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La presencia de Musk en su círculo íntimo podría proporcionar una fuerza moderadora poco común entre el universo de asesores
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se dispone a designar a dos hombres con un historial de duras críticas a China para ocupar puestos clave en su administración, una señal de que los lazos entre las superpotencias podrían deteriorarse aún más en los próximos años.
El senador Marco Rubio, que ha adoptado una postura agresiva ante el surgimiento de China como potencia económica, se convertirá en el primer secretario de Estado en funciones que ha sido sancionado por Pekín, lo que añadirá nuevas turbulencias a una tensa relación.
El representante de Florida Mike Waltz, que en 2021 declaró que Estados Unidos estabaen “una guerra fría con el Partido Comunista chino”, está en la línea para convertirse en asesor de seguridad nacional.
Elise Stefanik, nominada por Trump como embajadora de EE.UU. ante las Naciones Unidas, también se ha pronunciado abiertamente sobre China. Una de sus prioridades cuando era congresista por Nueva York era contrarrestar las amenazas económicas y de seguridad nacional que plantea el “gobierno comunista chino”.
El surgimiento de este grupo de duros críticos de China da una idea de la dirección que tomará el próximo mandato de Trump, después de que el republicano amenazara durante su campaña con aplicar un arancel de 60% a los productos chinos.
Los economistas sostienen que eso diezmaría el comercio entre las mayores economías del mundo, asestando un duro golpe a Pekín justo cuando las autoridades implementan un importante paquete de estímulos para apuntalar la tambaleante economía del país.
“Trump está reuniendo a un equipo de política exterior repleto de políticos duros con China que preocupará a los líderes en Pekín”, advierte Neil Thomas, investigador de política china del Centro de Análisis de China de la Asia Society Policy Institute.
“Xi Jinping puede volverse más paranoico sobre las intenciones de EE.UU. y sentirse obligado a emprender demostraciones de fuerza más fuertes que aumenten las tensiones bilaterales”.
La inquietud sobre el futuro de la relación de China con EE.UU. ya se está reflejando en el mercado. Las acciones chinas que cotizan en Hong Kong cayeron el martes, y el índice Hang Seng China Enterprises perdió más de 3% para ampliar la pérdida de 1,4% de la sesión anterior.
“Esto subraya la alta probabilidad de que Trump cumpla su promesa de campaña de imponer aranceles punitivos a las exportaciones de China a EE.UU.”, afirmó Homin Lee, estratega macro sénior de Lombard Odier, sobre los nombramientos informados.
Trump no estaría rodeado únicamente de funcionarios de línea dura.La presencia de Elon Musk en su círculo íntimo podría proporcionar una fuerza moderadora poco común entre el universo de asesores de Trump sobre China.
El multimillonario director ejecutivo de Tesla tiene amplios intereses comerciales en la nación asiática, su empresa fabrica la mitad de sus vehículos eléctricos en China, y es cortejado allí habitualmente por altos líderes, incluido el primer ministro Li Qiang, leal a Xi desde hace mucho tiempo. El voluble Trump también podría cambiar de opinión sobre los nombramientos en el último minuto.
El máximo líder chino ya felicitó a Trump por su regreso a la Casa Blanca, en una señal de que el gobernante Partido Comunista quiere mantener la cordialidad. También se espera que Xi se reúna con el presidente saliente, Joe Biden, esta semana en Perú en una cumbre de líderes de la región Asia-Pacífico, lo que brindará a Pekín la oportunidad de transmitir algún mensaje a la próxima administración.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Lin Jian, dijo el martes en una conferencia de prensa regular en Pekín que no tenía comentarios sobre la ola de nombramientos anunciados. “La política de China hacia EE.UU. es coherente y clara”, añadió.
Rubio se encuentra entre un puñado de funcionarios estadounidenses contra los que China tomó la inusual medida de sancionar dos veces en 2020, cuando las tensiones aumentaron durante el intento de la primera administración Trump de castigar a Pekín por su gestión de Hong Kong y Sinkiang.
Rubio patrocinó un proyecto de ley que intentaba impedir la importación de bienes fabricados por la minoría étnica uigur de China, que Biden posteriormente promulgó.
Meses después de las sanciones a Rubio, el secretario de Estado saliente, Michael Pompeo, fue objeto de restricciones similares justo en el momento de la toma de posesión de Biden, una medida considerada un golpe simbólico.
Las relaciones entre EE.UU. y China se han estabilizado desde que un supuesto globo espía chino que cruzó EE.UU. hizo que los lazos se deterioraran aún más a principios del año pasado,con una oleada de compromisos diplomáticos que ayudaron a ambas partes a gestionar las diferencias.
La decisión de Trump de nombrar a Rubio, que compitió con él en 2016 por la nominación republicana, podría socavar esa estrategia, si se prohíbe la entrada al país asiático al principal diplomático de EE.UU.
El anterior ministro de Defensa de China, Li Shangfu, se enfrentó a un dilema similar, tras ser elevado a ese cargo mientras era sancionado por EE.UU. Li se negó a mantener conversaciones con el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, hasta que se levantaran dichas medidas, aunque los funcionarios estadounidenses afirmaron que las restricciones no impedían dicha reunión.
El ascenso de Rubio sería “una pesadilla hecha realidad” para Pekín, según Zhu Junwei, ex investigador del Ejército Popular de Liberación que ahora es director de investigación estadounidense en la Grandview Institution de Pekín. “China tiene que considerar qué hacer con las sanciones antes de poder tener algún tipo de relación con él”, añadió.
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