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El Covid-19 está marcando el comienzo de una nueva era de vigilancia digital, renovando las sensibilidades del mundo sobre la privacidad
En Corea del Sur, los investigadores escanean data de los teléfonos inteligentes para averiguar en 10 minutos qué personas pueden haber contraído el coronavirus por contacto con alguien con quien se encontraron. Israel ha aprovechado su unidad de inteligencia Shin Bet, usualmente enfocada en terrorismo, para rastrear posibles pacientes de coronavirus a través de datos de telecomunicaciones. Una fuerza de policía del Reino Unido usa drones para monitorear las zonas públicas, avergonzando a los residentes que salen a pasear.
La pandemia del Covid-19 está marcando el comienzo de una nueva era de vigilancia digital, renovando las sensibilidades del mundo sobre la privacidad de los datos.
Los gobiernos están imponiendo nuevas herramientas de vigilancia digital para rastrear y monitorear individuos. Muchos ciudadanos han dado la bienvenida a la tecnología de rastreo destinada a reforzar las defensas contra el nuevo coronavirus. Sin embargo, algunos defensores de la privacidad son cautelosos, preocupados por el hecho de que los gobiernos pueden no inclinarse por revertir tales prácticas una vez pase la emergencia sanitaria.
Las autoridades en Asia, donde surgió el virus en primer lugar, han trazado la ruta. Muchos gobiernos no buscaron permiso de los individuos antes de rastrear sus celulares para identificar pacientes sospechosos de coronavirus. Corea del Sur, China y Taiwan, después de los brotes iniciales, atribuyeron los éxitos tempranos en el aplanamiento de la curva de infección a su uso de programas de rastreo.
En Europa y Estados Unidos, donde las leyes de privacidad y las expectativas son más estrictas, los gobiernos y las compañías han tomado enfoques distintos. Los países europeos monitorean los movimientos de los ciudadanos utilizando datos de telecomunicaciones que, dicen, ocultan las identidades de las personas.
Las autoridades estadounidenses están obteniendo data de la ubicación de celulares de las compañías de publicidad móvil para rastrear la presencia de multitudes, pero no individuos. Apple Inc. y Google, de Alphabet Inc, anuncieron recientemente sus planes de lanzar una aplicación voluntaria que podría ser usada por las autoridades de salud para hacer "ingeniería en reversa" de los movimientos y actividades recientes de los pacientes enfermemos, en el entendido de que estos accedan a proveer esa información.
La primera pandemia global en una época de ubicuidad de los teléfonos inteligentes ha significado que los gobiernos ahora tengan capacidades de vigilancia inimaginables en brotes anteriores. Los datos que fluyen por los 5,2 billones de teléfonos inteligentes en el mundo pueden ayudar a identificar quién, dónde y cómo se infectó, y el lazo de quién podría hacerlo.
La dimensión del rastreo depende de una serie de decisiones difíciles: ¿hacerlo voluntario u obligatorio? ¿Recolectar data personal o anonimizada? ¿Revelar información de forma pública o privada?
En el oeste de Australia los legisladores aprobaron una ley el mes pasado para instalar dispositivos de vigilancia en las casas de las personas para monitorear a quienes fueron puestos en cuarentena. Las autoridades en Hong Kong e India están usando "geofencing", que dibuja cercas virtuales alrededor de las zonas en cuarentena. Ellos monitorean las señales digitales de celulares y pulseras para disuadir a quienes rompan las reglas y atrapar delincuentes que pueden ser enviados a prisión. La aplicación más popular de mensajería en Japón envía a los usuarios preguntas sobre su estado de salud en nombre del gobierno.
Las autoridades en Moscú dijeron el mes pasado que usaron tecnología de reconocimiento facial para atrapar a una mujer china que rompió la cuarentena y estaba caminando ilegalmente por las calles. La policía de Derbyshire, Inglaterra, usa drones para detectar residentes que se aventuran a paseos panorámicos. Recientemente Kansas dijo que usó datos de rastreo de GPS de terceros para monitorear si la gente estaba obedeciendo los llamados de quedarse en casa.
Un poco más de la mitad de estadounidenses apoya en este momento el rastreo anonimizado de celulares por parte del gobierno, según una encuesta de Harris Poll de aproximadamente 2.000 personas realizada entre marzo 28 y 30. En otra encuesta de Harris del año pasado, los estadounidense indicaron que la privacidad de los datos era el mayor desafío que enfrentan las compañías.
La percepción de invasividad de esas tecnologías varía, pero las tendencias están cambiando, dijo Joseph Cannataci, relator especial de la ONU sobre los derechos de privacidad. "Las cosas se están moviendo muy rápido y no está aplicando suficiente escrutinio", dijo Cannataci, cuyo próximo reporte ante la Asamblea General de la ONU en octubre abordará la privacidad y la vigilancia del coronavirus.
