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El sumo pontífice pidió perdón por lo que ha sido catalogado “genocidio cultural”. El estado ha pagado más de US$4.800 millones
El viaje apostólico número 37 del Papa Francisco pasará a la historia como uno de los más difíciles de su pontificado. De ahí que desde antes de abordar el avión que lo trajo a Canadá, lo describiera como una ‘peregrinación penitencial’. Un calificativo aplicable no solo a lo doloroso del tema principal de su visita, sino también a la dificultad física que vive el máximo líder de la Iglesia Católica, quien, como consecuencia de los serios problemas de rodilla, tuvo que cancelar sus visitas a Líbano, República Democrática del Congo y Sudán del Sur.
El Canadá era un viaje inaplazable. Desde el pasado abril, cuando líderes de los pueblos indígenas, conocidos como los First Nations (Primeras Naciones), lo visitaron en Roma, Francisco se comprometió a venir al país, y dese aquí, pedir perdón por la participación de la Iglesia Católica en lo que ha sido catalogado un "genocidio cultural". Desde 1980 y durante todo un siglo, más de 150.000 niños indígenas fueron separados de sus familias y forzados a asistir a escuelas residenciales. Allí, se les obligó a abandonar sus costumbres, sus lenguas, y sufrieron maltratos físicos que terminaron en la muerte de más de 4.100 niños. La iglesia operaba 66 de las 139 de estas escuelas del sistema, la última de ellas cerrada en 1996.
“Pido perdón humildemente por el mal cometido por tantos cristianos contra los pueblos indígenas”, expresó Francisco durante el primer evento público de su visita, titulada ‘Walking together’. Ante sobrevivientes de estas escuelas, ofreció, además, comenzar el camino hacia la reparación. "Nada puede borrar la violación de la dignidad, los males sufridos y la confianza traicionada. Y tampoco debe borrarse nunca la vergüenza de nosotros, los cristianos. Sin embargo, es necesario volver a empezar", dijo el Papa, quien hizo todas sus intervenciones en español.
Las Primeras Naciones, representadas por George Arcand Jr., uno de los ocho jefes de los pueblos indígenas de Canadá, reconoció el valor de la visita y el mensaje del sumo pontífice. “El Papa Francisco ha mostrado gracia. Él puede liderar el cambio para su gente. Estamos listos para caminar junto a ellos hacia la reconciliación”, señaló el líder. El primer ministro, Justin Trudeau, se unió a ese objetivo. “Nadie debe olvidar lo ocurrido en las residencias escolares a lo largo del país, y tenemos que trabajar para que esto no vuelva a ocurrir. Juntos, con espíritu de reconciliación y sanación, construiremos un mejor futuro”, afirmó el mandatario.
Si bien el exterminio cultural era ya conocido, y desde hace algunos años Canadá viene transitando el camino de la reconciliación, al punto que en el 2008 el entonces primer ministro, Stephen Harper, emitió la primera disculpa pública, el horror de lo ocurrido sigue dejando huella. El año pasado se descubrieron más de mil tumbas sin marcar en lugares donde operaban este tipo de internados. 751 de ellas estaban en la provincia de Saskatchewan y 397 en British Columbia.
Ahora que la disculpa papal ha llegado, las Primeras Naciones han hecho dos peticiones. La primera, el retorno de las piezas indígenas que hacen parte del Museo Etnológico Misionero, ubicado dentro de los Museos Vaticanos, y que fue promovido por Pío XI, quien en 1925 organizó dicha exposición para mostrar el alcance global de la Iglesia a través evangelización a esos pueblos. La segunda, la anulación de la llamada ‘Doctrina del Descubrimiento’. Este es el punto más trascendental.
Dicha doctrina, aún vigente, está sustentada en dos bulas papales emitidas en 1455 y 1493 por Nicolás V y el Alejandro VI. Este último más conocido por su nombre de pila, Rodrigo Borgia. Es considerada la bendición de la Iglesia para la apropiación de territorios indígenas en África y América por parte de los exploradores europeos.
Si bien en la práctica su revocatoria no tendría impacto jurídico para una eventual devolución de territorios perdidos, si marcaría un punto de partida para que los derechos de estas comunidades sean refrendados por parte de un actor tan importante como la Iglesia Católica, pues esta sostiene que las tierras de los pueblos indígenas son tierra de nadie.
La visita de Francisco coincidió con un momento histórico en términos de representación estatal de los pueblos indígenas. Canadá es una monarquía constitucional, de ahí que mientras el primer ministro es el jefe de gobierno, el jefe de estado es la Reina Isabel II. Sin embargo, su rol lo cumple el Gobernador General, quien es nombrado por la monarca tras recomendación del líder del ejecutivo. Por primera vez este cargo es ocupado por un miembro de las Primeras Naciones, luego que de que en julio del año pasado Trudeau nominara a Mary Simon para dicha posición.
Como parte de un acuerdo de demanda que involucró al gobierno, las iglesias y aproximadamente 90,000 sobrevivientes, el estado canadiense ha pagado más de $4.800 millones en compensación a los estudiantes de escuelas residenciales. Por su parte, el otoño pasado, la iglesia anunció un nuevo plan para recaudar $30 millones en cinco años para un Fondo de Reconciliación Indígena que pagaría proyectos que apoyen la sanación y la reconciliación. Hasta antes del paso de Francisco por Canadá se habían recaudado $4.6 millones.
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