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Más de 20% de las compañías locales que evalúa la agencia tiene perspectiva negativa. En el año ha bajado el rating a cinco corporaciones que operan en el país.
Las presiones recesivas aumentan y, con estas, la posibilidad de movimientos negativos en la calificación de riesgo de empresas peruanas, advierte Fitch Ratings, agencia que rebajó la nota a cinco corporaciones locales y solo mejoró la de una compañía en lo que va del 2023.
A la fecha, más de 50% de las empresas a las que Fitch hace seguimiento tiene calificaciones BBB, al 32% se le asignó BB y las restantes tienen calificaciones de B o B+ -que no representan grado de inversión-.
Sin embargo, la agencia prevé más recortes en la nota de las empresas peruanas en el mediano plazo, pues la desaceleración del consumo y las presiones inflacionarias rezagadas (acumuladas) plantean riesgos inminentes para la calidad crediticia de dichos emisores de titulos de deuda (bonos, principalmente).
Así, advirtió que las compañías locales con perspectivas negativas en su calificación aumentaron a 26% -del total de empresas que evalúa-, mientras que 70% cuenta con perspectivas estables y apenas 4% tiene perspectivas positivas al 17 de octubre último.
Según Fitch, los riesgos clave que afrontan las firmas locales este 2023 involucran la reducción de la demanda interna, la desaceleración o contracción de las inversiones públicas y privadas, el resurgimiento de la inestabilidad y estancamiento político, efectos adversos de El Niño en múltiples sectores y una eventual rebaja de la calificación soberana.
La situación recesiva implica menor consumo y, por consiguiente, bajas ventas de las empresas, menores ingresos y márgenes, lo que aprieta los indicadores de solvencia de las compañías y podría afectar la evaluación de su calidad crediticia, dijo Marco Contreras, Head of Research de Kallpa SAB.
Además, el fenómeno de El Niño y el ruido político son variables a monitorear constantemente pues de activarse podrían empeorar aún más la situación del país, sostuvo.
En tanto, José Larrabure, vicepresidente de CFA Society Perú, comentó que las empresas que están tomando mayor endeudamiento, registran menores ingresos o problemas de gobierno corporativo, pueden estar más propensas a un cambio en su calificación, por causas internas de la firma o del sector.
Si la economía está golpeada por la subida de tasas de interés, El Niño costero o problemas sociales, también se afectan los negocios, lo que repercute en el consumo y deteriora los resultados de las firmas, refirió.
“Y, en un entorno recesivo como el que estamos viviendo, suelen darse más reclasificaciones de rating con sesgo a la baja”, acotó.
La agencia calificadora señala que el perfil de apalancamiento medio de estas empresas es relativamente sólido, tras pasar de 2,4 a y 3,2 veces en el año.
Contreras argumenta que el aumento en el índice de apalancamiento (medido como la relación entre deuda neta y Ebitda de las firmas), responde, en ciertos casos, a las menores utilidades reportadas por las grandes compañías.
Fitch proyecta que el PIB solo crecería 0,3% este año -estimación muy lejana de 1,8% estimado previamente- debido al débil crecimiento económico que continúa en el segundo semestre por el malestar social y las secuelas de las lluvias del ciclón Yaku.
Además, El Niño tendría efectos directos en la pesca y la agricultura, la construcción enfrentarían retrasos relacionados con el clima, y la minería y comercio podrían interrumpirse por la inaccesibilidad de las carreteras, indica.
En esa línea, los especialistas esperan que corporaciones del sector pesca, construcción y algunas agroindustriales podrían ser evaluadas para determinar si sus indicadores de solvencia continúan sólidos o si requieren un ajuste en su rating.
“Por ejemplo, una empresa que produce palta no muestra el mismo impacto que una de uva o arándanos, ni las firmas que están en Piura ven similar efecto que las de Ica. Dependerá de la intensidad de los factores climáticos y los tipos de cultivo”, detalló Larrabure.
El sector construcción es afectado por el mayor costo de endeudamiento que reduce la intención de compra de vivienda, aunque minería podría esquivar los problemas locales pues depende más de precios y factores internacionales, complementó.
Para Contreras, el crecimiento económico esperado el resto del año y en el 2024 es bajo y no se registra algún catalizador que pueda mejorar la situación del país. “Tal vez, pasado El Niño, se puedan recuperar algunos indicadores individuales de las empresas, pero la economía local seguirá débil en términos de crecimiento por unos meses más”, expresó.
Fitch afirmó la calificación ‘BBB’ de Perú y mantuvo una perspectiva negativa en octubre de este año, decisión basada en expectativas de una continua incertidumbre política y un deterioro de la gobernanza que socavan la inversión privada y las perspectivas de crecimiento económico.
También elevó el techo país de Perú a ‘A-’ desde ‘BBB+’, lo que refleja un riesgo cambiario mitigado, una sólida liquidez externa del banco central, un alto nivel de inversión extranjera directa y numerosos acuerdos comerciales.
Larrabure sostuvo que, pese a no tener proyectada una reducción en el rating de la deuda soberana, un downgrade del país implicaría, además, un ajuste a la baja en el rating de las empresas domiciliadas en Perú, pues se considera un escenario de mayor riesgo.
El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) redujo su tasa de política monetaria en 50 puntos básicos a 7,25% en medio de una menor inflación impulsada por la atenuación de los shocks de oferta, los fenómenos climáticos y los precios de la energía.
Sin embargo, nuevos recortes de tasas podrían complicarse por las presiones inflacionarias que emanan de la posibilidad de que El Niño tenga efectos mayores a los esperados, una postura restrictiva de política monetaria de Estados Unidos que se prolonga y los crecientes riesgos geopolíticos que podrían afectar los precios de los alimentos y el petróleo, advierte Fitch.
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