anunció que su mandato de cinco años se extendería hasta el 7 de febrero de 2022.
Desde el momento en que inició su gobierno, Jovenel Moïse enfrentó bloqueos por parte de la oposición, un alto descontento social y manifestaciones que exigían su renuncia. No obstante, en enero de 2020, Moïse empezó a gobernar por decreto en la isla, profundizando así la crisis.
Pero el punto más álgido de las protestas en Haití se agudizó en 2019, luego de que se conociera una investigación de la Corte Superior de Cuentas que salpicaba al presidente. El informe daba luces sobre supuestos actos de corrupción frente al manejo de los fondos de la iniciativa Petrocaribe, un proyecto creado por Venezuela en 2005 para suministrar petróleo a precios blandos a varios países del Caribe.
El informe destacó que la compañía de Moïse, Agritrans, había sido adjudicataria de contratos públicos para construir proyectos bananeros y carreteras que nunca se realizaron. Igualmente, el reporte calificó como “grave” la manera en que varios gobiernos de la isla habían malgastado más de US$2.000 millones de los fondos de Petrocaribe desde el año 2008.
Esto no solo alimentó los reclamos de la ciudadanía que pedían la salida de Moïse, sino las investigaciones sobre sus relaciones con Venezuela y sus manejos económicos, en un contexto en que la deuda pública asciende a 25% del PIB, mientras la ciudadanía lidia con una inflación de más de 23%.
Para Alejandro Bohórquez, docente de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado, la situación de Haití podría empeorar con la muerte de su presidente, ya que esto posibilita “la subida de un caudillo, o la pelea entre varios por el poder”.
Cabe recordar que las elecciones para un nuevo parlamento deberían realizarse en octubre, un mes después de las presidenciales de septiembre. Sin embargo, la incertidumbre permanece porque Moïse había anunciado un referendo para una nueva constitución que permitiera su reelección.
Expertos dicen que se debe convocar a una nueva jornada electoral
De acuerdo con Rafael Piñeros, docente de Relaciones Internacionales de la Universidad Externado, es muy pronto para establecer las posibles causas que llevaron a perpetuar el asesinato del mandatario haitiano. Sin embargo, el experto señaló que el primer ministro debe mantener el llamado a la calma a sus ciudadanos para evitar el recrudecimiento de la violencia y que se desencadene una situación más caótica como saqueos o enfrentamientos militares. Esto, además de convocar a las elecciones para elegir al nuevo presidente.
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