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La proeza parecía improbable hace un año, cuando 300,000 millones de dólares de valor separaban a Google de Apple. Pero los resultados del último trimestre de Alphabet, la nueva marca que agrupa el negocio de Google, batieron las expectativas y el mercado le premió impulsando sus acciones ayer casi 2%.
Alphabet elevó su facturación en ese periodo un 18%, hasta los 21,330 millones, y 5,3% sus beneficios (US$4.923 millones de dólares). En el año, registró un beneficio de 15,826 millones, un 12% más, y elevó sus ingresos un 13% hasta 75,000 millones. Unas cifras incontestables que ya provocaron el martes una subida de sus acciones de más del 5% en el mercado fuera de hora, con el desenlace que Apple (que cae un 10% desde enero, por su dependencia del iPhone) temía: su acérrimo rival le adelantaba en una pugna bursátil que llevaban semanas librando.
Google no es la única que ha trepado posiciones en Wall Street. Facebook, tras demostrar que 80% de sus ingresos provienen ya de la publicidad móvil, se ha situado como la cuarta mayor cotizada, tras Google, Apple y Microsoft. Resultado: hoy cuatro tecnológicas, ligadas a la nueva economía, lideran el S&P 500.
“Me parece un fenómeno completamente normal, pues la tecnología es la industria que más valor añade en este momento. Reinventa todo, la forma de comunicarnos, de relacionarnos con lo que nos rodea, de informarnos... así que es lógico que empresas que han creado los medios o plataformas que muchísimas personas usamos de forma habitual y cada vez para más cosas puedan ganar mucho dinero”, dice Enrique Dans, profesor del IE Business School.
Para el analista Jaime García Cantero, las cuatro son iconos del mundo que vivimos. “Auténticas señas de identidad”, remacha Dans, “y eso define un efecto llamada que hace que puedan atraer y retener talento” para expandir sus productos y servicios aún más.
“Lo normal es que eso les permita ir conquistando nuevos terrenos que antes ocupaban empresas que no han sabido adaptarse a los cambios del entorno, en la medida en que la lógica y las leyes antimonopolio lo permitan”, apunta Dans, para quien el liderazgo bursátil no es tan relevante. “Sí los recursos necesarios para seguir innovando, incluyendo el deseo de hacerlo frente a la alternativa de consolidarse y estancarse”. En este contexto, ¿cuál son las fortalezas y debilidades de las cuatro para mantener su poder?
En el caso de Google, su punto fuerte, coinciden Dans y García Cantero, es tener un liderazgo que de verdad valora la innovación y la sitúa como prioridad absoluta. “La compañía se adentra en proyectos que otras empresas considerarían propios de lunáticos, que tras ser aterrizados, son susceptibles de aportar un enorme valor en todos los sentidos”, dice Dans.
“También es excelente su posición en dos de las grandes tendencias del momento:movilidad (con Android) y cloud”, añade el analista, que resalta que Google "es el paradigma de la cultura beta: lanza muchas cosas, unas le salen bien y otras no, pero tiene un ritmo de innovación difícilmente superable y parece estar en todos los frentes [coche conectado, internet de las cosas, robótica, realidad virtual...]".
Lo preocupante, remarcan, sigue siendo su dependencia de un modelo, la publicidad, repleto de interrogantes, que muchos usuarios, según apunta Dans, desprecian o consideran un engorro del que hay que librarse como sea. “Mientras la publicidad no eche sistemáticamente fuera a los que abusan de ella, seguirá teniendo un problema de sostenibilidad”, dice el profesor del IE Business School.
Apple
Apple, defiende este experto, es una compañía “interesantísima”, con un modelo de negocio que consiste en dar a sus fieles cada vez más motivos para acercarse a una de sus tiendas y adquirir sus productos. “El usuario de un ordenador de Apple busca motivos y justificaciones para adquirir sus smartphones o sus smartwatches, y las buscará para comprar cualquier otro producto o servicio que ponga en el mercado, convirtiéndola en una auténtica maestra de la cuota de cliente”.
Como punto fuerte, García Cantero destaca su experiencia de usuario “difícilmente imitable” y el hecho de ser la marca más aspiracional “con enormes posibilidades aún en mercados asiáticos y emergentes donde casi es percibida más como una marca de moda/lujo que de tecnología”.
Para Dans, la dependencia del iPhone (que muchos critican)no es especialmente preocupante, pues asegura que cualquier empresa capaz de mantener una posición de liderazgo tecnológico en la plataforma del momento, está en una buena situación, y el iPhone, subraya, sigue entregando a sus usuarios una experiencia más consistente que sus competidores. “Pero la compañía sí tiene una fuerte dependencia de su pipeline de productos, y de la obtención de categorías nuevas que reinventar”, destaca.
Microsoft
Es la más clásica, pero la única que puede presumir de llevar tres décadas en posiciones de liderazgo. Para García Cantero, los puntos fuertes de Microsoft son su poderosísimo ecosistema de partners y su posición cada vez más potente en el cloud. Y su debilidad “los vicios heredados del pasado que la hacen menos rápida y flexible que las otras tres compañías”.
Para Dans, Microsoft “ha vuelto de entre los muertos, no porque la compañía estuviese muerta económicamente, si no porque durante mucho tiempo parecía una empresa abocada a una preocupante tendencia a la irrelevancia”. ¿El culpable?, dice, el anterior consejero delegado, Steve Ballmer, que le hizo perder todas las revoluciones importantes. "Perdió capacidad para atraer y retener talento y perdió muchísimo valor".
Por contra, el profesor de IE Business School alaba al nuevo CEO, Satya Nadella, “brillante” y capaz de entender que lo único que podía hacer Microsoft era abrirse en todos los sentidos, “aplicar su potencia de innovación y de llegada al mercado para enfrentarse a tendencias como el open-source, las comunidades de desarrollo, la realidad virtual o la nube. Microsoft está de nuevo en ascenso, y eso es bueno para todos”.
Para Dans, Facebook es una compañía que se sabe en un negocio tremendamente inestable, “y por ello trata de estudiar cuidadosamente el ecosistema y adquirir cualquier cosa que le plantee disrupción”.
A su favor, dice, el estar sentada sobre una red en la que 1,600 millones de usuarios se dedican a desarrollar tendencias que puede estudiar, y la capacidad de adquirir empresas e integrarlas “fantásticamente bien en una cultura muy abierta, en la que no suelen perder talento y en la que las compañías operan con notable libertad e independencia”.
Mark Zuckerberg sin duda se ha convertido en un gran estratega y ha adquirido WhatsApp e Instagram, dos de las aplicaciones de mayor uso del mundo. En su contra, la dificultad para hacer entender a muchos usuarios su modelo de negocio y su relación con una privacidad que muchos defienden como valor fundamental.
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