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La medida no solo busca ayudar a mejorar la congestión vehicular, sino también, garantizar la calidad del aire en las ciudades latinoamericanas
La rápida urbanización de las ciudades en América Latina ha traído consigo grandes retos en materia de movilidad y sostenibilidad ambiental. Es por esto que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), presentó un documento sobre la tarificación por congestión en Ciudad de México, Bogotá y Santiago en el que concluye, entre otras cosas, que el cobro por congestión reduciría 28% el tráfico en las ciudades estudio.
Según el BID, la tarificación por congestión es ”reconocida como una poderosa herramienta de política que incide en el comportamiento, estimulando lo que es visto como beneficioso y desestimulando aquello que es considerado como destructivo” además impulsa el uso de medios alternativos de desplazamiento, como el transporte público y la bicicleta.
“El potencial de mejoramiento del tránsito en la zona estudiada en cada ciudad es significativo, y se situaría en alrededor de cinco km/h en Santiago, seis km/h en Bogotá y ocho km/h en Ciudad de México. Esto generaría una disminución diaria de 28,3%, 28,8% y 2 4,8% de kilómetros, respectivamente”, concluye el informe del BID.
La implementación de esta herramienta, en ciudades como Bogotá, Ciudad de México y Santiago, implica la revisión de factores económicos y sociales como: la inversión en infraestructura vial, la calidad de las mismas, los incrementos en las tarifas del viaje, los costos de vida, el apoyo del gobierno a los subsidios transporte y en general, si los habitantes pueden o no pagar las nuevas tarifas.
Para expertos y analistas, como Ávaro Rodríguez, consultor en transporte de la Universidad de los Andes, la implementación de cobros por congestión podría ser la solución parcial para reducir las emisiones de agentes contaminantes y los tiempos de viaje.
El estudio del BID muestra que en Santiago de Chile se estima un promedio de 629.000 viajes diarios, solo en los 15,7 kilómetros seleccionados para el estudio; en Ciudad de México se mueven 507.000 vehículos día en 27 kilómetros, mientras que Bogotá, siendo la más pequeña del grupo, tiene un trafico en la zona demarcada, de 348.000 motorizados.
Estas cifras en materia de trayectos recorridos, representan un costo por congestión entre US$70.571 y US$401.064 al día siendo Bogotá la que menos gasto genera y Ciudad de México a la que más le cuesta el alto índice de tráfico.
El BID propone una tarifa de US$0,33 para Bogotá, US$0,42 para Ciudad de México y US$0,94 para Santiago por kilómetro recorrido en la zona de congestión en un período de 12 horas. Así, se estima que el monto de la recaudación representa 16% de los ingresos de Bogotá por concepto de impuesto de vehículos, 40% para Santiago y 97% para Ciudad de México.
Este valor en Bogotá, donde no hay sistemas de financiamiento y la estructura vial es de alto costo, el potencial del recaudo no es muy significativo, diferente al caso de Ciudad de México y Santiago, donde el impuesto si abriría espacio para cubrir o ampliar los subsidios del sistema de transporte o financiar nueva infraestructura.
Pese a esto, en Bogotá se han venido adelantando medidas como el pico y placa solidario, que según la Secretaría de Movilidad, corresponde al mismo cobro por congestión y busca que los ciudadanos contribuyan en favor de la congestión.
“En el momento se están haciendo regulaciones alternativas para complementar el cobro por congestión, como la redistribución del espació público para implementar parqueos en calle, con cobros y con zonas establecidas”, aseguró Nicolás Estupiñán, secretario de Movilidad de Bogotá.
Retos en materia tecnológica para la región
Las tecnologías para la recaudación y el control de la tarificación por congestión están disponibles en el mercado y, como lo muestran algunos estudios recientes, son costeables dentro del marco tarifario calculado para internalizar los costos de congestión. Se recomienda implementar una tecnología mixta, entre reconocimiento por vídeo y cobro a flujo ininterrumpido mediante transponedores y pórticos (Dsrc).
El costo del sistema base para operar este esquema ronda los US$6 millones y el costo unitario por punto de cobro es de US$380.000.
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