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Ortega ganó los comicios del pasado 7 de noviembre después de que la mayoría de sus adversarios políticos fueran encarcelados
El presidente nicaragüense Daniel Ortega asumió el lunes su cuarto mandato consecutivo, horas después de que Estados Unidos y la Unión Europea impusieran sanciones a varias figuras de su gobierno tras unas elecciones que Washington ha calificado de una "farsa".
Ortega ganó los comicios del 7 de noviembre después de que la mayoría de sus adversarios políticos fueran encarcelados, lo que provocó una condena generalizada. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó las elecciones de una "pantomima" y acusó al exguerrillero marxista y adversario de Estados Unidos durante la Guerra Fría de un creciente autoritarismo.
La mayoría de las naciones occidentales y regionales rehuyeron la ceremonia de investidura el lunes por la noche, aunque líderes de izquierda como el presidente venezolano Nicolás Maduro y el presidente cubano Miguel Díaz Canel volaron para mostrar su apoyo.
China, que recientemente estableció vínculos diplomáticos con Nicaragua, también envió una delegación.
En un discurso mesurado, centrado principalmente en la historia de la rebelión sandinista contra el exdictador Anastasio Somoza, respaldado por Estados Unidos, Ortega prometió seguir "sembrando esperanzas y carreteras" para el pueblo nicaragüense.
Pero opositores de Ortega dicen que el líder preside ahora un gobierno parecido al de Somoza, que fue derrocado por la guerrilla sandinista de Ortega en 1979.
La expresidenta costarricense Laura Chinchilla lo llamó "dictador" y dijo que estaba "aislado del mundo". "Hoy Daniel escribe su propio epitafio creyendo que es su inauguración", escribió en Twitter.
En el pasado, Ortega ha negado las acusaciones de fraude electoral y de que existen en su país presos políticos, asegurando que Estados Unidos y quienes lo critican sólo buscan desestabilizar su gobierno.
En una acción coordinada, Estados Unidos y la Unión Europea anunciaron el lunes nuevas sanciones contra funcionarios del gobierno de Ortega y familiares suyos, incluida su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo.
EXILIADOS
La crisis en Nicaragua, que empezó en 2018 tras la violenta represión a una ola de protestas antigubernamentales, ha obligado a decenas de miles a buscar un mejor futuro afuera. En 2021, Costa Rica recibió un récord de 53.000 solicitudes de refugio por parte de nicaragüenses.
Desde el fin de semana, decenas de exiliados nicaragüenses hicieron vigilia en San José para levantar su voz contra la reelección de Ortega.
"El exilio nicaragüense mira esta fecha como un día de oscuridad y desesperanza. Hoy esperábamos ver realizado el sueño de llevar al poder a un gobierno democrático y defensor de la institucionalidad y los derechos humanos", dijo Álvaro Leiva, activista exiliado en Costa Rica desde 2018.
"Sin embargo, esto nos marca un impulso más para seguir luchando desde el exilio, a donde siguen saliendo más y más compatriotas, porque la emigración no se detiene", agregó.
A pesar de los reacciones internas en contra, México se unió a la pequeña lista de aliados de Nicaragua que estuvieron presentes en la investidura de Ortega y Murillo, que incluyeron además de Cuba, Venezuela y China, a Corea del Norte, Irán, Rusia, Siria.
"Es una victoria no sólo de Nicaragua, es una victoria que también tiene un enorme significado para las fuerzas de izquierda y para los gobiernos progresistas de América Latina y el Caribe", dijo el líder cubano al llegar a suelo nicaragüense.
Sin embargo, los mandatarios izquierdistas de Bolivia, Luis Arce, y Perú, Pedro Castillo, no anunciaron su presencia. Tampoco lo hizo el presidente electo de Chile, Gabriel Boric.
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La decisión se dará a conocer públicamente una vez termine dicha reunión, salvo que aconsejen hacerlo al cierre del mercado