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Los dos magnates se enfrentan por el futuro de Mediaset, la emisora italiana que Berlusconi fundó y controla
El exprimer ministro italiano Silvio Berlusconi y el multimillonario francés Vincent Bollore se enfrentan otra vez en una batalla por liderar la carga del sur de Europa contra Netflix.
Bollore, controlador del conglomerado de medios Vivendi, perdió el primer round contra Berlusconi en 2017, pero está en mejor posición para mejorar en el segundo.
Los dos magnates se enfrentan por el futuro de Mediaset, la emisora italiana que Berlusconi fundó y controla. La empresa con sede en Milán prevé fusionarse con la filial Mediaset España Comunicación y reubicarse en Países Bajos. La operación consolidará el control que Berlusconi, de 82 años, y su familia, a través del vehículo de inversión Fininvest, ejercen al otorgarles derechos de voto adicionales en la nueva compañía, que se llamará MediaForEurope.
Es una iniciativa que Bollore, de 67 años, debe estar renuente a permitir. Vivendi es dueño del 29% de Mediaset y planea oponerse a la operación en una votación de accionistas que se celebrará el 4 de septiembre, ya que reducirá aún más su influencia, informó el miércoles Bloomberg News. Mientras Berlusconi necesita una mayoría de dos tercios para que se apruebe la fusión, Vivendi solo puede ejercer el 9,6% de los derechos a voto porque la mayoría de sus acciones están en un fideicomiso independiente como resultado de una reprimenda del regulador italiano en 2017, la derrota inicial de Bollore a manos de Berlusconi.
Por suerte Vivendi tiene otra fuente de influencia. La operación no se concretará si los accionistas que poseen más de 180 millones de euros en títulos ejercen un derecho a retiro, por el cual Mediaset debe pagar a los inversionistas que se opongan a la fusión un precio fijo por sus acciones. Incluso si Vivendi ejerciera los derechos correspondientes a su participación directa de 9,6%, ello se traduciría en más de 300 millones de euros y frustraría los planes de Berlusconi.
Puede que le dé a Bollore la ventaja que necesita para cumplir con una meta pensada hace mucho tiempo: crear una empresa de contenidos en el sur de Europa que pueda competir de mejor manera con Netflix. Hacerlo probablemente significaría salir perdiendo tras la venta de la participación, pero la amenaza podría obligar a Berlusconi a volver a sentarse a negociar para forjar alguna suerte de alianza que reúna contenidos de Vivendi y Mediaset. Después de todo, la fusión de Mediaset y su filial española tiene una intención similar, crear un nuevo gigante de contenidos en video.
Así es como en primer lugar se hizo con una parte de Mediaset. En 2016, se retiró de un acuerdo para comprar Mediaset Premium (el brazo de televisión pagada que desde entonces fue vendido a la unidad Sky de Comcast) a cambio de unos 800 millones de euros, y optó por comprar acciones en la empresa matriz. Como Vivendi es también el mayor accionista de Telecom Italia, el regulador de telecomunicaciones de Italia exigió a la compañía francesa desprenderse de la mayoría de sus derechos de voto en Mediaset, señalando que participación en las dos firmas infringía las normas sobre concentración de medios y propiedad de empresas del sector.
Bollore terminó con participaciones en dos empresas italianas con un valor combinado de 3,200 millones de euros en las cuales tiene poca influencia. También sufrió una derrota irritante a manos de Elliott Management por el control de Telecom Italia el año pasado. Ahora tiene una oportunidad de salvar parte de los planes que lo metieron en este lío.
Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.
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