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Según un informe del Observatorio de la OIT, durante el segundo semestre del año se perdieron 495 millones de empleos
Entre enero y septiembre de este año, la pandemia de Covid-19 ha dejado propició una caída de 10.7% de los ingresos laborales en el mundo a 3.5 billones de dólares, advirtió la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En promedio y de forma acumulada, durante los tres trimestres de lo que va del 2020 se ha perdido el equivalente a 333 millones de empleos de tiempo completo, lo que representa una caída de 11.7 por ciento.
Hasta ahora, el segundo trimestre del año ha sido el más difícil, según el último reporte del Observatorio de la OIT: El Covid-19 y el mundo del trabajo. De abril a junio desaparecieron 495 millones de puestos de trabajo.
Y si el panorama luce ya desalentador, el organismo presenta además un “escenario pesimista”, donde prevé que entre octubre y diciembre podría haber una merma de 515 millones plazas de trabajo a nivel global. Pero para no ser agorera, agrega un “escenario optimista”, en el que la pérdida sería de 160 millones de empleos, cifra similar a la que se tuvo de enero a marzo, siempre y cuando los rebrotes del nuevo coronavirus estén contenidos.
Ésta es la sexta edición del observatorio, y en cada entrega el cálculo de los daños en el mercado laboral ha ido en aumento. Inició en marzo con una previsión de entre 5.3 millones menos fuentes de trabajo, en el “caso más favorable”, a 24.7 millones, en el “más desfavorable”.
En la mayoría de los reportes señala al continente americano como la zona más afectada. En el primer trimestre del año, cuando iniciaban los contagios en este continente, fue la tercera región más afectada, con 3% menos horas trabajadas. Asia y el Pacífico, con una caída de 7.3%, era la primera.
Pero para el tercer trimestre del año, “las Américas”, como lo denomina la OIT, reporta una disminución de 19.8% horas de trabajo, y Asia y el Pacífico, 15.2% menos. Además, destaca que se “confirma que las pérdidas de empleo son mayores para las mujeres que para los hombres”.
Respecto de los ingresos laborales, destaca la OIT, la caída se debe a la disminución de horas de trabajo, suspensión sin goce de sueldo y desempleo.
Sin embargo, el mayor impacto, expresa, se debe a la salida masiva de trabajadores de la población ocupada hacia la inactividad.
La caída en este indicador, que abarca las remuneraciones de los asalariados y una parte de los ingresos de los trabajadores independientes, es de 10.7%, lo que equivale a una disminución de 3.5 billones de dólares. La región más afectada ha sido el continente americano, con una pérdida acumulada entre enero y septiembre de 12.1% en las percepciones de la fuerza laboral, seguida de África y Europa, con reducciones de 10.7 y 10.6%, respectivamente.
Pero yendo más a detalle, la caída de ingresos es más marcada en la región de América Latina y el Caribe, con una caída de 19.3%, equivalente a 495 millones de dólares. En tanto, la caída del empleo fue de 20.9%, lo que es igual a unos 50 millones de puestos de trabajo menos.
Incentivos fiscales: eficacia
“Al tiempo que redoblamos esfuerzos para vencer al virus, debemos adoptar medidas a escala lo antes posible para paliar sus efectos en los planos económico, social y laboral. En particular, fomentar el empleo y la actividad empresarial y garantizar los ingresos”, expresó Guy Ryder, director de la OIT.
El reporte incluye cinco medidas clave para aminorar la crisis laboral, una de ellas son los estímulos fiscales. El organismo examinó qué sucede en los países que redujeron el pago de impuestos u otras medidas de apoyo para las empresas en crisis por el Covid-19, y los resultados fueron que por cada punto porcentual de apoyo respecto del Producto Interno Bruto (PIB) se atempera 0.8% el avance del desempleo.
Y pese a que han mostrado cierta eficacia, estos apoyos gubernamentales se concentran en las naciones de altos ingresos. Lo que sucede, explica la institución internacional, es que los países en desarrollo tienen una “limitación de recursos para financiar esas medidas”.
Para que estas naciones también pudieran reducir 0.8% la caída del empleo en la pandemia tendría que invertir en conjunto 982,000 millones de dólares. La segunda medida que recomienda la OIT es equilibrar las políticas sanitarias con las económicas y sociales. Sobre todo, en esta etapa, en la que muchos países tienen rebrotes.
Como tercera estrategia sugiere que las intervenciones políticas vayan acorde con lo que sufre el mercado laboral. El desafío es mantener respuestas políticas para contrarrestar “la creciente pobreza, la desigualdad, el desempleo y la exclusión”.
La cuarta medida es focalizar apoyos para los grupos más vulnerables: migrantes, mujeres, jóvenes y trabajadores informales. En quinto lugar: impulsar el diálogo social, para construir soluciones en conjunto a la crisis, “particularmente ante desafíos que se han vuelto cada vez más complejos”.
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