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Un tribunal de Washington resolverá un juicio que puede ser un antecedente para las consolidaciones en la industria de las telecomunicaciones y del entretenimiento.
Un juez federal del Distrito de Columbia, en Estados Unidos, determinará en la tarde de este martes la viabilidad o no de la fusión entre el operador de servicios de telecomunicaciones AT&T con el proveedor de contenidos y televisión de paga Time Warner, un acuerdo anunciado desde el 2016 y por un valor de US$85.400 millones.
Si el juez Richard J. Leon, encargado de conducir un juicio en la sala 18 del alto Tribunal de Distrito de esa ciudad, decide no dar la razón al Departamento de Justicia, que ha intentado bloquear este acuerdo por un tema de competencia, entonces AT&T se hará con los activos de Time Warner, entre los que se incluyen reconocidas marcas como HBO, Warner Bros, CNN, TBS, TNT y otros contenidos de DC Comics, con las que el gigante telecom estará en condición de desarrollar nuevos modelos de negocio para el consumidor, ya como un operador y proveedor vertical de servicios; es decir, que AT&T compra a una empresa de una industria similar a la suya pero que no es un competidor directo y por esos las sinergias que puedan resultar.
Por ejemplo, de aprobarse la transacción, AT&T no solamente proporcionará un acceso a Internet fijo o móvil, sino también contenidos que viajen a través de esas conexiones, con lo que estaría entonces creando un nuevo frente contra las empresas de tecnología como Google, Facebook o Netflix que por ahora hacen negocio con lo que gusta a los internautas.
No sólo eso, un aval del juez Leon a la megafusión alentará a otras compañías del sector, incluso a las pequeñas firmas del negocio del entretenimiento y operadores de menor tamaño en telecom, a buscar consolidaciones como una manera de responder a esta acción de AT&T. Por ello, ya desde ahora suenan los nombres de T-Mobile y Sprint o el de Comcast y Disney para comprar 21st Century Fox y entonces ser protagonistas de próximas consolidaciones.
Estados Unidos quiere impedir la fusión
El gobierno de los Estados Unidos, vía el Departamento de Justicia, ha combatido las intenciones de Time Warner y AT&T, porque estima que la operadora de telecomunicaciones podría redefinir el mercado a su favor y en contra de la libre competencia y del consumidor final, al menos de influir en el mercado de la televisión de paga, de ahí el juicio que desde marzo conduce el juez Richard Leon.
Estados Unidos cree, que al ser dueño de Time Warner, AT&T pudiera elevar precios de adquisición de los contenidos producidos por esa firma y al incrementarse de precio, un competidor decidirá llevar o no los contenidos de Time Warner para sus propios clientes, entonces dejando a ellos la decisión de quedarse o de migrar a otro proveedor que los ofrezca desde un inicio, por ejemplo el sistema de TV satelital DirecTV de AT&T.
AT&T ha negado esa posibilidades y por el contrario, ha alegado que el beneplácito del juez propiciará eficiencias de negocio y por consiguiente, un beneficio para el consumidor.
¿Qué pasaría si el juez da la razón a AT&T?
Más allá de si para AT&T sería un éxito rotundo el visto bueno a la compra de Time Warner, habría en el sector un ánimo de reconfiguraciones.
En principio, analistas esperan que el juez Leon avale la fusión de ambas empresas con ciertas restricciones sobre cómo negociará AT&T con sus competidores directos sobre los productos de Time Warner.
Si la operación pasa sin restricciones, en el resto de la industria brotarán anuncios parecidos, por ejemplo el de CVS Healt Corp para quedarse con Aetna por US$69.000 millones y ocurriría también que Comcast lance una nueva oferta por 21st Century Fox y supere el monto ofrecido por Disney Company, luego que Comcast había desistido, de momento, seguir con esa intención también por tema de política regulatoria.
