El efecto económico de tres años de legalización de marihuana recreativa en Canadá

Tras la legalización de la marihuana recreativa el 17 de octubre de 2018, el balance en términos del negocio bien podría resumirse en alta producción y baja demanda. Las ventas de cannabis seco representan tan solo 20% del inventario disponible. Una sobreoferta explicada principalmente por la explosión de licencias desencadenada tras la despenalización, y que hoy se refleja en la existencia de 776 productores legales.

En estos tres años se han vendido más de US$$4.800 millones en productos hechos a base de cannabis y se han recaudado cerca de US$1.000 millones en impuestos provinciales y regionales.

En este lapso, se han abierto 2.652 tiendas, es decir, dos por día desde la entrada en vigencia de la norma.

Se trata de una cifra que, para algunos, comienza a mostrar una saturación del mercado en algunas ciudades del país, donde ciertos retailters han optado por cerrar, dada la alta competencia y alegando dificultades para operar.

A diferencia de lo que sucede en Estados Unidos, donde a nivel federal la venta de marihuana con fines recreativos está prohibida, pero es legal en ciertos estados, en Canadá la despenalización abarca todo el territorio.
Sin embargo, para acceder a la banca, los involucrados en el negocio enfrentan problemas similares a los que puede tener un comercializador legal en California, ya que la gran mayoría de bancos que operan en este país tienen presencia en el mercado estadounidense.

De acuerdo con la Asociación Canadiense de Minoristas de Cannabis, a 50 de sus 52 miembros en la provincia de British Columbia se les ha negado el acceso a los bancos tradicionales, teniendo por ello que recurrir a las cooperativas de crédito locales.

“Ni siquiera estamos hablando de préstamos o tarjetas de crédito. Estamos hablando de servicios financieros muy básicos, como una cuenta corriente. Mis asociados todavía están luchando, tres años después de la legalización en Canadá", señaló Jaclynn Pehota, directora ejecutiva de la agremiación.

Pero si bien en lo que tiene que ver estrictamente con el negocio las cifras confirman que hubo una sobreestimación del mercado, y por ende no se han obtenido las millonarias ganancias proyectadas años atrás, el último estudio hecho por Deloitte sobre el consumo de marihuana recreativa en Canadá revela avances en materia de salud pública por cuenta de que el mercado regulado le ha venido ganando buena parte del terreno a los distribuidores ilegales.

Según dicha encuesta, 54% de los consumidores existentes solo compran en fuentes legales. 26% alterna entre el mercado regulado y el ilegal, y 12% acude netamente a vendedores ilegales, mientras que el 8% restante no especifica de donde la obtienen. Pese a que estas cifras son positivas, la Asociación de Comercializadores Legales de Cannabis de Ontario sostienen que 55% de las ventas en esta provincia, la más poblada del país, ocurren en el mercado ilegal.

A pesar de que la industria ha logrado un progreso significativo en la reducción del mercado ilícito, el diferencial de precios continúa siendo la principal causa por la que 70% de los compradores en fuentes ilegales no hacen su tránsito hacia el mercado formal. Sobre este punto podría haber cambios importantes, ya que la norma entrará a ser revisada por el gobierno. La tasa impositiva vigente es un dólar por cada gramo, productores y comercializadores legales claman por una reducción de tarifas en impuestos a fin de ganar competitividad frente al mercado ilegal.

“Pedimos a los gobiernos que se unan con energías renovadas y adopten las reformas necesarias para cumplir la promesa sanitaria, social y económica de la legalización del cannabis", dijo George Smitherman, presidente del Cannabis Council of Canada.

Al final de este año la industria espera que las ventas de marihuana recreativa legal sumen cerca de US$3.200 millones, lo que marcaría un nuevo hito. En materia de salud pública, se estima que el consumo no se ha incrementado de forma considerable, sin embargo, el Gobierno está ad portas de revelar su primer gran estudio sobre el impacto de la despenalización, y a partir de este se podrían realizar reformas a la ley aprobada tres años atrás.