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El presidente de Amcham Haití, Jean-Philippe Boisson, dijo que la capacidad de las autoridades para enfrentar el problema es limitada
El asesinato del presidente de Haití sigue acaparando titulares porque cada vez se conocen nuevos detalles. Sin embargo, más allá de lo político, la inestabilidad que se vive en la isla profundiza una situación económica que ya era crítica y dificulta la permanencia en el país de compañías extranjeras.
Jean-Philippe Boisson, presidente de AmCham Haití, explicó a LR los efectos de la crisis para las empresas y la economía, y dijo que el próximo gobierno debe enfocarse en resolver los problemas de seguridad.
Para ponernos en contexto, ¿cuántas compañías están en AmCham Haití, y cuál es su aporte a la economía nacional?
Esta es una economía pequeña, y representamos una pequeña porción porque estamos en el sector privado formal, y aproximadamente 70% de las actividades económicas son informales. AmCham Haití tiene 115 miembros, la mayoría de ellos en la industria manufacturera y servicios. A pesar de que somos una comunidad pequeña, nuestros miembros representan una gran parte de los impuestos que recibe el gobierno: 26 de nuestros afiliados están en el top 100 de contribuyentes y generamos 25.000 empleos.
¿Cómo ve las perspectivas económicas del país, y cómo se ven afectadas por la inestabilidad política actual?
Los indicadores generales no son buenos, y la situación está siendo exacerbada por los eventos recientes alrededor del asesinato del presidente. Sin embargo, en el frente económico, esta situación se ha venido pavimentando por muchos años. Para no ir muy lejos, creo que la crisis más reciente se remonta a 2018, cuando tuvimos el famoso ‘país bloqueado’.
Desde ahí hemos tenido años muy difíciles: 2019 estuvo marcado por incidentes similares, tuvimos un par de meses con la actividad económica paralizada por los problemas socioeconómicos; 2020 empezó difícil por esas razones, y hay que incluir el covid en la ecuación. Este año no ha sido diferente, hemos visto un aumento en los niveles de inseguridad en el país, especialmente marcado por actividad de pandillas, y el impacto de todo esto, simplemente, es catastrófico desde una perspectiva económica.
Actualmente las empresas están teniendo dificultades y es claro que la situación actual no ayuda. En este momento tenemos un enfoque de esperar y ver qué pasa, pero el panorama no es bueno.
¿Qué tantas empresas estadounidenses hay en el país? ¿Están saliendo de allá?
El sector informal es muy grande, entonces es difícil tener una cifra precisa sobre las compañías estadounidenses operando aquí, aunque no son muchas. Sobre si están saliendo o no, no tengo conocimiento de ningún caso específico, pero, sin duda, las condiciones hacen más difíciles que las compañías sigan operando acá. Nuevamente, la situación de seguridad es muy precaria, hay áreas en el país, particularmente en Puerto Príncipe, en las que las pandillas prevalecen y limitan el movimiento de las personas y los bienes, y eso hace que tener una empresa sea más difícil.
¿Entonces el desafío más grande para las empresas, más allá de la inestabilidad política, es la seguridad?
Sin duda, la inseguridad afecta todo y es algo que como país tenemos que enfrentar, pero la simple realidad de que las instituciones locales están limitadas en su capacidad de enfrentar el problema. Se están haciendo esfuerzos, pero sigue siendo una amenaza muy seria para las empresas y su capacidad de sobrevivir en las actividades cotidianas, como comerciar bienes dentro del país o recibir insumos del exterior, toda la logística se ve afectada por la presencia de pandillas y hace más difícil la supervivencia de las empresas.
Además, no hace falta que recuerde que Haití ya es un país con una tasa de desempleo muy alta, y como país debemos hacer todo lo necesario para proteger los trabajos que existen e impulsar nuevas entidades que generen nuevas plazas de trabajo. La inseguridad va en detrimento de todo eso.
¿Esa situación ha afectado los costos de vida?
Es una progresión natural. Cada compañía intenta mitigar lo más posible, pero claramente los costos adicionales de sobrevivir en este ambiente no favorecen a los consumidores, que hoy lidian con una inflación de 23%.
Al margen de las discusiones políticas, ¿cuál será el reto más grande del próximo gobierno?
Nuestra petición sería, para quien llegue, que se concentre en eso, y odio sonar como disco rayado, pero la seguridad es lo primordial, y habiendo actuado al respecto, lo siguiente sería concentrarse en la creación de empleos. Eso quiere que los gobiernos futuros deberían tomar acciones para atraer inversión, y ahí hay una necesidad de hacer que los inversionistas se sientan seguros de que sus activos serán protegidos.
Haití es una tierra de oportunidades, en cuanto hay muchas arenas en las que todo está por construirse, entonces, puede ser un lugar muy interesante para hacer negocios, pero para que eso pase es necesario un mínimo nivel de estabilidad y seguridad. Finalmente, como recomendación, creo que habría que establecer incentivos para que las empresas decidan venir e invertir a largo plazo en Haití. Esas serían nuestras recomendaciones para los próximos líderes, y reconociendo que es un país con muchos desafíos, y no podemos solucionar todo al tiempo, concentrarse en los elementos más importantes sería fundamental, en vez de asumir muchos desafíos que no se pueden abordar.
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