En las nuevas reconfiguraciones y consolidaciones del sector del entretenimiento y las telecomunicaciones, los protagonistas llamados a serlo son Verizon, Dish y T-Mobile con Sprint que también intentarían comprar generadores de contenidos; y por el otro lado, marcas como Discovery Communications que empezarían a ver en la consolidación su futuro cercano, según analistas.
“La aprobación de la fusión entre AT&T y Time Warner, sin duda, sentaría un buen precedente para concentraciones de este tipo, particularmente para operaciones asociada a grandes y medianos jugadores”, platica Víctor Pavón-Villamayor, presidente ejecutivo de Oxford Competition Economics.
“La operación entre AT&T y TW muestra la importancia y el interés que las empresas de telecomunicaciones le están dando a su integración con la provisión de contenidos. Las empresas quieren pasar de ser sólo agentes económicos que conducen comunicaciones de una parte a otra, a ser plataformas que también proveen contenidos bajo una lógica más de plataforma digital”.
¿Y si resulta ganador el Departamento de Justicia?
Si el tribunal se pone de lado del gobierno, entre todos los escenarios posibles, la autoridad volvería a insistir a las empresas con la posibilidad de vender activos, con lo que quedará claro que el Departamento de Justicia actuará con fuerza contra las operaciones que estime son perjudiciales para el usuario final.
Ya la autoridad había recomendado a AT&T desprenderse de DirecTV o, en su caso, de Turner Broadcasting de Time Warner, posibilidad que las dos compañías rechazaron. Y el tema de las desinversiones seguiría siendo un arma para el Departamento de Justicia.
“Hay dos formas de negar la operación: La primera es simplemente negar la operación en su integridad. La segunda, es aprobarla pero sujeta a condicionamientos que destruyan las eficiencias económicas de la operación, lo que obligaría a las partes a abortarla”, plantea Pavón-Villamayor, de Oxford Competition Economics.
“La primera opción envía una señal pésima al mercado, particularmente porque se trata de una integración vertical en la que se presumen eficiencias económicas importantes. En la segunda opción, la señal que se envía dependerá de qué tan razonables y fundamentados son los compromisos propuestos. Si estos remedios están poco fundamentados desde la perspectiva económica, el mercado concluiría que hubo razones no económicas asociadas al rechazo de la operación”, agrega.
¿Qué con México?
Si la operación Time Warner-AT&T es rechazada en Estados Unidos, la operación estará muerta en cualquier otro mercado. En México la autoridad reguladora ya había aprobado la fusión en agosto de 2017.
El Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) dio su aval a la consolidación de la productora de contenidos Time Warner y la operadora móvil AT&T en una misma empresa, pero condicionó en ese entonces esta fusión al cumplimiento de cuatro mandatos, entre ellos que la compañía designe directores independientes para Sky México, el sistema de televisión de paga de Grupo Televisa del que posee 41%.
El IFT mandató a AT&T y Time Warner a designar directivos independientes para Sky y la misma AT&T; también una apertura de contenidos para terceros y sin adquisición de paquetes obligados. Y además el regulador ordenó a AT&T presentar informes actualizados y cotidianos sobre el cumplimiento de todos los mandatos.
AT&T dijo que a fines del 2017 daría cumplimiento a todos los ordenamientos fijados por el IFT.
En octubre del 2017 se conoció que el día martes 15 de agosto, cuando el IFT avaló la compraventa de Time Warner por AT&T vía su filial West Merger Sub Incorporated —creada exclusivamente para esa operación—, dos comisionadas del pleno plantearon el establecimiento de una cláusula que obligara a AT&T a desinvertir en Sky, si en el futuro esta empresa incurría en acciones indebidas de mercado.
Aquella propuesta habría sido la más severa para la concentración Time Warner-AT&T de entre toda una serie de obligaciones que el IFT impuso a la operación, pero a opinión de las promoventes de esa condicionante en particular, el riesgo de que AT&T, accionista en Sky, pudiera coordinarse con el Grupo Televisa para fijar estrategias conjuntas que afectaran los mercados de la telefonía móvil y la oferta de contenidos audiovisuales está latente.
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