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El operador de la red eléctrica de Texas advirtió de una posible emergencia a principios de mayo
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Un nuevo estudio sugirió que de 50.000 personas afectadas, al menos 80% sufrieron cortes de electricidad por frío o calor extremo
Durante décadas, los residentes de la zona este de Queens, en Nueva York, se han quejado de que tienen más probabilidades de quedarse sin electricidad cuando se producen fenómenos meteorológicos extremos, aunque las luces de otras partes de la ciudad permanezcan encendidas.
Un nuevo estudio que analiza los cortes de electricidad en todo el estado de Nueva York sugiere que tienen razón. Su conclusión más general -que distintas zonas, incluso dentro de un mismo barrio, pueden ser más vulnerables a los cortes de luz- no se limita solo a Nueva York.
"Nos centramos en el estado de Nueva York, pero los apagones son un problema creciente en todo el país", afirma Nina Flores, estudiante de doctorado de la Universidad de Columbia y autora principal del estudio, publicado el miércoles en PLOS Climate. Señala tanto el envejecimiento de la red eléctrica del país como los daños causados por las tormentas, cada vez más graves debido al cambio climático.
Según otro análisis publicado el mes pasado por el grupo de investigación sin ánimo de lucro Climate Central, entre 2014 y 2023 se producirán en EE.UU. el doble de apagones relacionados con el clima que en la década anterior. En todo el país, alrededor de 80% de los cortes de electricidad que afectaron al menos a 50.000 personas se debieron a las condiciones meteorológicas, según el informe.
Los ejemplos de cortes relacionados con el tiempo están por todas partes. En 2021, los efectos de la tormenta invernal Uri provocaron que 4,5 millones de residentes de Texas se quedaran sin electricidad cuando las temperaturas cayeron por debajo de los 6F (-14C), algunos incluso durante cuatro días. Ese mismo año, cientos de miles de personas de Luisiana se encontraron con un calor sofocante después de que el huracán Ida dejara sin electricidad a una temperatura que superaba los 38 °C (100 °F). Ida también dejó sin electricidad a decenas de miles de personas en Nueva Jersey.
El aumento de los cortes de electricidad se produce cuando Estados Unidos se embarca en una transición energética que, con el fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, hará que la población dependa aún más de la electricidad. Al mismo tiempo, la falta de acceso a la electricidad en condiciones meteorológicas extremas -por ejemplo, la pérdida de aire acondicionado durante una ola de calor- puede hacer que el clima sea más mortífero.
"Los cortes de electricidad están dejando de ser solo un inconveniente para convertirse en algo que puede afectar a la salud de las personas", afirma Flores.
Los investigadores de Columbia se centraron en Nueva York porque el estado proporciona datos más detallados de los que suelen estar disponibles, incluido el acceso a la electricidad hasta el nivel de código postal en intervalos de aproximadamente 30 minutos. Ese nivel de especificidad "es realmente útil para estudiar algunas de las cuestiones de justicia medioambiental que teníamos relacionadas con los cortes de electricidad", afirma Flores.
En todo Nueva York, el estudio descubrió que entre 2017 y 2020 aproximadamente 40% de todos los cortes de electricidad coincidieron con casos de clima extremo, y que esos cortes no se distribuyeron uniformemente. Ciertas regiones -el este de Queens, el Alto Manhattan y el Bronx en la ciudad de Nueva York, junto con las regiones del Valle del Hudson y Adirondack- tenían más probabilidades de quedarse sin electricidad durante las inclemencias meteorológicas. Muchas de esas zonas coinciden con comunidades que ya son socialmente vulnerables.
"Se trata de comunidades que ya soportan una carga desproporcionada de exposición social y ambiental", afirma Joan Casey, profesora adjunta del departamento de servicios de salud ambiental y ocupacional de la Universidad de Washington y coautora del estudio. "Cosas como la mala calidad del aire, la falta de espacios verdes, la baja calidad del agua o las exposiciones sociales como el racismo estructural, la pobreza o las viviendas de baja calidad".
Estas vulnerabilidades dificultan la respuesta ante un apagón y tienden a empeorar la situación de quienes lo sufren. En los hogares rurales que dependen del agua de pozo, por ejemplo, perder la electricidad puede significar perder el acceso al agua, ya que los sistemas de pozos dependen de bombas eléctricas para llevar el agua al hogar.
Las personas que viven en casas mal aisladas son más susceptibles a las temperaturas extremas durante los cortes de electricidad que las que viven en viviendas de mejor calidad, señala Casey. En cambio, las personas más ricas pueden permitirse invertir en aislamiento, generadores, paneles solares y baterías de reserva para sobrellevar mejor un apagón, algo que también es menos probable que tengan que hacer.
La solución, según Casey, es que Estados Unidos mejore sus infraestructuras. "Tenemos líneas de alta tensión que necesitan modernizarse. El cableado de los edificios tiene en muchos casos más de un siglo. Tenemos un desajuste de voltajes", afirma. "Tenemos un gran número de problemas cuya solución será bastante costosa, pero es una pieza clave del problema".
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