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Ammar al Khudairy, presidente del Banco Nacional Saudí, dijo que no aportará más capital dado que no pueden superar el umbral de 10% del accionariado
La entidad, que ayer se quedó fuera del fuerte rebote vivido por todo el sector bancario, encadena ocho sesiones de caídas en las que ha perdido un 30% de su capitalización. Los seguros contra impago (CDS, por sus siglas en inglés) han marcado un máximo por encima de 570 puntos básicos. El derrumbe de Credit Suisse, cuya cotización ha estado inhibida a lo largo de la mañana, arrastra en bloque a todo el sector bancario.
El Banco Nacional Saudí, principal inversor de Credit Suisse, ha indicado que no prestará más apoyo al banco helvético. El grupo saudí se hizo el pasado año con una participación de 9,8% en su accionariado, en la ampliación de capital que lanzó entonces. La entidad de Oriente Medio invirtió 1.500 millones de francos suizos (US$1.610 millones).
Ammar al Khudairy, presidente del Banco Nacional Saudí, ha remarcado que no aportará más capital a Credit Suisse, en una entrevista con la agencia Bloomberg. "Absolutamente no. No podemos [dar nuevo apoyo], porque superaríamos el umbral de 10% del accionariado. Es una cuestión regulatoria", ha comentado Al Khudairy, remarcando que sobrepasar ese listón implicaría nuevas exigencias normativas.
En paralelo, en una conferencia financiera en Arabia Saudí, el presidente de Credit Suisse, Axel Lehmann, ha rechazado la necesidad de recibir apoyo público. Ha remarcado que los problemas de la entidad no son comparables al colapso de Silicon Valley Bank. "Tenemos niveles de capital sólidos y un balance fuerte", ha dicho Lehmann. "Ya tomamos la medicina", ha añadido, en referencia al plan de reestructuración anunciado en octubre.
Las dudas llegan, a su vez, un día después de que Credit Suisse avisara de "debilidades materiales" en el control de su información financiera. El banco suizo había retrasado la semana pasada la publicación de su informe anual de 2022, después de haber sido apercibido sobre cuestiones técnicas por parte del supervisor del mercado estadounidense (SEC).
Incertidumbres
Las incertidumbres rodean desde hace tres años a Credit Suisse, que se ha visto golpeado por escándalos reputacionales, el colapso de firmas como el fondo de cobertura estadounidense Archegos o la firma angloaustraliana de servicios financieros Greensill, y una batería de cambios de su cúpula para intentar reconducir la desconfianza.
Esta situación ha llevado al banco a declarar pérdidas multimillonarias. En 2022 declaró números rojos de 7.293 millones de francos francos suizos (unos US$7.790 millones ), casi cinco veces más que en 2021. Ese año ya perdió 1.572 millones de francos suizos (US$1.690 millones).
Las dudas del mercado han provocado, a su vez, una fuga de fondos de clientes de la entidad. Credit Suisse ha sufrido desde el pasado año salidas de dinero por 123.200 millones de francos suizos (US$132.000 millones).
Para hacer frente a ello, el banco lanzó en octubre un plan de reestructuración que incluyó una ampliación de capital de 4.000 millones de francos (US$4.310 millones), el despido de 9.000 trabajadores en todo el mundo y un recorte del 15 % de sus gastos.
A todo ello se ha añadido en los últimos días la quiebra de Silicon Valley Bank, lo que ha situado todos los focos sobre la firma helvética.
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