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En las últimas jornadas la moneda comunitaria ya había llegado a bajar de los US$1,01 , y ha sido esta mañana cuando sus caídas se han plasmado en un cruce de US$1,0001
Meses después de que comenzaran a aflorar las estimaciones de una posible paridad entre el euro y el dólar, las previsiones se han hecho realidad. Las dos principales divisas cotizan a la par. En las últimas jornadas la moneda comunitaria ya había llegado a bajar de los US$1,01 , y ha sido esta mañana cuando sus caídas se han plasmado en un cruce de US$1,0001, poco después de conocerse un desplome muy superior a lo esperado en el índice ZEW de confianza económica en Alemania.
Hace ya cuatro meses, poco después del estallido de la guerra en Ucrania, el euro ya se adentró en un cruce negativo con otra de las principales divisas, el franco suizo. A día de hoy cotiza aún por debajo, en 0,986 francos por euro.
Cuatro meses después, por primera vez desde diciembre de 2002, euro y dólar se equiparan en su cruce. Esta paridad es el resultado de un desplome próximo al 12% del euro en lo que va de año. En los tres últimos meses pierde más de un 7%, y las caídas superan el 4% solo en lo que va de mes.
"Las expectativas entre los analistas son que el dólar estadounidense pronto será más valioso que el euro, ya que las perspectivas económicas en Europa se deterioran, mientras que al otro lado del Atlántico, la Reserva Federal sigue totalmente comprometida con el control de la inflación mediante un endurecimiento implacable de las políticas monetarias", según apunta en su informe de hoy ActivTrades.
El reciente acelerón de los descensos coincide con el incremento de las alertas sobre la escasez energética de Europa. De hecho, el bajón de hoy del euro a US$1,0006 se registró antes de la apertura de los mercados europeos, sin datos macro o novedades monetarias que pudieran alterar su cotización.
La crisis energética se ha convertido en uno de los factores que más ha alterado la cotización del euro en las últimas semanas. El inicio en la jornada de ayer el corte en el mayor gasoducto que comunica Rusia con Alemania, por labores de mantenimiento, ha agravado las alertas sobre una escasez de energía. En principio, el suministro debería restablecerse el próximo 21 de julio, pero buena parte del mercado teme que Rusia prolongue el corte en los envíos como represalia por las ayudas europeas a Rusia.
Los analistas de Julius Baer advierten hoy sobre el periodo habitual de 10 días de cortes por mantenimiento en el gasoducto que "las cosas son muy diferentes hoy. Existen preocupaciones plausibles de que los flujos podrían no reiniciarse a tiempo ni en su totalidad".
Estas preocupaciones centran la atención de los operadores del mercado de divisas. Desde Commonwealth Bank of Australia destacan sobre la equiparación de esta mañana entre el euro y el dólar que "todos los ojos estarán puestos en si los flujos de gas ruso regresarán a través del gasoducto Nord Stream 1 después del final del mantenimiento la próxima semana", aunque hasta entonces ven difícil una remontada del euro, al señalar que "mientras tanto, las preocupaciones sobre un posible cierre de los flujos de gas ruso seguirán pesando en el euro/dólar y eso a su vez significaría que el dólar seguirá fortaleciéndose".
Los analistas de ActivTrades reconocen que "el corte total del gas ruso a Europa es ahora una perspectiva realista; un escenario que exacerbaría la actual crisis energética en el continente y aumentaría la ya alta probabilidad de una recesión en la eurozona". De acuerdo con la firma de consultoría Accuracy, "el embargo al gas ruso tendrá un efecto duradero en el crecimiento económico y la inflación", con un "impacto será mucho más significativo en Europa que en otras regiones, con un recorte del crecimiento de 1,3 puntos en 2023 y un aumento de la inflación de 1,1 puntos en el mismo año".
Un eventual cierre del grifo del gas de Rusia incrementaría el riesgo de posibles racionamientos de energía a las empresas europeas. Esta posibilidad ahondaría el bache previsto en la economía europea, y podría forzar al Banco Central Europeo a frenar antes de lo previsto las subidas de los tipos de interés que comenzará este mes de julio. El resultado, por tanto, sería un diferencial de tipos aún mayor con la Fed, debido a la mayor solvencia energética de EE.UU.
IPC de EE.UU.
La brecha entre los tipos de interés fijados por el BCE y la Fed podría variar en función de las cifras que desvele mañana la publicación del dato macro más esperado de toda la semana en los mercados financieros, el IPC de EEUU correspondiente al mes de junio.
Las estimaciones de los analistas avanza un nuevo incremento en su tasa interanual, al augurar una inflación que podría alcanzar la barrera del 9%, nuevos máximos de 40 años. Este nivel de precios mantendría la puerta abierta a una subida de 75 puntos básicos de a Fed en su reunión de julio, y a incrementos adicionales a partir de septiembre.
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