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El influyente funcionario de la Fed no dijo si preferiría que el banco central suba sus tasas desde los niveles cercanos a cero durante la reunión de política monetaria del 16 y 17 de septiembre.
No obstante, sostuvo que la presión a la baja en los precios por la apreciación del dólar, la caída del petróleo y la holgura en el mercado laboral estadounidense se están disipando.
La confianza cauta de Fischer, así como la del gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, quien habló en la conferencia junto a él, sugieren que al menos dos importantes bancos centrales están inclinados a mirar más allá de una semana de turbulencia en los mercados financieros provocada por los temores de que la economía de China se esté desacelerando.
"Dada la aparente estabilidad en las expectativas de inflación, hay buenas razones para creer que la inflación se acelerará al tiempo que las fuerzas que la mantienen a la baja se disipen aún más", dijo Fischer en el marco de una conferencia de banqueros centrales en Jackson Hole, Wyoming.
"Con una inflación baja, probablemente podemos retirar la política expansiva a un ritmo gradual", sostuvo. "Aún así, debido a que la política monetaria influye en la actividad real con un sustancial rezago, no deberíamos esperar a que la inflación vuelva al 2 por ciento para empezar los ajustes", agregó.
Bancos centrales y gobiernos de todo el mundo se están preparando para la decisión de la Fed, que podría debilitar a las monedas extranjeras y poner aún más presión sobre los mercados emergentes, que ya se están tambaleando después de una ola liquidadora en los mercados bursátiles globales.
Al mismo tiempo, Fischer, Carney y otros funcionarios están luchando con los bajos niveles de inflación a nivel mundial, reconociendo que el ritmo rápido de la globalización durante el último cuarto de siglo podría haber dificultado que un único país pueda acelerar la inflación.
"Hay profundas fuerzas desinflacionarias de largo plazo y cíclicas actuando en la economía global", dijo Carney, lo que dificulta que los bancos centrales en Londres, Washington y otras capitales logren las metas de inflación que han fijado como parte central de su política.
La Fed ha sostenido que desea tener una convicción razonable de que la inflación, que se ha mantenido por debajo de la meta del 2 por ciento durante algunos años, repuntará en el mediano plazo.
La recuperación de los precios podría estancarse, sin embargo, si una desaceleración en China y la caída de los precios de las materias primas presionan a la economía global.
"En este momento, estamos siguiendo los sucesos en la economía china y sus efectos reales y potenciales en otras economías con más atención que lo habitual", dijo Fischer, un aliado cercano de la presidenta de la Fed, Janet Yellen.
La medición de la inflación preferida por la Fed cayó a un 1,2 por ciento en julio, su nivel más bajo en más de cuatro años.
Fischer sostuvo que la apreciación del dólar durante el último año jugó un importante papel en el debilitamiento de la medición y que podría limitar el crecimiento del Producto Interno Bruto de Estados Unidos durante el 2016 e incluso hacia 2017 -mayor razón para "proceder con cautela" a la hora de subir las tasas, afirmó.
El viernes, Fischer realizó una aparición improvisada en televisión para decir que era demasiado pronto para decir si la Fed debería subir sus tasas de interés en septiembre pro primera vez en casi una década.
Los mercados, alertas a cualquier señal sobre si los funcionarios están descartando un alza en septiembre, interpretaron los comentarios de Fischer como una indicio de que este año habría al menos un ajuste.
Si bien los bancos centrales de China, Japón y Europa están expandiendo su estímulo monetario para luchar contra una deflación o impulsar el crecimiento, el Banco de Inglaterra, al igual que la Fed, está decidiendo cuándo iniciar un ajuste de política.
Carney dijo que una desaceleración en China podría presionar aún más a la inflación en Reino Unido, pero por el momento no cambia la postura del banco central sobre cuándo y cómo podría subir sus tasas.
Economistas predicen que el Banco de Inglaterra posiblemente comenzará a subir sus tasas en el primer trimestre del próximo año.
"Es poco probable que los acontecimientos en China cambien el proceso de alzas de tasas de interés desde limitado gradual a infinitesimal e inerte", dijo Carney durante la conferencia, reiterando que la decisión de política del Banco de Inglaterra se haría más clara "cerca de fin de año".
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