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Duberney Capador, de 40 años, un sargento retirado del Ejército de Colombia con curso de contraguerrilla, paracaidismo y fuerzas especiales, fue una de las personas abatidas el miércoles
Un exmilitar colombiano muerto por la policía de Haití y acusado de estar implicado en el asesinato del presidente Jovenel Moïse fue contratado para proteger a personas de alto perfil y no para atentar contra la vida del mandatario, dijo el sábado su hermana al defender la inocencia de su familiar.
Duberney Capador, de 40 años, un sargento retirado del Ejército de Colombia con curso de contraguerrilla, paracaidismo y fuerzas especiales, fue una de las personas abatidas el miércoles por la policía de Haití acusado de haber participado en el magnicidio de Moïse.
Las autoridades haitianas afirman que Moïse fue asesinado por un comando armado de extranjeros: 26 colombianos y dos haitiano-estadounidenses. Pero algunos familiares de los acusados niegan la afirmación y aseguran que fueron contratados como guardaespaldas y traductores.
De acuerdo con la policía haitiana, diecisiete de los hombres fueron capturados, tres murieron y ocho huyeron.
"Yo considero que hay algo que no cuadra, hay algo que no está bien, que algo pasó", dijo Jenny Carolina Capador en una video entrevista con Reuters.
"Lo que yo tengo claro y se lo aseguro a todo el mundo, es que mi hermano era una persona correcta y que mi hermano no hizo lo que le están acusando, mi hermano es una persona inocente de lo que están hablando", afirmó.
Jenny Carolina dijo que tras su pensión del ejército, en el 2019, su hermano se dedicó a trabajar en compañía de su madre en una finca de la región cafetera del centro de Colombia en un proyecto de producción de gallinas y de peces.
La mujer afirmó que su hermano, padre de dos hijos, recibió en abril de este año una llamada de un antiguo compañero de filas que le propuso vincularse a una empresa de seguridad para ir a trabajar a Haití y que en mayo viajó vía Panamá a República Dominicana desde donde días después tomó un vuelo a Puerto Príncipe.
"Me comentó que le habían hecho un ofrecimiento para irse a trabajar en una empresa de seguridad, a prestarle vigilancia y colaborar en la seguridad de personas importantes y que les iban a pagar bien", relató Jenny Carolina quien aseguró que su hermano quería garantizar la educación de sus hijos y por eso aceptó el trabajo.
La hermana del exmilitar colombiano, que emprendió una campaña para repatriar al cuerpo de Duberney, despedirlo y darle cristiana sepultura, reveló que mantuvo comunicación con él por un sistema de mensajería instantánea durante todo el miércoles, hasta antes de que muriera.
"En la última conversación que yo tuve con mi hermano me dijo 'llegamos tarde, lastimosamente, (a) la persona a la que íbamos a cuidar, no pudimos hacer nada'", relató.
Jenny Carolina aseguró que en una de las comunicaciones su hermano le contó que él y sus compañeros estaban siendo atacados, le pidió orar, pero no contar nada a su mamá.
"Me dijo 'estamos acorralados, nos tienen encerrados y nos están disparando (...) vamos a negociar nuestra salida'", aseguró. "Hasta las 5:50 que le escribí para saber cómo estaba y me dijo que bien, ya de ahí no volví a saber nada de mi hermano".
Las autoridades colombianas reconocen que por su preparación y experiencia los exmilitares suelen ser reclutados para trabajar en operaciones de seguridad o como mercenarios en otros países.
Los casi 60 años de conflicto armado del país sudamericano se convirtieron en un inmejorable campo de entrenamiento para los militares, muchos de los cuales se retiran a partir de los 40 años.
La policía colombiana aseguró no tener información por ahora de quién contrató a los hombres y cuál era la misión en Haití, aunque participa en la investigación con las autoridades de esa nación del Caribe.
"Mi hermano no fue a atentar contra la vida del señor presidente. Estoy cien por ciento segura de que mi hermano es inocente de lo que le están acusando. Mi hermano era un hombre recto, de honor", concluyó Jenny.
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