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El cierre del parlamento británico no solo es una medida calificada como “antidemocrática”
El gobierno británico suspendió la sesión parlamentaria hasta el próximo 14 de octubre, dos semanas antes de la fecha del Brexit, una medida que dificultará a los diputados impedir una salida de la Unión Europea sin acuerdo. Así se anunció ayer tras la venia de la reina Isabel II, quien aceptó la petición del primer ministro Boris Johnson, por lo que las sesiones parlamentarias serán suspendidas desde el 10 de septiembre.
“El Brexit constituye un desafío para los actores políticos británicos, tal y como hemos visto, ha generado una turbulencia sin precedentes en el ambiente político de ese país, el cual fue inmanejable para Theresa May y que ahora, está desafiando a Johnson, un líder que es más radical. Esto puede dividir aún más a la sociedad británica, ahora entre nostálgicos de la relación con Europa y los que desean tomar el rumbo de la autonomía”, dijo Fabio Sánchez, director de investigación de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda.
Más allá de ser una de los cierres del Parlamento más largos en la historia de Reino Unido desde 1945 (de cinco semanas n total), la decisión deja un impacto en la economía británica, del cual ya se han hecho algunas proyecciones oficiales.
La Oficina de Responsabilidad del Presupuesto del Reino Unido publicó en marzo un informe de proyecciones económicas, en las que aseguró que la ejecución del brexit causaría una reducción en el presupuesto de US$789,1 millones en 2019, la suma subiría a US$1.465 millones en 2020 y bajaría a US$1.200 millones en 2021. En cuanto a ingresos, la entidad estatal aseguró que el decrecimiento sería de US$360,4 millones en 2019 y US$789,1 millones en 2020.
Aunque estas son simples cálculos, que pueden llegar a cumplirse o no, son una alerta del complejo escenario que se podría presentar en una economía que no viene creciendo lo suficiente, especialmente en un momento de tensión comercial internacional por EE.UU. y China.
A comienzos de esta semana, la Ocde reveló su informe de crecimiento económico del segundo trimestre, y el país que más descendió fue precisamente Reino Unido, que registró una variación negativa del PIB de -0,2%, luego de haber estado en 0,5% en el primer trimestre de 2019. Si la cifra se observa anualizada el cambio no es mayor, pues pasa de 1,8% de crecimiento económico en el primer trimestre del año a 1,2% en el segundo trimestre.
La salida no se ve tan clara. Theresa May negoció el divorcio durante dos años con Michel Barnier en representación de los europeos, y el problema es que nada se ha aceptado, especialmente en lo que tiene que ver con la frontera de Irlanda. Esto deja muy pocas opciones para evitar el brexit duro, del cual se ha adelantado que supondría una reaparición de fronteras y aranceles.
“Las consecuencias económicas de sentirán en diversos sectores, por ejemplo, en la educación, en las empresas y la salida d e inversionistas, salvo que Reino Unido se perfile como un espacio más atractivo que otras capitales europeas, a las que ya han se han trasladado varias multinacionales. Tal vez el impacto mayor se encuentre en los precios de las compras diarias de la clase media, ya que algunos productos llegarán más costosos en ciertas épocas del año y, además, esas familias ya no podrán beneficiarse de las bondades de los diversos programas de cooperación e intercambio con la UE”, dijo Sánchez.
Los productos británicos que se vendan en Europa estarán sujetos a impuestos como los de cualquier otro país y los productos europeos que ingresen a Reino Unido también lo harán con altos aranceles y revisiones aduaneras, lo que podría causar embotellamientos en los puertos. Sin embargo, el gobierno británico ha dicho que en un principio no se aplicarán tarifas en 87% de los productos europeos que llegan a Reino Unido.
“Si bien ya se tomó la decisión de salir del bloque, esto trae costos económicos muy altos para quienes invirtieron en el Reino Unido, y viceversa, porque de alguna manera se genera una ruptura muy fuerte y abrupta que no les permite libre tránsito a los mercados, lo que quiere decir que la economía tiene una gran afectación” aseguró Fabián Acuña, investigador del Observatorio de reformas políticas en América Latina de la UNAM.
El cierre del Parlamento deja dos escenarios muy positivos para Johnson: evita que se debata a fondo las cláusulas del brexit y la opción de activar una moción para su destitución.
La oposición ya está anunciando su desacuerdo pues calificó la medida de antidemocrática. De hecho, su líder, Jeremy Corbyn, reprochó a la reina Isabel II que “no es aceptable” suspender la actividad. Lo que queda es esperar hasta el 14 de octubre, cuando se abra de nuevo el período de sesiones, y aprovechar los días antes de la celebración del Consejo Europeo que se hará el 17 y 18 de octubre.
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