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En la región, México, Nicaragua y Bolivia son los que reportan mayores despojos per cápita. Colombia se ubicó en la lista con 70 kilos de residuos
En un nuevo contexto de crisis económica mundial, parálisis del comercio y una sociedad con nuevos hábitos de consumo, los gobiernos repensaron estrategias para evitar el desabastecimiento y frenar los desperdicios que se generaron en sus cadenas de suministro, y es que, según estimaciones del Fondo Mundial para la Naturaleza, al año se pierden 1.200 millones de toneladas de alimentos, lo que equivale a 15% de los alimentos producidos a nivel mundial.
Siguiendo esta línea, Naciones Unidas y su programa de medio ambiente publicó un informe que retrata la situación del desperdicio en varios países del mundo, entre los que se encuentran territorios pertenecientes a la región.
El estudio de la entidad asegura que tan solo en 2019 se desperdiciaron más de 900 toneladas, entre servicios de comida, y hogares familiares, lo que significó 121 kilogramos de alimento desperdiciados por cada habitante del mundo.
Entre los países analizados se encuentra que a nivel mundial, India es el que registra las cifras más altas, con cerca de 60 millones de toneladas tiradas a la basura cada año, pero aunque el monto es elevado, este número se puede contrastar con el número de habitantes que tiene ese territorio, que son más de 1.300 millones, por lo que su cifra de desperdicio per cápita es la menor de todos los países estudiados, con 50 kilos de desperdicios por persona.
Teniendo en cuenta esto, la cifra por cabeza, con mayores kilogramos de alimento desperdiciado en la región, e incluso en el mundo se la llevó México, pues con 11 millones de toneladas desperdiciadas, el valor per cápita asciende a 94 kilos de alimentos, un hecho similar a la cifra de Brasil, que tiene 12 millones de toneladas desperdiciadas y cerca de 60 kilogramos de desechos, por persona.
Frente a la cifra de Colombia, el informe demuestra que el desperdicio es de 3,5 millones de toneladas cada año y de 70 kilos de comida per cápita, situación parecida a la que viven países como Argentina con 3,2 millones de toneladas desperdiciadas y una cifra por habitante de desechos de alimentos de 72 kilos.
Otro de los análisis muestra que en los países en estudio es evidente que los que generan mayores ingresos cuentan con cifras menores en desperdicios en los hogares, pues han generado políticas y procesos como el compostaje, para dar uso a los alimentos y lograr reducir esa cifra al mínimo. Por su parte, los países de ingresos bajos generan desperdicios de al menos 90 kilogramos en promedio por cabeza, en contraste, los de ingresos elevados tienen esa cifra en 79 kg.
Más allá de las cifras, la ONU muestra en su informe un hecho relevante, y es que, las políticas gubernamentales encaminadas a reducir los números de este fenómeno a nivel mundial reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que se traduciría en el decrecimiento de los niveles de contaminación, además, mejoraría la disponibilidad de alimentos y consigo se frenarían o retrasarían las cifras de hambruna y pobreza, elevando así la disponibilidad de alimentos a nivel mundial y la fuerza de la economía en los países.
Residuos son más altos en el suministro
Según el Banco de Alimentos, la mayoría de desperdicios de se da en medio de la cadena de suministro. Entre los sectores de este proceso, las explotaciones agrícolas son las que generan mayores cifras pues la inapropiada recolección o manipulación y las condiciones climáticas afectan la calidad de los productos. En la misma línea se encuentra el almacenamiento o distribución, pues la alteración en la cadena de frío, o una mala ubicación en su distribución podrían llegar a estropear un lote entero de frutas, hortalizas o sus derivados.
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