Los profesionales de la seguridad dicen que la crisis del coronavirus puede marcar un punto de quiebre similar al del 11 de septiembre de 2001, que derivó en nuevos poderes de vigilancia de los gobiernos en el mundo, en nombre de la protección de la seguridad pública. Jim Harper, un miembro original del Comité Asesor de Privacidad e Integridad de Datos del Departamento de Seguridad de Estados Unidos, dijo que, una vez esos poderes de vigilancia se ponen en marcha, rara vez retroceden y pueden reutilizarse como herramienta política.
Los esfuerzos de vigilancia en estos tiempos tienen un nuevo aliado: los expertos en salud publica. Ellos dicen que algún tipo de rastreo digital será necesario en los próximos meses, incluso mientras la gente vuelve a vidas más normales una vez se relajen las cuarentenas de las ciudades. Miles de millones vivirán bajo la amenaza continua del coronavirus mientras el mundo espera por una vacuna.
Hasta ese momento, las tecnologías pueden permitir a las autoridades identificar rápidamente portadores y eliminar nuevos brotes antes de que se propaguen, dijo Dale Fisher, un experto en enfermedades contagiosas que investigó el brote de coronavirus de China con un equipo de la OMS en febrero.
El mayor debate sobre la privacidad se ha centrado en el uso involuntario de celulares y otros datos digitales para hacer rastreo de contacto, un proceso para identificar a todas las personas con las que los pacientes infectados han tenido interacciones recientes. Ese rastreo usualmente depende de entrevistas en personas con el paciente. Después de identificar a las personas en riesgo, las autoridades les hacen la prueba y los aíslan, evitando la propagación de la enfermedad.
Hasta el momento, la vigilancia de pandemia más agresiva se ha dado en China. Allí, las autoridades han usado números de celulares y data de ubicación para rastrear las identidades de miles de residentes que habían dejado Wuhan, el primer foco de contagio, para ir a otras ciudades a celebrar el año nuevo chino. La información fue transmitida a las autoridades locales y cuidadores de barrio, que pidieron los individuos señalados aislarse ellos mismos por una periodo de dos semanas, incluso si no presentaban síntomas. Las autoridades chinas también usaron registros de viaje y cámaras de seguridad para identificar a personas que habían estado en contacto con los pacientes de coronavirus del país en aviones, trenes y esquinas de calles. Esos residentes también fueron puestos bajo aislamiento obligatorio.
Corea del Sur, una democracia liberal y una de las naciones más ricas de Asia, construyó su acercamiento al coronavirus sobre divulgaciones públicas y tecnologías. Durante su pico de contagios a finales de febrero, reportó más de 900 casos en un solo día. Esta semana, el promedio es cercano a 30, sin recurrir a cuarentenas.
Una ley general de enfermedades infecciosas aprobada después de que Corea del Sur fallara en la respuesta a un tipo distinto de coronavirus hace cinco años, el Mers, autorizó a las autoridades a producir dossiers de pacientes confirmados usando datos del celular, transacciones de tarjetas de crédito y cámaras de seguridad. Las autoridades están usando esa información para identificar personas que han estado en contacto con pacientes de coronavirus, y las invitan a que se hagan la prueba o se queden en casa.
Suh Chae-wan, de abogados de Minbyun por una sociedad democrática, que se enfoca en derechos humanos y democracia, dijo que el gobierno a accedido a información de mucha más gente de la que tiene el virus. Incluso cuando los oficiales están obligados a notificar a las personas cuando su información personal está siendo usada para investigación, parece que solamente han notificado a los pacientes confirmados, dijo.
El Centro para Prevención y Control de Enfermedades de Corea del Sur se rehusó a responder sobre el número de personas cuyos datos habían sido usados. Lo hacen, dijo un vocero, solo cuando una persona viola el auto-aislamiento o si es necesario para propósitos de rastrear el contacto.
Las páginas web del gobierno de Corea del Sur publica informes detallados sobre los casos confirmados de coronavirus. Estos reportes incluyen la edad de los pacientes, las direcciones de trabajo y hogar y detalles personales como los restaurantes que frecuentan y viajes a reuniones familiares o a hacerse masajes. Un propósito de esto era mostrar a las personas a dónde no ir.
Aunque los dossiers no indicaban los nombres, algunas veces incluían suficientes pistas para identificar a los individuos. Eso ha llevado a que algunos pacientes hayan sido perfilados en línea con acusaciones infundadas y discursos de odio, según una carta reciente firmada por más de una docena de grupos de abogados del país, incluyendo la organización de Minbyun.
