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La Casa Blanca entiende que el presunto comercio injusto de estas economías justifica los impuestos de Trump, pero no las represalias.
Estados Unidos presentó este lunes distintas demandas en la Organización Mundial del Comercio (OMC) para contragolpear a los principales socios comerciales que tomaron represalias contra los aranceles del presidente Donald Trump sobre metales y productos chinos.
Washington presentó reclamos separados contra China, la Unión Europea (UE), Canadá, México y Turquía, desafiando los aranceles de represalia que estos países han impuesto a las exportaciones agrícolas y maquinaria de Estados Unidos, informó la oficina del Representante Comercial estadounidense en un comunicado.
A pesar de la indignación de las autoridades de la UE, Canadá y México, la Casa Blanca entiende que el presunto comercio injusto de estas economías justifica los impuestos de Trump, pero no las represalias.
La Casa Blanca anunció aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio argumentando que los metales importados representan una amenaza para la seguridad nacional. China, la UE, México y Turquía han respondido con impuestos valuados en US$24.000 millones a exportaciones estadounidenses.
"Las acciones tomadas por el presidente son totalmente legítimas y plenamente justificadas como un asunto de las leyes estadounidenses y las reglas de comercio internacional", dijo en un comunicado el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer.
"En lugar de trabajar con nosotros para abordar un problema común, algunos de nuestros socios comerciales han elegido responder con aranceles de represalia diseñados para castigar a los trabajadores, agricultores y compañías estadounidenses", agregó.
Lighthizer dijo que esos aranceles violan las obligaciones de los estados miembro de la OMC.
Desde marzo, Trump ha incrementado la presión sobre China y sus aliados tradicionales, imponiendo aranceles sobre decenas de miles de millones de importaciones en acero, aluminio, lavadoras, paneles solares y amplias franjas de productos manufacturados y maquinaria.
Según la Cámara de Comercio de Estados Unidos, los aranceles de represalia sobre las exportaciones estadounidenses —destinadas a golpear las áreas de votantes de las que depende en gran medida el gobernante Partido Republicano— ahora cubren alrededor de US$75.000 millones.
Más amenazas al comercio
Al gravar el acero y aluminio importado de algunos países en marzo y de otros en junio, Trump recurrió a una arma poco utilizada en la política comercial estadounidense: bajo la Ley de Expansión Comercial de 1962, los presidentes tienen el poder de imponer tarifas ilimitadas a las importaciones que el Departamento de Comercio considere amenazas para la seguridad nacional.
La OMC les da a los países un amplio margen para determinar qué son intereses de seguridad nacional. Pero existe un acuerdo antiguo y tácito de que los miembros de la OMC utilizarían la justificación de seguridad nacional con moderación para evitar abusos.
Los aranceles al acero y aluminio de Trump pusieron fin a ese tabú. Ahora el Departamento de Comercio busca otro caso, más grande, de seguridad nacional contra las importaciones de automóviles. Las audiencias para dicha propuesta serán el jueves y viernes en Washington.
De forma independiente, Trump está metido en una guerra comercial contra China por las agresivas tácticas que Beijing ha utilizado para desafiar el dominio tecnológico estadounidense. Según la administración de Trump, esto incluye el robo cibernético y obligar a las compañías de Estados Unidos a entregar secretos comerciales a cambio de tener acceso rápido al mercado chino.
La semana pasada, Washington anunció 10% de aranceles a bienes chinos valorados en US$200.000 millones que entrarían en vigor en septiembre. El lunes, China dijo que presentó una queja ante la OMC contra los aranceles propuestos por Trump.
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