El BCE critica con impuesto a la banca y no descarta que se traslade al cliente

El organismo presidido por Christine Lagarde, a instancia del Banco de España, ha publicado un dictamen en el que da su opinión sobre el proyecto de nuevo gravamen aplicado a los grandes bancos españoles con el objetivo de contribuyan de manera extraordinaria en el actual entorno de dificultades económicas.

La opinión del BCE, firmada por la propia Lagarde, ataca el proyecto del Ejecutivo desde varios ángulos. Uno de éstos es la ausencia de un análisis previo sobre los impactos potenciales que un nuevo impuesto ad hoc puede tener sobre el sector. Un estudio de este tipo, a su juicio, es imprescindible para descartar posibles riesgos "para la estabilidad financiera, la resiliencia del sector bancario y la concesión de crédito", según detalla el documento, que también reclama que el diseño de la nueva tasa permita repercutir estos nuevos costes sobre los clientes para no impactar en su rentabilidad.

En su escrito, el BCE recuerda que ya emitió su opinión en el pasado sobre otros impuestos extraordinarios y que en aquellas ocasiones insistió en la idea de que el dinero recaudado se utilice para partidas presupuestarias especiales, no para la caja común, sobre todo en el caso de que estos gravámenes puedieran afectar a la rentabilidad de las entidades y, por lo tanto, a su capacidad de conceder financiación a la economía.

Dudas
Otra de las dudas planteadas por la máxima autoridad monetaria y supervisora es sobre el planteamiento mismo del nuevo impuesto, que parte de la idea segura de que los bancos españoles van a gozar de mayores ingresos fruto del nuevo entorno de tipos de interés al alza. Algo que está por ver. Como destaca el BCE, "la materialización de riesgos a la baja en el entorno actual puede reducir de manera significativa la capacidad de pago de los deudores. Por lo tanto, el efecto neto de la normalización de la política monetaria sobre la rentabilidad de las entidades de crédito podría ser posiblemente menos positivo, o incluso negativo, en un horizonte temporal prolongado", advierte.

El supervisor bancario único advierte que, con el actual articulado (que impone un gravamen del 4,8% al margen de intereses y las comisiones), el pago de este impuesto podría no ser proporcional con el nivel de rentabilidad de cada entidad. Tanto, que incluso los bancos que registrasen pérdidas tendrían que pagar este nuevo tributo, lo que daría pie a una situación en la que la resiliencia de algunos se podría ver comprometida.

"Además, la aplicación del gravamen únicamente a determinadas entidades de crédito españolas podría falsear la competencia en el mercado y perjudicar la igualdad de condiciones tanto dentro del país como en toda la unión bancaria", añade el dictamen, que apunta a que la base sobre la que se sustenta el nuevo tributo no tiene en cuenta ni el ciclo económico ni comprende los gastos de explotación.

Otro factor que provoca preguntas al BCE es la disposición encaminada a impedir que las entidades trasladen los costes del nuevo gravamen a la clientela. Dada la cantidad de elementos que pueden llevar a una subida de los precios de los servicios bancarios, el supervisor cree que será una tarea difícil trazar hasta qué punto un banco ha repercutido el impuesto o no.

A la vista de tantas dudas y potenciales riesgos, el BCE recomienda al Ejecutivo que, antes de aprobar ningún nuevo tributo al sector, lleve a cabo un análisis exhaustivo "de las posibles consecuencias negativas" para la rentabilidad y la solvencia de las entidades, así como para la competencia, de manera que no se ponga en peligro la estabilidad financiera, la resiliencia de la banca o el flujo de crédito a la economía.