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Los líderes del NFP han afirmado en repetidas ocasiones que el próximo primer ministro de Francia debería proceder de sus filas
Los socialistas y los verdes de Francia no participarán en más conversaciones con el presidente, Emmanuel Macron, para encontrar una salida al estancamiento político del país, dijeron sus líderes el martes, llamando a sus partidarios a realizar protestas pacíficas en su lugar.
Macron cerró la puerta a un posible Gobierno de izquierda el lunes, diciendo que sería inmediatamente apartado del poder por una mayoría de diputados de otros campos, y convocó otra ronda de conversaciones maratonianas con los líderes de los partidos para el martes.
Pero al enfrentarse a una Asamblea Nacional sin una mayoría clara, en la que cada una de las tres agrupaciones —la izquierda, el bloque centrista de Macron y la extrema derecha— han descartado formar una coalición, el presidente parecía volver al punto de partida.
"Nos están robando estas elecciones", dijo la jefa del partido Verde, Marine Tondelier, a la radio local.
"No vamos a seguir con estas falsas consultas con un presidente que, de todas formas, no escucha (...) y está obsesionado con mantener el control. No busca una solución, intenta obstaculizarla", dijo Tondelier.
El presidente del Partido Socialista, Olivier Faure, dijo a la cadena de televisión France 2 que no participaría en lo que calificó de "parodia de democracia", ahora que la perspectiva de un Gobierno dirigido por la izquierda estaba descartada.
La Francia Insumisa (LFI), un partido de extrema izquierda dentro de la alianza izquierdista Nuevo Frente Popular (NFP) que ganó la mayoría de los escaños en unas elecciones parlamentarias anticipadas este verano boreal, convocó una protesta masiva contra Macron el 7 de septiembre.
Los líderes del NFP han afirmado en repetidas ocasiones que el próximo primer ministro de Francia debería proceder de sus filas, pero Macron ha hecho caso omiso de sus reclamaciones.
Las esperanzas de la alianza de izquierdas de gobernar se desvanecieron tras semanas de luchas internas y regateos en los que sus rivales políticos dejaron claro que se opondrían a cualquier Gobierno de izquierdas, a menos que cortara lazos con LFI y su incendiario líder Jean-Luc Mélenchon.
Macron, un centrista proempresarial, cree que el equilibrio de poder está más en el centro o centroderecha. Pero cualquier alianza de este tipo también requeriría abrir una brecha en la izquierda para ganarse el respaldo de sus facciones más moderadas, algo que los líderes izquierdistas han descartado en repetidas ocasiones.
"Su problema no es sólo La Francia Insumisa, es la izquierda", dijo Faure. "No pueden aceptar una votación en la que no salgan vencedores".
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