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El Congreso es el único poder que puede restituir el orden político, pero para ello debe convencer a los legisladores del MAS.
Bolivia está sin presidente desde el domingo y todo indica que el camino de transición hacia la elección de un nuevo mandatario está lleno de obstáculos. A diferencia de Chile, donde el descontento radica en las diferencias de las clases socio-económicas, en Bolivia la rabia del pueblo se desató tras el fraude electoral de Evo Morales, quien lideró el país durante 14 años.
El tema se remonta al plebiscito de febrero de 2016, donde se consultó si se aprobaba o no la cuarta reelección presidencial de Morales, proceso en el que la opción “no” ganó con 51% contra 49% que apoyaban su permanencia en el cargo. Sin embargo, Morales deslegitimó los resultados y acudió al Tribunal Constitucional con el argumento de que frenar una nueva reelección atentaba contra los derechos políticos del jefe de Estado, por lo que en 2017 el organismo le dio el aval para que el ahora exmandatario acudiera a las urnas y llegara hasta 2025.
Aldo Olano, docente investigador de la Universidad Externado de Colombia, señaló que la función del presidente de transición es convocar a elecciones generales y conducir ese proceso. Para ello, se deben cumplir los siguientes pasos: “Primero, está nombrar un presidente, algo que genera mucha incertidumbre por la división política que hay en el país, muchas cabezas importantes del Gobierno renunciaron y el Congreso tiene esta decisión en sus manos. El segundo paso es reordenar el Tribunal Electoral de Bolivia para así llegar al tercer paso, que es convocar unas elecciones”, señaló Olano.
Mientras se intenta aclarar el panorama político de Bolivia, que algunos llaman golpe de estado, y otros, vacío de poder, las instalaciones del Congreso esperaban a una mayoría parlamentaria para definir el gobierno de transición. Si bien hay una persona que está dispuesta a asumir la presidencia temporal, que es la segunda vicepresidente del Senado, Jeanine Áñez; el obstáculo es que la oposición no tiene la mayoría parlamentaria para hacer el nombramiento. Esa es la razón por la que Luis Fernando Camacho, uno de los jefes de la oposición, ayer escribió Twitter: “Asistamos hoy a plaza Murillo a las 15:30, para garantizar la sucesión constitucional y (que) asuma la senadora @JeanineAnez como manda nuestra Constitución”. La oposición necesita el voto de 19 legisladores (de un total de 36), pero la oposición solo suma 11 de ellos, por lo que tendría que convencer a ocho parlamentarios que apoyaban a Morales (del partido Movimiento al Socialismo). Al cierre de esta edición, voceros del MAS anunciaron que aceptaban sentarse en el Congreso, pero con ciertas condiciones que no precisaron.
Luego de que la asamblea Legislativa de Bolivia levantara la sesión especial para nombrar gobierno interino por la falta de quorum, Áñez se autoproclamó Presidenta Interina ante los legisladores. "Estoy con el compromiso de llevar adelante este proceso que definitivamente no va a ser muy fácil pero que es lo que demanda el país, es lo que demanda la ciudadanía: convocar a elecciones lo más pronto posible. Y que el resultado de esas elecciones con autoridades probas, de mérito, de capacidad, que sean independientes y reflejen lo que la población quiera", dijo.
Francisco Giraldo, docente de la Universidad Externado, explicó que más allá de tratarse de un golpe de Estado, es un “golpe de opinión. Los militares dieron el puntillazo final al mejor estilo de los golpes de estado del siglo XXI. En Bolivia la policía se acuarteló y se negó a reprimir las manifestaciones, expresándole a Morales que la forma de resolver la crisis era renunciando”.
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