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El país latino presenta actualmente la tasa de inflación más alta en cuatro décadas y un alza del costo del dinero que no se daba desde hace 20 años. Hay riesgo de estanflación
Uno de los peores escenarios bajo los cuales puede estar un país a nivel macroeconómico, es recaer o entrar en estanflación: tener una tasa de inflación a niveles máximos y una caída significativa de su Producto Interno Bruto (PIB). En este escenario de riesgo se encuentra actualmente Argentina, situación que en este punto tiene a sus finanzas en jaque y cada vez más críticas.
“Este es el peor de los mundos para los responsables de política económica. Pone una balanza de si se deben controlar los precios o si se debe incentivar el crecimiento económico”, explicó Juan Carlos Velásquez, profesor de macroeconomía de la Universidad Javeriana.
¿Pero qué tan cercano es este panorama para el país que llegó a ser una de las grandes economías del mundo y la región?
Hoy, según los últimos datos oficiales, Argentina tiene en su contra varios indicadores negativos que la podrían llevar a ese panorama crítico: registra una inflación de 104,3%, la más alta en cuatro décadas. Para controlar esa alza de precios, el Banco Central de Argentina elevó esta semana, en tan solo cuestión de días, dos veces las tasas, el 20 de abril la ubicó en 81% y el miércoles pasado en 91%, la más alta en los últimos 20 años y la segunda más elevada del mundo después de Zimbabue, que la tiene en 150%. La meta de inflación del Gobierno actual, el que dirige, Alberto Fernández, es de 60% anual. Pero, hay otros indicadores como un déficit fiscal que ya alcanza 2,3% del PIB y una devaluación del peso argentino de 97% en los últimos 10 años, que agravan el panorama. “El caso de Argentina es particular. Ya está calificado al cierre de marzo de 2023, según las firmas de riesgo, como una economía incapaz de pagar su deuda; esta, al cierre de 2021 ya alcanzaba 31% de su PIB”, explicó el economista Juan Camilo Santana.
Además, se suman otras problemáticas más recientes, como un escenario económico afectado por la caída de las exportaciones agropecuarias, principal fuente de dólares, por la sequía que vive el país y por la incertidumbre que genera la cercanía de las elecciones presidenciales de este año.
Por ejemplo, un informe de la Bolsa de Cereales de Argentina estima que los efectos adversos de la falta de lluvias podrían alcanzar 1,8% del PIB local, además de cerrar el grifo de moneda extranjera al gobierno peronista.
Pero, ¿cuáles son las consecuencias de todo esto más allá de los indicadores económicos?
Lo primero, es que esto agrava la precariedad monetaria de los argentinos, pues actualmente 40% de su población está en situación de pobreza, según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística de ese país.
Por otro lado, para Velásquez, “dentro de los principales problemas a los que se ve enfrentada Argentina está la pérdida de confianza por parte de los inversionistas en medio de la incertidumbre que generan sus políticas macroeconómicas, lo que causa más escasez de dólares”.
Por todo esto, los organismos internacionales siguen vaticinando un mal panorama en Argentina, la Cepal ya ha dicho que el país este año se contraerá 2%.
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