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Otra de las prioridades sigue siendo la creación de empleo por lo que habría que mantener una reforma laboral
Los empresarios y altos directivos españoles son esencialmente unánimes: requieren que, a partir del 10 de noviembre, las fuerzas políticas que concurren a las elecciones generales -las cuartas en cuatro años- dejen a un lado sus intereses partidistas y tengan la altura de miras necesaria como para poder constituir, con rapidez, un Gobierno cuya característica más demandada es que sea estable. Los más de cincuenta responsables empresariales encuestados por Expansión, creen además, que la tarea es urgente, porque la economía española se enfrenta, en su opinión, a una desaceleración económica o por lo menos a un nivel de dinamismo menor.
En ese sentido, el nuevo Gobierno estable que debe salir con prontitud del proceso electoral tendrá que tener la determinación de tomar decisiones con rapidez, que generen estabilidad y transmitan confianza en favor del crecimiento económico. Entre estas decisiones figuran la reducción de los elevados niveles de deuda pública y el recorte del gasto público superfluo, así como la reforma del sistema público de pensiones para evitar su colapso a medio plazo, tareas que no se pueden abordar si no es con sólidos pactos de Estado.
Capítulo aparte merece el sistema fiscal, un área sobre la que la mayoría de los consultados coinciden en la necesidad de no abordar subidas impositivas, ya que es posible mantener el Estado del Bienestar sin elevar los impuestos a las empresas, si se reforman capítulos de gasto como los de la formación en el desempleo al que se destinan más de US$6.500 millones anuales.
Otra de las prioridades sigue siendo la creación de empleo por lo que habría que mantener una reforma laboral que siga flexibilizando el mercado de trabajo y conseguir un gran pacto social para que los salarios aumenten en función de cómo crezca la productividad de las empresas.
Otro de los aspectos en los que coinciden todos los actores consultados es la necesidad de adaptar la educación al nuevo desafío digital y dar un impulso a la formación técnica en materias como matemáticas, informática o ingeniería, áreas en las que España está por debajo de la media de los países de su entorno. También es necesario que la reforma educativa ponga énfasis en la Formación Dual. Además, España necesita pasar a la acción en materia de formación para la empleabilidad ya que, siendo uno de los países más envejecidos del mundo, necesita que esa fuerza productiva de los trabajadores más sénior no se queden fuera del mercado laboral por su inadaptación a los cambios tecnológicos.
Y en esta línea, la gran mayoría considera necesario acometer la adaptación de la Administración Pública a un contexto 100% digital. Entre los principales asuntos de la agenda estará la contribución a las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como la transición energética hacia la descarbonización. También abogan los empresarios y directivos por convertir a España en un país más estable y predecible desde un punto de vista regulatorio y de seguridad jurídica, que no dé bandazos con las normativas sectoriales para evitar que se vuelva a convertir en uno de los Estados que acumula más reclamaciones de arbitrajes internacionales.
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