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Los salvadoreños votaban el domingo en unas elecciones presidenciales a las que el joven exalcalde Nayib Bukele llegaba como amplio favorito para llevarse el triunfo en primera vuelta y romper con tres décadas de bipartidismo, con su oferta de combatir la corrupción, la violencia y la pobreza.
El izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln), donde milita el actual mandatario Salvador Sánchez Cerén, y su rival, la conservadora Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), se han alternado la presidencia del empobrecido país desde que terminó la guerra civil en 1992.
Sin embargo, la mayoría de las encuestas muestra que Bukele, un empresario y exalcalde capitalino de 37 años, tiene más de 20 puntos porcentuales de ventaja sobre su escolta más cercano -Carlos Calleja, candidato de ARENA- y pronostican que se convertirá en el presidente más joven en la historia reciente del país.
Pero el joven político debe conseguir más del 50 por ciento de los votos el domingo -donde unos 5,3 millones de salvadoreños están llamados a votar- para evitar el balotaje del 10 de marzo.
"Vivimos la paz hace 27 años, pero los dos bandos que hicieron la guerra todavía quieren seguir gobernando y además son corruptos", dijo Bukele tras emitir su voto en San Salvador, ciudad de gobernó entre 2015 y 2018.
Descendiente de palestinos, Bukele ha sabido capitalizar el descontento hacia los dos partidos tradicionales con la promesa de desterrar la corrupción, encarar la violencia y combatir la pobreza.
"Tenemos 20 años de comer basura con Arena y 10 años con el Frente (Fmln), hay que votar por algo diferente y ese es este muchacho Nayib", dijo Óscar Rosales, un motorista de 46 años quien señaló que en las elecciones pasadas votó por el Fmln.
Bukele fue expulsado en 2017 del Fmln, por lo que se postula como abanderado de la derechista Gran Alianza para la Unidad Nacional (Gana). A pesar de ello, se define como "una persona de izquierda" y ha calificado a los líderes de Venezuela y Nicaragua como "dictadores".
Pero hay quienes dudan que logre impulsar muchos de sus planes en el Congreso, donde Gana y sus aliados apenas cuentan con 11 de un total de 84 escaños.
Teresa de Orellana, una ama de casa de 80 años, dijo que votó por Calleja porque ha ofrecido ayudar a los más pobres y porque está cansada de la delincuencia y la inseguridad.
"Este gobierno no ha hecho nada, cada día hay más crímenes, no hay empleo para los jóvenes, no hay ninguna oportunidad", sostuvo, mientras esperaba a que sus familiares votaran.
"Este gobierno no ha hecho nada, cada día hay más crímenes, no hay empleo para los jóvenes, no hay ninguna oportunidad", sostuvo, mientras esperaba a que sus familiares votaran.
"Podemos ganar"
Calleja, dueño de la cadena de supermercados más grande del país, llegó a votar la mañana del domingo, mientras era vitoreado por sus correligionarios enfundados en los colores azul, blanco y rojo de ARENA, el partido que gobernó el país de 1989 a 2009, cuando le cedió la posta al Fmln.
"Se siente increíble el apoyo, la confianza, la energía que se ha recibido de parte de todos los salvadoreños. Nos sentimos optimistas, estamos convencidos de que podemos ganar en primera vuelta", dijo Calleja, acompañado de su esposa, la administradora Andrea María Lima.
El candidato oficialista, el excanciller Hugo Martínez, se ubica en un lejano tercer lugar, lo que terminaría con una década del FMLN en el poder.
"En esta votación se estará decidiendo sobre el futuro del país: si mantenemos esas conquistas sociales, si avanzamos hacia nuevas conquistas sociales o si retrocedemos y se caen todas esas conquistas", dijo Martínez tras votar en San Salvador.
Las mesas electorales permanecerán abiertas hasta las 5:00 p.m. hora local (2300 GMT) y se esperan los primeros resultados oficiales a partir de las 8:00 p.m.
El próximo presidente de El Salvador, que asumirá en junio para un período de cinco años, tendrá que hacer frente a las políticas antimigratorias del presidente estadounidense, Donald Trump, y heredará un país con un menguante crecimiento económico, y con una de las tasas más altas de homicidios del planeta.
La consolidación también podría incluir a Mitsubishi Motors, el fabricante de automóviles japonés que ha estado en alianza con Nissan desde 2016
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