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La amenaza del país de Sudamérica de denunciar el ACE 55 puso en evidencia un problema estructural que enfrenta la relación comercial entre ambos países: el marco jurídico que la regula
Por tercera ocasión, Brasil pidió cancelar la apertura total del comercio de automóviles con México, por lo que ambos países iniciarán negociaciones al respecto.
Las negociaciones se llevarán a cabo entre los nuevos gobiernos del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, cuyos mandatos iniciaron el primero de diciembre y el primero de enero, respectivamente.
Fuentes al tanto informaron que el proceso negociador deberá acelerarse dado que los dos países deberían regresar al libre comercio de automóviles a partir del próximo 19 de marzo, de conformidad con un acuerdo bilateral firmado en 2015.
El comercio automotriz entre ambas naciones es regulado por el Acuerdo de Complementación Económica 55 (ACE 55), que entró en vigor en 2003, eliminó los aranceles al comercio de autos entre ambos países desde 2007 y se renegoció en marzo de 2012, con el establecimiento de cupos y el compromiso de regresar al libre comercio en tres años, para luego posponerse la apertura otros cuatro años más.
Según la consultoría Iqom, la amenaza de Brasil de denunciar el ACE 55 puso en evidencia un problema estructural que enfrenta la relación comercial entre México y Brasil: el marco jurídico que la regula.
El ACE 55 es un instrumento suscrito en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi). El artículo XXIV del GATT establece que los acuerdos comerciales preferenciales deben ser de cobertura amplia, evitando la suscripción de acuerdos sectoriales.
Sin embargo, a través de la cláusula conocida como de habilitación, el GATT establece una dispensa de las obligaciones aplicables a las zonas de libre comercio, aplicable a los países en desarrollo. Aludiendo a esta dispensa, en el marco de la Aladi se han suscrito diversos acuerdos sectoriales, incluyendo el ACE 55.
Pero los acuerdos sectoriales presentan diversos problemas. El conflicto automotriz México y Brasil evidenció uno de ellos. Un acuerdo de libre comercio amplio, de cobertura universal, permite que se repartan los beneficios para las partes en diversos sectores. Los sectores más beneficiados son contrapeso de aquellos con menores resultados.
Si México y Brasil contaran con un acuerdo de libre comercio que incluyera la gran mayoría de los productos, de conformidad con el artículo XXIV del GATT, el gobierno brasileño difícilmente hubiera podido poner en la mesa la denuncia del mismo, de acuerdo con Iqom. Ello hubiera implicado, en la práctica, castigar a exportadores brasileños exitosos a México en otros sectores, para atender sus preocupaciones en el sector automotriz.
Brasil reportó 225.431 vehículos ligeros comercializados en diciembre del 2018, mostrando un crecimiento de 9,8% interanual; mientras que para el acumulado de 2018 se reportaron 2 millones 475.000 unidades, 13.8% por arriba de lo registrado en el año previo.
Por su parte, México produjo 3.908.000 vehículos ligeros (autos principalmente) en 2018, una baja interanual de 0,6%, informó la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA). Ésta fue la primera caída anual desde 2009. En cuanto a las ventas al público en el mercado mexicano, sumaron 1.421.000 unidades, un descenso de 7,1%.
En paralelo, las dos naciones mantienen negociaciones para ampliar el ACE 53, que entró en vigor en mayo del 2003 y cubre productos no automotrices.
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