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"Quiero aceptar mi responsabilidad y lamento los errores cometidos", declaró Truss en una larga entrevista concedida a la cadena pública de noticias BBC
Cuestionada por propios y ajenos, la primera ministra conservadora británica, Liz Truss, podría convertirse en el jefe de gobierno que menos tiempo ha estado en el cargo en la historia moderna del Reino Unido si los diputados rebeldes de su partido no le den un respiro y cuando ya corren listas de candidatos para reemplazarla.
A solo cuarenta días de su arribo a Downing Street y tras la supresión de las polémicas medidas económicas anunciadas a poco asumir por el reemplazado de urgencia ministro de Finanzas Kwasi Kwarteng —un ultraliberal amigo de Truss—, los medios británicos especulan sobre un posible voto de censura de su propia bancada.
Aunque las normas del Partido Conservador protegen a cualquier nuevo líder durante primeros doce meses de mandato, el creciente descontento podría llevar a los legisladores a cambiar las reglas si no logran que Truss, quien asegura que seguirá en el puesto “para cumplir mis compromisos por el interés nacional”, no renuncia por sí misma.
"Quiero aceptar mi responsabilidad y lamento los errores cometidos", declaró Truss en una larga entrevista concedida a la cadena pública de noticias BBC en un intento por contener las críticas. "Actué rápidamente para reparar esos errores", agregó en un mensaje que pareció dirigido al interior de su partido.
Según la prensa local, en las últimas horas se han multiplicado las maniobras tras bambalinas para obligarla a dimitir, movimientos que no consiguió bloquear pese a haber dado marcha atrás con los anuncios que provocaron el derrumbe de la libra esterlina y que dispararon las críticas del propio Fondo Monetario Internacional, que calificó el frustrado plan como “incoherente” y un “experimento”.
Las declaraciones de Truss llegaron después de que el nuevo ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, ratificara en la Cámara de los Comunes la supresión de casi todas las medidas fiscales presentadas hace tres semanas y que impulsaban un recorte de impuestos y un fuerte aumento del gasto público cuando el Banco de Inglaterra (BoE) sube las tasas para contener la inflación.
"Es difícil concebir una crisis política y económica más grave en los últimos tiempos que la que afronta ahora el Reino Unido", afirmó un editorial el diario conservador Daily Telegraph en el que se hace eco del fuerte descontento que genera la primera ministra en sus propias filas y de las críticas lanzadas desde el Partido Laborista por la negativa de Truss de asistir al Parlamento para responder a la requisitoria de los legisladores.
"¿Dónde está la primera ministra? Se esconde, evita las preguntas, aterrorizada por su propia sombra", acusó el líder del Partido Laborista, Keir Starmer luego que en el inicio de la semana Truss enviara a su ministra de Relaciones Parlamentarias y excandidata a primera ministra Penny Mordaunt a responder las preguntas de la oposición.
La jefa de gobierno, de 47 años, finalmente apareció brevemente, pero solo para permanecer sentada, silenciosa, con una sonrisa forzada y una mirada ausente ante las durísimas críticas de la oposición laborista, que según todas las encuestas obtendrían una aplastante victoria electoral de realizarse hoy las elecciones generales previstas a finales de 2024.
"Miraré las encuestas cuando nos acerquemos a las legislativas. Ahora no hay elecciones generales, no creo que vaya a haberlas antes de 2024. Cuando la gente vea que nuestro plan funciona para protegerles a ellos, a sus hogares y a su familia, espero y creo que vendrán a apoyarnos", dijo el presidente del Partido Conservador, Jake Berry, a Times Radio.
Truss, que intenta mantenerse en el cargo, encabezó en las últimas horas varias reuniones de emergencia de su consejo de ministros y con los líderes del poderoso Comité 1922, que gestiona el grupo parlamentario del oficialismo y tiene una influencia decisiva en la elección del líder del partido, cuando todas las miradas están puestas en el nuevo ministro de Finanzas, Jeremy Hunt.
Nombrado el viernes de urgencia para sustituir a Kwarteng, Hunt se apresuró a anunciar la supresión de "casi todas" las medidas de su antecesor en un intento por frenar el derrumbe de la libra esterlina y ahuyentar el fantasma de un veloz endeudamiento público a niveles insostenibles en una coyuntura marcada por la suba de las tasas de interés para contener una inflación récord.
“No parece que se pueda recuperar la confianza del mercado y de la población en general con la actual primera ministra. Creo que si conseguimos a la persona adecuada al frente del gobierno podemos demostrar en los próximos dos años a los británicos que somos una organización seria”, afirmó el también diputado conservador Charles Walker en declaraciones a Times Radio.
"Quiero ser completamente franco sobre la magnitud del desafío económico al que nos enfrentamos", dijo Hunt durante la sesión parlamentaria en la que la primera ministra permaneció sin pronunciar palabra, casi al mismo tiempo que el influyente diario The Times enumeraba un listado de los posibles reemplazantes de Truss, entre los que se encuentra el flamante ministro de Finanzas.
Truss es el cuarto primer ministro conservador que tiene el Reino Unido desde el referendo del Brexit en 2016 y la dimisión del controvertido Boris Johnson. Por lo pronto, Hunt adelantó que tendría que tomar medidas "duras", con incluyen la suba de impuestos y recortes de gastos en todos los ministerios. Un cambio radical respecto del plan inicial de Truss de bajar la presión impositiva para incentivar el "crecimiento económico".
Por el momento, la intervención del BoE con su masivo programa de compra de deuda a largo plazo que terminó el viernes evitó que los anuncios iniciales de la dupla Truss-Kwarteng se convirtieran en una crisis financiera. La libre esterlina ganó algo del terreno perdido frente al dólar y el euro, al tiempo que el mercado financiero recuperó cierta calma y las tasas de interés de la deuda pública a 30 años cayeron al 4,48% anual, reflejo también de una respuesta favorable de los inversores.
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