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El Banco Mundial actualizó sus proyecciones de crecimiento del PIB de países de la región. Redujo la perspectiva de Colombia de 1,8% hasta 1,3% para cierre de 2024
El Banco Mundial ve un año más lento para la economía colombiana, así como para la región, a luz de las nuevas proyecciones de 2024.
En el informe, prevé que el PIB de América Latina se expandirá 1,6% en 2024. Mientras que se espera un crecimiento de la economía de 2,7% y 2,6% para 2025 y 2026.
Según el análisis, hay una alerta, porque estas son las tasas más bajas en comparación con todas las demás regiones del mundo “e insuficientes para impulsar la prosperidad”.
A comienzo de año, el Banco Mundial esperaba que Colombia creciera en 2024, 1,8%, ahora (en esta actualización de abril) cree que será 1,3%; sin embargo ve un repunte de la economía en 2025 a ritmo de 3,2% y 3,1% en 2026.
Llama la atención que es la segunda vez consecutiva que el banco reduce la perspectiva de Colombia. El dato es de los más bajos de la región. Entre los países de América Latina que mejorarán en su PIB de 2024. Con base en los informes, Ecuador es la economía de menor crecimiento de la zona con 0,7%, luego sigue Colombia con el dato de 1,3%, más adelante Bolivia con 1,4% y Brasil 1,7%.
William Maloney, economista jefe de América Latina y el Caribe del Grupo Banco Mundial, dijo que “en el caso de Colombia, 1,3% este año, y sube a más de 3% luego, pero este 2024 es lento, aunque estamos esperando buenos números de recuperaciones los próximos dos periodos”.
Sobre el efecto de las reformas del Gobierno del presidente, Gustavo Petro, y a la pregunta de si esto afectará el crecimiento, el analista respondió que “no tenemos algo con los procesos de reformas, sino que quiero repetir, que el país se debe concentrar en la IED, vemos buenos puertos del Atlántico y el Pacífico para tener parte de las oportunidades de nearshoring”.
Destacaron mejores niveles en educación y en que de a poco se está avanzando en el recorte de tasas de interés para reactivar el consumo.
Entre todas las economías de América Latina y el Caribe solo hay dos países que no crecerán. El caso más fuerte es el de Argentina, se prevé que el PIB se contraiga 2,8%, pues ven que hay una transición económica y política que está liderando el presidente Javier Milei, y aún es muy pronto para volver a las tasas de crecimiento.
Aún así, no todo son malas noticias para los argentinos. Si el gobierno del libertario Milei, cumple con sus objetivos, luego vendría el rebote. El Banco Mundial cree que el país crecería 5% en 2025 (el mejor de la región si se excluye a Guyana con su 16,8% esperado).
Junto al caso de Argentina, entre los que no crecerán este año, aparece Haití, el país centroamericano caerá 1,8% según las perspectivas, muy similar al -1,9% de 2023. Aún así, también se espera una recuperación lenta, con un repunte de la economía de 1,9% en 2025 y otro 2% en 2026.
La entidad llama la atención en su análisis porque muchos hogares se encuentran bajo presión debido a que las transferencias sociales están disminuyendo y los salarios aún no se han recuperado a los niveles de prepandemia.
“El bajo nivel de crecimiento, de manera sostenida, no es sólo una estadística económica sino una barrera para el desarrollo. Se traduce en servicios públicos reducidos, menos oportunidades de empleo, salarios deprimidos y mayor pobreza y desigualdad. Cuando las economías se estancan, el potencial de su gente se ve limitado. Debemos actuar con decisión para ayudar a América Latina y el Caribe a romper con este ciclo”, dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina.
El reporte basa su teoría, del porqué América Latina y el Caribe no crecen a mejor ritmo, en factores detrás de estas cifras que incluyen bajos niveles de inversión y consumo interno, altas tasas de interés y elevados déficits fiscales, la caída de los precios de las materias primas y la incertidumbre en las perspectivas de socios importantes como Estados Unidos, China, Europa y otros países del G7.
“Un escenario global adverso, marcado por tensiones geopolíticas, interrupciones en el transporte a través del Canal de Suez y el fenómeno de El Niño, podría perjudicar aún más las perspectivas regionales” dijeron.
En cuanto a otros puntos contrarios, el buen manejo de la inflación ha sido un punto positivo en la región, reflejo de décadas de reformas macroeconómicas sólidas. La inflación regional, excluyendo Argentina y Venezuela, se sitúa en el 3,5%, frente al 5,7% en los países de la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).
En la mayoría de los países del bloque, las expectativas inflacionarias siguen ancladas y se espera que los bancos centrales alcancen sus objetivos en 2024. Para capitalizar este progreso y reavivar las economías, la región debe abordar desafíos de larga data. Las reformas en infraestructura, educación y comercio son fundamentales para mejorar la productividad y la integración al mundo.
“A medida retrocede el impacto de la pandemia, las tasas de crecimiento de la región vuelven a los niveles de la década de 2010. Esto muestra que la región no ha abordado los problemas persistentes que bloquean su potencial, incluidos los bajos niveles de educación, infraestructura deficiente y altos costos de inversión, que también alimentan el descontento social” agregó Maloney, en medio de su llamado a una agenda que impulse el crecimiento regional.
La entidad reconoció que hay mejores expectativas regionales con los tipos de interés a diferencia de otras zonas.
Los petrodólares que van para cuatro años de altos volúmenes en Guyana llevarán a ese país a ser el de mejor desempeño económico no solo en toda América Latina sino en el mundo. Es el único país del globo que está experimentando una inyección sin precedentes de miles de millones por los descubrimientos petrolíferos y los trabajos de estadounidenses como Chevron y Exxon.
Por eso el Banco Mundial ve que al cierre de 2024, el país avanzará 34,3%, incluso mejor al 33% de 2023; además en 2025 ven un repunte de 16,8%.
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