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En un análisis del presupuesto de egresos la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción dice que el panorama es negativo
El mal momento que viven las empresas constructoras en México ha ocasionado que el valor de producción de las dedicadas al segmento de electricidad y telecomunicaciones se ubicara en agosto en 680 millones de pesos (US$35,1 millones), el monto más bajo desde el 2006, de acuerdo con cifras desestacionalizadas reportadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Su mejor mes se registró en diciembre del 2018, el primero del gobierno de la llamada 4T, cuando el valor de las firmas que realizaron obras de infraestructura para la generación y distribución de electricidad, de infraestructura para telecomunicaciones y obras y trabajos auxiliares para electricidad y telecomunicaciones llegó a los 3.368 millones de pesos (US$174,2 millones).
Además, en los primeros ocho meses del año su participación en el total se redujo al 2,9%, mientras que en igual periodo del 2019 era del 8,2% (en contraste, las constructoras dedicadas al rubro de petróleo y petroquímica pasaron del 6,5% al 14,9%, en la misma comparación de tiempo).
En el caso del sector de electricidad, el socio de la firma de consultoría P21 Energía, Víctor Ramírez, hizo una descripción “sencilla” en términos de béisbol sobre dicha situación: el gobierno federal está en una actitud de no pichar, no cachar y no dejar batear.
“Hay muchos permisos que han sido rechazados por la Comisión Reguladora de Energía (CRE), que busca cualquier pretexto, porque no hay razones jurídicas, para no autorizar permisos de generación. No están dejando a los privados instalar centrales de generación. Y por el otro lado la Comisión Federal de Electricidad (CFE) no tiene dinero suficiente y enfrenta condiciones adversas para intentar construir infraestructura nueva. Tampoco hace inversiones en transmisión ni en distribución a pesar de que tiene recursos”, explicó.
En un análisis del presupuesto de egresos del 2022, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), detalló un escenario negativo: el monto de obra pública destinado a la CFE, en su totalidad, fue de 11.428 millones de pesos (US$591,3 millones), 22% menor al año previo.
En ambos casos, la subsidiaria que más recursos tiene asignados es CFE Transmisión (este año el 50%) la cual tiene por objeto realizar las actividades necesarias para prestar el servicio público de transmisión de energía eléctrica, así como de llevar a cabo, entre otras actividades, el financiamiento, instalación, mantenimiento, gestión, operación y ampliación de la infraestructura necesaria para prestar el servicio público.
Frente a este complicado escenario, entre los pasillos de la industria de la construcción se comenta que las empresas dedicadas a electricidad y telecomunicaciones han tenido que migrar a otros segmentos (sobre todo en donde hay mayor participación del sector privado), ser subcontratadas en condiciones poco favorables o únicamente rentar su equipo.
Apoyos parciales
Para el consultor de P21 Energía, hay una intención de limitar la generación privada de energía en beneficio de la CFE.
“Antes del intento de reforma que hizo el Presidente, con el pretexto del Covid-19 estuvieron detenidos más de un año trámites de permisos de generación, por lo que se percibe una consigna política en la CRE para bloquear el desarrollo de centrales de generación privada. Se han bloqueado para mantener en operación centrales de CFE que ya deberían salir de operación por lo viejas, inseguras, caras y contaminantes”, agregó.
Adicionalmente, este año, hay proyectos de infraestructura de la comisión otorgados directamente a grandes empresas donde podrían tener presencia las constructoras mexicanas, lo que les representaría “oxígeno”.
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