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En Latinoamérica la suerte de los exjefes de Estado no ha sido auspiciosa en los últimos años.
No hay una fórmula única para un gobernante que se retira de su cargo. Crear una fundación parece ser una opción atractivapara los expresidentes de EEUU. El retiro de la vida pública ha sido la opción preferida en el caso de los asiáticos. En Europa también han optado por el bajo perfil o por la incursión en el sector privado.
Pero en Latinoamérica la suerte de los exjefes de Estado no ha sido auspiciosa en los últimos años: en países como Brasil, Argentina y sobre todo Perú, la Justicia ha abierto investigaciones que han culminado con arrestos.
La reelección, la ocupación de cargos parlamentarios y una vida política activa también han marcado las agendas postpresidenciales.
EEUU: el apoyo a los candidatos del partido y las fundaciones
A semanas de cumplir un año desde que dejó la presidencia, Barack Obama dio su primera entrevista como exmandatario al programa Today, de la BBC. La noticia fue aún más llamativa por su entrevistador: el príncipe Harry de Gales.
Obama ha tenido pocas intervenciones durante la presidencia de Donald Trump, pero han sido significativas. En mayo, apoyó la candidatura de Emmanuel Macron; en noviembre, publicó un video defendiendo la neutralidad en red, que luego fue derogada por Donald Trump; y el mes siguiente hizo campaña por el candidato demócrata a la carrera especial por un cupo senatorial de Alabama.
Más actividad tiene su fundación, ahora enfocada en la construcción del Obama Presidential Center en Chicago, y que busca potenciar la participación cívica y la innovación.
Su estrategia no difiere mucho de sus antecesores. George W. Bush tiene su propio centro presidencial en Texas, al alero del instituto que lleva su nombre y que impulsa iniciativas de educación, deportes y transición de veteranos del Ejército.
Tampoco ha estado ajeno a la política: el año pasado asistió a eventos en beneficio de candidatos republicanos a gobernador. En octubre, dio un discurso sobre la "división" en EEUU, en el que pareció criticar a Trump.
Un año antes, tanto él como su padre, el expresidente George H.W. Bush, habían estado notablemente ausentes de la campaña del hoy mandatario.
Por su parte, Bill Clinton ha tenido mayor visibilidad por la campaña de su esposa, Hillary, a la presidencia el año pasado. Ambos también cuentan con su propia fundación, que ha sido cuestionada por recibir dinero de individuos y entidades extranjeras mientras la excandidata era secretaria de Estado.
América Latina: aferrarse al poder o enfrentarse a la Justicia
Latinoamérica tiene un largo registro de expresidentes procesados por la Justicia. Perú es emblemático: Ollanta Humala (2011-2016) está en prisión preventiva desde julio, acusado de lavar dinero de la constructora brasileña Odebrecht. El mismo caso tiene prófugo a Alejandro Toledo (2001-2006). Alan García (2006-2011) no ha sido acusado, pero en la empresa lo apuntan como un "cercano". Él lo niega.
Pero el terremoto de Odebrecht ha tenido más coletazos en Brasil, donde las indagatorias alcanzan a ministros, parlamentarios y al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. El exmandatario, quien niega las acusaciones, es una de las principales cartas para las presidenciales de este año, pero no está claro que logre competir: hay un pedido de prisión en su contra.
Otros exjefes de Planalto han tenido destinos disímiles. Fernando Henrique Cardoso (1995- 2003) es profesor universitario y comentarista habitual de política, mientras que la destituida Dilma Rousseff (2011-2016) hace campaña por Lula y aún denuncia un "golpe" en su contra.
En Argentina, en tanto, la expresidenta Cristina Fernández ya cuenta con una solicitud de arresto que está en proceso, pero, como senadora por Buenos Aires, tiene fuero. El expresidente uruguayo José Mujica también pasó del gobierno al Senado, un trabajo que complementa con giras internacionales que, incluso, lo trajeron a Chile para apoyar la campaña de Alejandro Guillier.
En Ecuador, el exmandatario Rafael Correa (2007-2017) volvió para hacer campaña por la reelección indefinida, al tiempo que critica a su otrora delfín, el hoy presidente Lenín Moreno.
