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Trump habría cuestionado con lenguaje soez que el país recibiera inmigrantes.
Desde que estaba en campaña presidencial, Donald Trump ha manifestado su desacuerdo con las políticas migratorias de Estados Unidos y en muchas ocasiones ha dicho que reformará las leyes para deportar a los inmigrantes ilegales, sin importar el tiempo que lleven viviendo en el país ni si sus hijos son estadounidenses.
Esta semana, por ejemplo, señaló de injusto al sistema judicial del país norteamericano, porque un juez federal bloqueó su decisión de acabar con el programa migratorio Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (Daca, por sus siglas en inglés), el cual protege de la deportación a los inmigrantes ilegales que llegaron a Estados Unidos cuando niños.
A esta polémica se suman las supuestas declaraciones que Trump habría hecho el jueves, cuando en una reunión en la que los senadores Dick Durbin y Lindsey Graham le informaban de un nuevo proyecto de ley de inmigración, cuestionó con palabras soeces por qué Estados Unidos querría recibir inmigrantes provenientes de países latinoamericanos, como El Salvador, y naciones africanas.
Para Luis Madrid, profesor de la Universidad Sergio Arboleda, la suspensión de programas como el Daca tendría un impacto en la fuerza laboral estadounidense, pues los beneficiarios son jóvenes que están integrados al sistema.
“Otro sector preocupado por lo que pueda pasar con el programa es el educativo, ya que muchos de los jóvenes que lo integran están estudiando carreras técnicas y profesionales”, apuntó.
En el último reporte de economía multicultural de la University of Georgia Terry College of Business, se da a conocer que, en 2016, de los US$13,9 billones en los que está estimado el poder adquisitivo de Estados Unidos, US$2,2 billones provendrían del poder económico de afroamericanos, asiáticos y nativos americanos.
En el caso de los hispanos que viven en Estados Unidos, el reporte señala que el poder adquisitivo de este grupo llegó a US$1,4 billones en 2016, por lo que no solo es cerca de 10% del poder económico estadounidense, sino que es mayor al producto interno bruto (PIB) de México. Además, si fuera un país, ocuparía el puesto número 15 de las economías más grandes del mundo.
“El Daca tiene problemas legales porque fue creado por una orden presidencial de Obama, pero acabarlo traería pérdidas a la fuerza laboral y a la economía”.
“El problema de no renovar la aplicación de los dreamers y deportarlos es que ellos ya aportan al sistema estadounidense, pues han trabajado legalmente”.
Por otro lado, Óscar Medina, profesor de la Universidad Eafit, señaló que el efecto de la deportación de inmigrantes ilegales se sentiría en los sectores productivos en los que ellos son mayoría.
“Hay empleos en los que ningún o muy pocos estadounidenses trabajan, como en construcción, limpieza o cocina. Una deportación masiva dejaría al país sin trabajadores para estos sectores”, explicó.
Por último, vale la pena mencionar que según el Servicio de Inmigración y Aduanas (CIE, por sus siglas en ingles), deportar a 240.000 personas costó US$3.200 millones.
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