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Los países enfrentarán un panorama que parece no dar tregua, una inflación alta y un crecimiento pequeño o inexistente, en el que los más pobres serán los más afectados
La semana pasada, el Banco Mundial alertó que el mundo puede estar próximo a enfrentar una nueva estanflación similar a la que se presentó por última vez en 1970. Una de sus causas, advirtió, puede ser la invasión rusa a Ucrania, que encareció los precios de la energía principalmente en Europa y por ende dificulta el crecimiento económico en esa región.
La estanflación se define como una inflación persistente en medio de un estancamiento del crecimiento, es decir, una variación mínima en la producción en comparación con el alza de precios, o incluso negativa, en la economía de los países.
Juan C. Santana, investigador y analista en economía y finanzas, cree que este es un fenómeno que puede afectar tanto a las economías emergentes, como a las desarrolladas. “No controlar la inflación implicará una destrucción de los avances en productividad, al igual que una caída en la demanda de los hogares.
Según el informe de la entidad global, esta crisis puede ser igual de problemática a la que se presentó en la década de los 70 por tres razones principales.
La crisis logística que se derivó del problema con los contenedores y la migración de varias empresas a nuevos negocios por las contingencias que trajo la pandemia consigo. Esto afectó de forma considerable la oferta y se ha identificado en mercados como el agroindustrial y de materias primas.
Lo anterior, acompañado de políticas monetarias “altamente acomodaticias” en las principales economías globales. De la que se desprendieron los auxilios y ayudas que debieron brindar los gobiernos por los problemas de pobreza y desempleo que generó la pandemia.
Y, por último, la vulnerabilidad de las economías en desarrollo que no poseen la facilidad para adoptar una política monetaria restrictiva necesaria para amortiguar el alza en los precios.
El Banco Mundial también resaltó diferencias como la actual fortaleza del dólar, contrario a lo que se presentó en 1970; y mandatos claros en los Bancos Centrales para la estabilidad de los precios, los cuales han venido estableciendo un historial creíble de cumplimiento de sus metas de inflación.
El director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial, Ayhan Kose, afirmó que las economías en desarrollo van a “tener que equilibrar la necesidad de garantizar la sostenibilidad fiscal con la necesidad de mitigar los efectos de las múltiples crisis en los ciudadanos más pobres”.
Para el primer trimestre, por ejemplo, ya en varios países europeos se comenzó a vivir este panorama. Francia, Alemania e Italia, tuvieron una variación intertrimestral en su PIB de -0,2%, 0,2% y 0,1% respectivamente.
Mientras que la variación en su costo de vida, medida en el IPC, se ubicó en 5,8% para Francia, 7,8% para Alemania y 6,3% para Italia. Entre los principales causantes del aumento del índice, está la gasolina y la energía, que por la crisis en Ucrania y el problema arraigado en la oferta, han venido elevando sus precios de forma considerable.
En contraste, el profesor de la Universidad de Columbia, y excodirector del Banco de la República, José Antonio Ocampo, afirmó que “la estanflación se analizará en cuanto a su llegada, una vez veamos los resultados de todo el semestre, no del primer trimestre. Hablar de alertas puede ser poco concreto aún”.
Juan Camilo Pardo, analista económico de Corficolombiana, dice que este suceso es factible porque estamos en un entorno complicado de inflación que no se veía hace décadas, “a esto se le suman otros factores como los trastornos en la cadena de suministro y la guerra en Ucrania y los confinamientos intermitentes en China”.
En el informe del Banco Mundial se detalla que la suspensión a las importaciones de energía de Rusia podrían empeorar las perspectivas de crecimiento en Europa. “Si el alza en el precio de los alimentos persiste, el endurecimiento de la política monetaria podría acelerarse y más personas podrían verse empujadas hacia la pobreza extrema y la inseguridad alimentaria”.
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