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El gobierno de EE.UU, el de Venezuela y algunas figuras de la oposición venezolana también han llegado a un acuerdo que liberaría cientos de millones de dólares
La administración del presidente Biden se está preparando para reducir las sanciones a Venezuela para permitir que Chevron Corp. reanude el bombeo de petróleo en ese país, allanando el camino para una posible reapertura de los mercados de EE.UU. y Europa a las exportaciones de petróleo de Venezuela, según fuentes familiarizadas con la propuesta, informó Al Jazeera citando al Wall Street Journal.
A cambio del alivio de las sanciones, el gobierno de Nicolás Maduro reanudaría las conversaciones con la oposición del país para discutir las condiciones necesarias para celebrar elecciones presidenciales libres y justas en 2024.
El gobierno de EE.UU, el de Venezuela y algunas figuras de la oposición venezolana también han llegado a un acuerdo que liberaría cientos de millones de dólares en fondos estatales venezolanos congelados en bancos estadounidenses para pagar las importaciones de alimentos, medicamentos y equipos para la red eléctrica del país y sistemas de agua municipales.
Los funcionarios estadounidenses dijeron que aún se están discutiendo los detalles y advirtieron que “no hay planes para cambiar nuestra política de sanciones sin medidas constructivas del régimen de Maduro”, según lo expresó Adrienne Watson, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional.
Si el acuerdo se lleva a cabo, Chevron, junto con las empresas de servicios petroleros de Estados Unidos podrían volver a trabajar en Venezuela, pero colocando sólo una cantidad limitada de petróleo nuevo en el mercado mundial a corto plazo.
Cualquier cambio en la política norteamericana que traiga de vuelta a las compañías petroleras occidentales enviaría una señal al mercado de que hay más suministro en camino, para compensar la noticia de un posible acercamiento de Estados Unidos a Venezuela está surgiendo justo cuando los países de la Opep+ liderados por Arabia Saudita y Rusia acordaron reducir la producción en respuesta a la caída de los precios del petróleo.
Involucrar a Venezuela, que se encuentra sobre algunas de las reservas de petróleo más grandes del mundo, podría servir como una estrategia a largo plazo para Estados Unidos y Europa que intentan asegurar nuevas fuentes de energía a medida que la guerra de Rusia en Ucrania se prolonga y altera los mercados de materias primas, dijo Francisco Monaldi, un experto en energía de América Latina de la Universidad de Rice.
Pese a la señal de que Washington está dispuesto a terminar una campaña de presión contra el gobierno de Maduro que heredó de la administración Trump, hay peligros potenciales.
La propuesta está avivando la furia entre algunos de los enemigos acérrimos del gobierno venezolano, quienes creen que la estrategia permitiría al presidente mantener su control autoritario sobre el país con pocas concesiones, aunque también podría ser impopular entre algunos funcionarios de la administración de Maduro.
“Dentro del régimen, hay personas de línea dura que son muy críticas con el giro neoliberal de Maduro”, dijo Geoff Ramsey, director del programa de Venezuela en la Oficina de Washington para América Latina. “Y dentro de la oposición, tienes jugadores que están muy interesados en hacer todo lo posible para continuar con el gobierno interino”, dijo.
El portavoz de Chevron, Ray Fohr, no comentó sobre el acuerdo propuesto, pero dijo que en Venezuela “tenemos inversiones dedicadas y una gran fuerza laboral que depende de nuestra presencia”. Dijo que la empresa cumple con el marco actual de sanciones.
Ali Moshiri, un exejecutivo de Chevron que supervisó la expansión de las operaciones de la compañía en América Latina y trabajó en estrecha colaboración con funcionarios venezolanos, dijo que el cambio de la administración de Biden parece reflejar la presión política que ha surgido con el aumento de los precios de la energía y la escasez de suministros mundiales.
“Tiene mucho sentido que la administración Biden suavice algunas de las sanciones contra Venezuela, para permitir múltiples recursos que nos ayuden a bajar los precios de la energía”, dijo Moshiri, quien estima que el país podría alcanzar 1,5 millones de barriles por día de producción en dos años si Chevron y otras empresas pueden trabajar libremente.
Las conversaciones entre funcionarios de EE.UU. y Venezuela se han llevado a cabo en silencio desde por lo menos el mes de marzo, pero cobraron impulso cuando Venezuela liberó el sábado a seis ciudadanos estadounidenses y un residente permanente de EE.UU. que habían estado encarcelados en ese país. A cambio, Estados Unidos liberó a dos hombres, sobrinos de la primera dama venezolana Cilia Flores, que habían sido condenados por narcotráfico.
Las firmas de Wall Street y los inversionistas estadounidenses también habían estado presionando durante meses a la administración Biden para que levantara las sanciones para recuperar miles de millones de dólares en deuda y lograr acuerdos comerciales con Caracas. Las sanciones más duras se produjeron en 2019, cuando Estados Unidos y decenas de sus aliados declararon que el líder opositor Juan Guaidó era el presidente legítimo de Venezuela. Sin embargo, su movimiento no logró expulsar a Maduro, y la mayoría de los países ahora tratan abiertamente con el gobierno de Maduro.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de EE.UU., que administra las sanciones contra Venezuela, se está preparando para emitir una o más licencias para que Chevron opere sus cuatro proyectos petroleros conjuntos existentes con la compañía petrolera estatal Pdvsa.
Con Chevron a cargo de todos los aspectos de los proyectos y Estados Unidos otorgando autorización para exportar petróleo, Venezuela podría recuperar la relevancia en el mercado petrolero que disfrutó a principios de la década de 2000, cuando era uno de los principales exportadores de crudo. El país ahora exporta alrededor de 450.000 barriles por día y podría duplicar esa cifra en cuestión de meses, afirman especialistas familiarizados con la industria petrolera de Venezuela.
Entre los proyectos potencialmente importantes en Venezuela se encuentra el campo de gas marino Perla operado por Repsol SA de España y ENI SpA de Italia. Shell también está monitoreando el progreso de un posible acercamiento entre Estados Unidos y Venezuela para implementar un acuerdo preliminar de gas en alta mar en la costa este de Venezuela que abastecería una planta de licuefacción en la vecina Trinidad y Tobago.
No obstante, el especialista Monaldi afirma que los campos petroleros están tan deteriorados por la falta de inversión que Venezuela no podría aumentar significativamente la producción en los próximos dos años, incluso con la ayuda de empresas extranjeras. ““No creo que sea relevante para los mercados energéticos más amplios en el corto y mediano plazo”, agregó.
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