Menos escándalos hay en Colombia y México. En el primero, Álvaro Uribe (2002-2010) lideró la oposición a la paz con la guerrilla y ahora busca instalar un candidato para las presidenciales. En el segundo, Vicente Fox (2000-2006) ha sido observador del conflicto en Venezuela y fuerte crítico de Trump, mientras Felipe Calderón (2006-2012) impulsa la candidatura presidencial de su esposa, Margarita Zavala.
Europa: retiro político e incursión en el sector privado
Los dos últimos exprimeros ministros del Reino Unido, David Cameron y Gordon Brown, se alejaron totalmente de la vida pública una vez que abandonaron Downing Street 10. Pero su predecesor, Tony Blair, se ha alejado de la norma y sigue activo. Durante su gestión, entre 1997 y 2007, Blair apoyó la política exterior del presidente estadounidense George W. Bush, participando en la invasión a Afganistán en 2001 y en la controvertida invasión a Irak en 2003.
Desde que renunció, fue nombrado Enviado Especial del Cuarteto de Medio Oriente, un grupo que vela por el proceso de paz entre Israel y Palestina, cargo que ejerció hasta mayo de 2015. Hoy tiene una consultora, Tony Blair Associates, y un instituto, Tony Blair Institute, realiza conferencias alrededor del mundo y ha creado varias fundaciones, incluyendo la Tony Blair Faith Foundation.
La gestión de José María Aznar como presidente del gobierno de España estuvo marcada por la introducción del euro como moneda y, a nivel internacional, por el apoyo a la "guerra contra el terrorismo" del presidente Bush. Perdió la reelección en 2004, tras un atentado terrorista de una célula yihadista. Desde que abandonó el gobierno ha trabajado y asesorado a empresas como News Corporation, Centaurus Capital, Endesa, Barrick Gold y KPMG. Además, participa activamente en el debate político español.
En Italia, el regreso al poder tiene como símbolo a Silvio Berlusconi, quien fue primer ministro por tres períodos (1994-1995, 2001-2006, 2008-2011) y pese a que salió del cargo en medio de escándalos sexuales, protestas y la crisis de deuda, va por más. En la elección de este año el magnate de los medios no será el único que busque su retorno: el expremier Matteo Renzi (2014-2016) también participará en la contienda.
Asia: adoptar un bajo perfil, con la excepción de la encarcelada Park
En China los ex presidentes juegan un rol importante en la vida del Partido Comunista Chino (PCC). Asisten a todos los Congresos quinquenales para dar la sensación de unidad y continuidad a la gestión del partido.
Hu Jintao, quien presidió a la segunda economía mundial entre 2002 y 2012, decidió retirarse voluntariamente de todos los cargos al fin de su mandato, para no opacar la figura de su sucesor. Hu salió temporalmente de su inactividad política para asistir al Congreso del PCC el año pasado junto a su predecesor, Jiang Zemin.
En Corea del Sur, Park Geun-hye marcó un hito al convertirse en la primera mujer presidenta electa popularmente. Hija de un ex presidente, gobernó entre 2013 y 2017 y llegó a ubicarse en el puesto 11 de las mujeres más poderosas del mundo de la revista Forbes.
El 9 de diciembre de 2016 se inició un proceso de impeachment en su contra por acusaciones de corrupción y tráfico de influencias, que culminó con su salida el 10 de marzo de 2017. Park está detenida desde ese mismo mes y hoy enfrenta más de 20 cargos en su contra.
En Japón, Junichirōo Koizumi es uno de los exprimeros ministros más recordados. Koizumi ejerció por tres períodos consecutivos, entre 2001 y 2006. A partir de entonces, los primeros ministros que le siguieron duraron sólo un año en el cargo, incluyendo al actual premier Shinzo Abe, quien antes de iniciar su período actual en 2012, estuvo en el poder entre septiembre de 2006 y septiembre de 2007.
Koizumi se retiró de la política cuando terminó su período parlamentario en 2009. Pero volvió a captar la atención pública en 2013 cuando abogó por abandonar la energía nuclear en Japón luego del desastre nuclear en Fukushima, una causa que sigue defendiendo hasta hoy.
“Hay un pesimismo ideológico de los grandes empresarios en este país”, dijo el mandatario. La frase generó varias reacciones entre los gremios del sector productivo
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