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El 54% de los puestos de trabajo perdidos afectan a las mujeres, dice el último análisis de McKinsey y el llamado es a actuar ahora
Ya es lamentablemente un hecho que la pandemia del coronavirus erosionará la participación femenina en el mercado laboral, convirtiéndolas en uno de los grupos más afectados por la recesión a nivel mundial.
En línea con ello, la consultora McKinsey alertó que el empleo de las mujeres es 1,8 veces más vulnerable a esta crisis que el correspondiente a hombres. Y si bien representan el 39% del total de los trabajos en el planeta, también constituyen el 54% de la pérdida global de los mismos.
En el estudio “Covid-19 y equidad de género: contrarrestar los efectos regresivos”, la entidad advirtió que el Covid-19 “no solo haría retroceder la causa de la igualdad de género, sino que también frenaría la economía global”. Pero, por el contrario, “tomar medidas para restablecer el equilibrio ahora podría mejorar los resultados sociales y económicos de millones de mujeres en todo el mundo y ayudar a impulsar el crecimiento económico”.
En el artículo, McKinsey diseñó tres escenarios para mostrar el impacto que podría tener en el Producto Interno Bruto (PIB) global en 2030 incentivar o no acciones para combatir la brecha de género en medio de la crisis sanitaria.
El primero, denominado “recesivo de género”, es el más negativo.
En ese marco, las autoridades deciden “no hacer nada” para impulsar acciones que contrarresten los efectos de la pandemia, lo que implicaría que el PIB mundial podría reducirse en US$ 1 billón (millón de millones) para fines de la próxima década.
Esto significaría que “las mujeres experimentan una parte desproporcionada de la pérdida de puestos de trabajo durante la pandemia de Covid-19”, y la tasa de participación de ellas en la fuerza laboral se reduciría de 0,63 antes de la llegada del coronavirus a 0,61 en 2020, la cual se mantendría estancada hasta fines de 2030.
Para ese año, en consecuencia, habría 33 millones de mujeres menos trabajando. La opción favorita de McKinsey es el escenario de “actuar ahora”, en el que -si se decide avanzar desde ya hacia la paridad de género- el Producto mundial podría ser US$ 13 billones más alto en 2030, un aumento del 11% del mismo en relación a “no hacer nada”.
La tasa de participación en la fuerza laboral aumentaría de 0,61 en 2020 a 0,71 en una década para las mujeres, creando 230 millones de nuevos empleos para ellas en el mundo.
Por último, hay un camino intermedio: “esperar para tomar medidas”. Las acciones para mejorar la paridad comenzarían en 2024, y si bien impactarían positivamente en el PIB, hacia fines de la década sería US$ 5,4 billones más bajo que en el escenario favorito. La tasa de participación laboral de mujeres a hombres, en tanto, mejoraría a 0,67, desde 0,61 en 2020.
La consultora aclaró que el escenario “más negativo” podría ser más crítico si la carga del cuidado de niños se extiende durante muchos meses o la recuperación es más lenta. Por ejemplo, “podría provocar que más mujeres abandonen el mercado laboral de forma permanente”.
¿Qué acciones impulsar?
Una de las principales razones de que el virus esté impactando más a las mujeres es el aumento de la carga de los cuidados no remunerados, según el estudio.
“El empleo de las mujeres está cayendo más rápido que el promedio, incluso teniendo en cuenta el hecho de que mujeres y hombres trabajan en diferentes sectores”, precisó el documento.
Por lo mismo, McKinsey recomendó a las autoridades abordar el cuidado infantil no remunerado, ya que “no se puede subestimar la importancia de reducir el desequilibrio de género en la responsabilidad del cuidado”.
Las intervenciones para abordar este problema incluyen, entre otras, un mejor reconocimiento del trabajo no remunerado, la reducción de la cantidad de este y el reequilibrio entre hombres y mujeres.
Según estimaciones de la consultora, el valor del trabajo de cuidado no remunerado realizado por mujeres es US$ 10 billones, lo que equivale al 13% del PIB mundial.
Adicionalmente, abordar la inclusión digital y financiera, además de los “sesgos de actitud” serían aspectos claves para impulsar la paridad de género en medio de la recesión pandémica.
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