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En Canadá, los ingresos del turismo y demás sectores dependientes de viajeros internacionales se han reducido en US$15.600 millones
Desde el 21 de marzo de 2020, el paso por la frontera terrestre más grande del mundo fue restringido. Desde entonces, el tránsito solo es permitido a trabajadores esenciales de la cadena de abastecimiento y a personas que por fuerza mayor requieran entrar a Estados Unidos o a Canadá. Dicha restricción, que se ha venido renovando mes a mes, parece estar lejos de ser retirada, y aún no hay cronograma estimado para la reapertura.
En un comienzo, el principal temor eran los altos índices de contagio en Estados Unidos, sin embargo, el aumento de casos en territorio canadiense genera hoy una mayor alerta. Por primera vez desde que inició la pandemia, Canadá ha registrado más casos nuevos por millón de habitantes que los detectados por su país vecino.
Esta situación está explicada principalmente por el avance en la vacunación en territorio estadounidense. Allí, 42% de la población ha recibido, al menos, una dosis contra el covid-19, mientras que 29% de los habitantes ha sido inmunizado totalmente. En el lado canadiense, estos indicadores son de 25% y 2,4%, respectivamente.
Actualmente, Canadá mantiene una de las normativas más estrictas del mundo con relación a los viajeros internacionales. Las personas que ingresen al país, nacionales o extranjeros, deben permanecer en aislamiento por 14 días. Adicionalmente, quienes ingresen por alguna de las terminales aéreas deben pasar los primeros tres días de aislamiento en un hotel seleccionado por las autoridades, cuyo costo asciende a US$1.600 por persona.
Tal normativa no ha afectado al comercio bilateral con Estados Unidos, destino de más de 70% de las exportaciones canadienses, pero se calcula que los ingresos del turismo y demás sectores dependientes de viajeros internacionales se han reducido en US$15.600 millones en un año.
Niágara, uno de los sitios más frecuentados del país por la presencia de las cataratas, recibió el año pasado solo 36% de los 14 millones de visitantes que habitualmente alberga. En esa zona, la esperanza de reactivación recae en la vacunación y las pruebas rápidas en la frontera.
“Eso dará toda la confianza para viajar y volver a experimentar lo que estamos acostumbrados”, aseguró Janice Thomson, presidenta de la asociación Turismo de las Cataratas del Niágara.
Este tema se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para el gobierno federal. Por un lado, el sector turismo y de negocios pide que se dé claridad sobre el plan de reapertura de la frontera, y que se flexibilicen los requisitos. Por el otro, el partido conservador, que lidera la oposición, exige aún más controles.
“El gobierno necesita asegurar la frontera deteniendo los vuelos desde todos los países del ‘hotspot’ y, quizás, todos los viajes internacionales temporalmente hasta que podamos rectificar y hacer más segura nuestra frontera”, insistió el líder conservador Erin O’Toole.
Aunque es claro que las restricciones están justificadas por la necesidad de controlar la propagación del virus, también es cierto que el cierre de la frontera terrestre y las restricciones a quienes viajan por avión están teniendo un impacto importante para la economía.
Los viajes de negocios, bien sea para cerrar tratos o verificar de primera mano la calidad de los procesos, prácticamente se han acabado. Los compradores internacionales no están dispuestos a alargar dos semanas un viaje que antes hacían en dos o tres días. De igual forma, los ejecutivos y empresarios canadienses han tenido que reducir a su mínima expresión estos desplazamientos, pues las medidas también aplican para ellos una vez regresan al país.
Este impacto, lejos de afectar solamente a la economía canadiense, también estaría teniendo una repercusión en el resto del globo. Un estudio realizado recientemente por la Universidad de Harvard, y liderado por el profesor Ricardo Hausmann, encontró que si Canadá dejara de enviar viajeros de negocios por todo un año, la pérdida para la economía global sería de 1,23%, un impacto mayor al que tendría el PIB mundial si Estados Unidos tomara la misma decisión, ya que, para ese caso, la reducción en la economía equivaldría a 1,07%.
Por ahora, Canadá espera avanzar en la vacunación a un mayor ritmo y llegar a la cobertura universal al final del verano.
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