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Casi 30% de uruguayos vive en un hogar donde al menos uno de sus integrantes está inserto en el mercado de trabajo de manera informal.
l Índice de Pobreza Multidimensional mide privaciones de hogares uruguayos en cinco áreas clave: educación, vivienda, servicios, protección social y empleo
¿Qué es la pobreza? La pregunta es simple, la respuesta no tanto. Los orígenes del término varían en cada lengua: el que tiene “poco”, el que “carece de medios”, el que está “marginado”. Y son esas propias definiciones, complementarias, las que complejizan qué se considera (y cómo se mide) un pobre.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) venía midiendo la pobreza por ingresos. Es una práctica extendida y que clasifica como pobre a aquellos que no alcanzan determinado límite monetario en “x” tiempo. Es cuestión de dinero. Esta medición es pertinente cuando se tiene que focalizar a quién le corresponde una transferencia monetaria del Estado: ¿quién precisa más el dinero?
Pero hay otra medición de la pobreza que va a lo estructural, un índice que va más allá de dinero y deja al descubierto los problemas que tiene el país: ¿cuáles son las dificultades que tiene la población para llevar a cabo su proyecto de vida? Una persona con escasa educación, viviendo en un asentamiento hacinado y que trabaja en la informalidad sin aportes a la seguridad social: ¿es pobre aunque sus ingresos mensuales superen lo básico como para comprarse unas canastas de alimentos?
Por eso la pobreza monetaria y la multidimensional se complementan.
Ambas sirven y no son comparables. Aunque a la vez dejan al descubierto cómo la definición más amplia de pobreza, esa que va más allá del dinero, hace que se duplique la cantidad de uruguayos que se definen como pobres.
El INE presentó este miércoles los primeros resultados del Índice de Pobreza Multidimensional (IPM).
Este índice tiene por objetivo captar las privaciones que enfrentan los hogares uruguayos en cinco dimensiones claves: educación, condiciones habitacionales, servicios y bienestar de la vivienda, protección social y empleo.
Cada una de estas dimensiones se compone de tres indicadores, sumando un total de quince indicadores, cada uno con la misma ponderación.
Para ser considerado pobre multidimensionalmente se debe tener cuatro o más privaciones, independientemente de la dimensión a la que corresponda, según el INE.
Los principales resultados para el total del país indican que en 2024 18,9% de las personas son pobres, según el método multidimensional, y sufren, en promedio, 33,7% de privaciones.
Esto significa que las personas que son multidimensionalmente pobres en Uruguay, en promedio están privadas en al menos cinco de los quince indicadores que tiene la medición, explicó la Directora de la División de Estadísticas Sociodemográficas del INE, Andrea Macari.
Los resultados por región dicen que en Montevideo la pobreza multidimensional es de 15,1%, y trepa a 21,4% en los departamentos del interior. En tanto, que la intensidad es similar en el conjunto del territorio, con 34,5% en la capital y 33,4% en el interior del país.
Otros datos de la medición muestran que 46% de la población uruguaya vive en un hogar donde al menos uno de sus miembros mayores de 18 años tiene carencia en años de escolarización. Y que 17,5% tiene una carencia en este indicador y es además multidimensional pobre.
Dentro del indicador de informalidad, casi 30% de uruguayos vive en un hogar donde al menos uno de sus integrantes está inserto en el mercado de trabajo de manera informal. Y hay 13% de uruguayos que además de tener esta dificultad de empleo, es multidimensionalmente pobre.
En materia de condiciones habitacionales, 17,4% de la población vive en hogares donde existen carencias en la materialidad de la vivienda, y hay 11,2% que además de padecer esta privación, es multidimensionalmente pobre, explicó Macari.
“Los años de escolarización, la informalidad y la materialidad, y los problemas de la vivienda son los aspectos que más inciden”, dijo Macari durante la presentación de los resultados.
El cruzamiento de datos entre el IPM y el método para la estimación de pobreza monetaria con datos de 2023, dice que 7,4% de los uruguayos son pobres desde el punto de vista multidimensional y desde el punto de vista del ingreso.
Esto se podría denominar como un “grupo más duro de la pobreza” porque son pobres por ambos métodos, según Macari. Implica que no tienen un ingreso suficiente como para acceder a una canasta de bienes y servicios determinada, y tienen además carencias estructurales importantes.
Otro dato a destacar es que en 2023, 13,3% de la población tenía carencias estructurales, pese a que no es captada como pobre desde el punto de vista del ingreso.
El IPM y la pobreza monetaria son medidas distintas, ya que capturan diferentes aspectos de la pobreza. Mientras que la pobreza monetaria se basa en el nivel de ingresos de los hogares, el IPM identifica carencias en las dimensiones seleccionadas.
Por esta razón, los resultados de ambas mediciones no son directamente comparables, dado que una persona puede no ser pobre en términos de ingresos, pero sí enfrentar privaciones en otras áreas clave, o viceversa.
“Esto va a mover un poco el foco. Nos va a dar una visión global y afortunadamente para el país le vamos a dar tareas a muchos. Vamos a tener una mirada más estructural, vamos a mirar realmente a cosas que van a ser más difíciles de cambiar. No va a bastar con aumentar un poco las transferencias y sacar rápidamente a muchos hogares de la pobreza”, dijo el director del INE, Diego Aboal durante la presentación del índice.
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