El 4 de marzo, la ley de enfermedades contagiosas del país se amplió. Otorgó, no solo a las autoridades de salud, sino a los jefes de gobierno locales, el poder de pedir información. El gobierno dijo que puede identificar y localizar pacientes en riesgo en 10 minutos o menos automatizando el acceso a información personal.
Una paciente surcoreano de coronavirus detalló en su blog lo rápido que sus vecinos averiguaron su identidad. El nombre de su edificio había sido publicado, y otros residentes empezaron a preguntar en qué piso vivía su familia y su número de apartamento.
"Me dio escalofríos", escribió la bloggera, que no respondió a las peticiones de entrevista. "Tenía miedo de cómo la gente me iba a ver a mí y a mis hijos, y estaba preocupada de que gente fuera a venir a nuestra casa. Eso fue más miedoso que contraer el virus".
En Israel el Primer Ministro, Bejamin Netanyahu, movilizó la unidad de inteligencia doméstica nacional, Shin Bet, para colaborar con el ministro de Salud a mitigar el contagio del coronavirus. Shin Bet obtuvo acceso a una base de datos de telecomunicaciones que antes había sido usada solo para combatir el terrorismo y el espionaje. Eso significó que los ciudadanos que habían estado en contacto con portadores del coronavirus recibirían un mensaje de texto ordenándoles aislarse por dos semanas, enfrentándose a multas por violar esa norma.
Autoridades del Ministerio de Salud de Israel han alabado el programa de Shin Bet, llamándolo crucial para detener el contagio del virus. Cerca de 500 personas que han sido identificadas por la plataforma eventualmente dieron positivo, dijo la agencia el 26 de marzo.
La Asociación Médica Israelí cuestionó la necesidad de un monitoreo tan intrusivo en un contexto en el que la mayoría de las personas ya estaban confinadas en sus casas por orden del gobierno. En una carta al Knesset, el Parlamento de Israel, la Asociación afirmó que la falta de aportes de epidemiólogos y expertos en salud pública aumenta la probabilidad de cometer errores. Recomendó, en cambio, hacer más pruebas y adoptar otras medidas preventivas.
En cuestión de días, la Corte Suprema de Israel ordenó al Knesset montar un comité supervisor para monitorear el rastreo.
El ginecólogo de Tel Aviv Itamar Zilberman se hizo la prueba de coronavirus después de presentar fiebre y tos a mediados de marzo. Inicialmente marcó positivo, pero una prueba de chequeo lo declaró libre de virus.
Las autoridades de salud de Israel ingresaron sus datos de forma incorrecta por un error de digitación, dijo Zilberman. El Shin Bet inmediatamente empezó a usar los datos de localización de su celular para rastrear a las personas con las que él había estado en contacto. Sus colegas y amigos recibieron mensajes de texto del gobierno requiriendo que se aislaran en casa por 14 días, a pesar de que el doctor no tenía esas restricciones.
Las autoridades de Israel no respondieron los correos en los que buscamos comentarios.
Mientras Israel se prepara para reabrir, el ministro de Defensa del país quiere introducir un sistema digital que ubique a los ciudadanos en un ranking con una escala entre 1 y 10. Aquellos con alto riesgo tendrán puntajes más altos. La calificación en tiempo real podría aumentar, por ejemplo, si el rastreo del gobierno revela que una persona visitó recientemente un área infectada. Cualquiera con un puntaje de 9.5 o más tendrá que hacerse una prueba. El sistema propuesto espera la firma del Fiscal General y el Primer Ministro.
En Alemania, hogar de algunas de las leyes de privacidad más restrictivas, el Ministro de Salud Jens Spahn, conservador, defendió una ley que propuso el mes pasado que tomaba algunas tácticas de celular de Sur Corea para "rápidamente investigar cadenas de infección".
La propuesta habría permitido a los oficiales usar datos de celular para rastrear el movimiento de las personas que registraran positivo. La medida fue rápidamente criticada por defensores de la privacidad y partidos políticos rivales, y el proyecto se congeló.
Los legisladores están aprendiendo que las aplicaciones voluntarias de rastreo de contacto que dicen preservar la privacidad de los usuarios, como la propuesta por Apple y Google, no son tan efectivas sin niveles altos de participación.
Solo cerca de un quinto de los 5,6 millones de residentes de Singapur han bajado la aplicación del gobierno "Trace Togheter", incluso después de que las autoridades de salud imploraron a los ciudadanos hacerlo. La cuenta debe aumentar por millones para ser más efectiva, dijo el gobierno.
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