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Alzas se prolongarán hasta principios de 2022 y la reducción del crecimiento económico sería de 0,3 puntos porcentuales este año
El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que los precios de las energías se mantendrán elevados por lo menos hasta 2022, y advirtió que ello podría comenzar a afectar el crecimiento global, en particular de las economías en desarrollo.
El organismo multilateral manifestó que los precios del carbón y del gas natural están afectando a los productores del sector industrial que utilizan estas materias primas para fabricar químicos o fertilizantes.
Sostiene que esa dinámica es preocupante, porque afecta las perspectivas de inflación, los trastornos de las cadenas de suministros, los aumentos de los precios de los alimentos y una demanda más constante.
De este modo, el FMI advirtió que si el precio de la energía se mantiene en el nivel actual, como se proyecta, el valor de la producción mundial que se basa en combustibles fósiles como porcentaje del PIB este año aumentaría de un 4,1%, según la proyección de julio del mismo Fondo Monetario, a un 4,7%.
“El aumento de los precios de la energía plantea riesgos a corto plazo para la inflación mundial y podría influir en el crecimiento de los países importadores de energía”.
Además, en 2022 podría llegar hasta un 4,8%, superior a la proyección del 3,75% de julio.
“Si suponemos que la mitad del aumento del costo del petróleo, el gas y el carbón se debe a una menor oferta, eso representaría una reducción de 0,3 puntos porcentuales de crecimiento económico mundial este año y aproximadamente una de 0,5 puntos porcentuales el año próximo”, advirtió el FMI sobre los precios altos de la energía.
Señala que los precios de los energéticos podrían empezar a moderarse a principios de 2022: “esperamos que los precios vuelvan a niveles más normales a principios del año próximo, cuando la demanda relacionada con la calefacción y la oferta se ajuste. No obstante, si el nivel de precios se mantiene alto, podría empezar a afectar el crecimiento mundial”, dijo el FMI. Agregó que aunque las perturbaciones del suministro y las presiones sobre los precios representan dificultades, la situación “no se compara con el shock de energía de principios de la década de 1970”.
El FMI cree que el precio del gas natural se estabilizará en el segundo trimestre del próximo año, cuando el final del invierno de Europa y Asia reduzca las presiones estacionales, algo que los mercados de futuros también pronostican. También ve probable que se reduzcan los precios del carbón y el crudo, aunque la incertidumbre sigue siendo elevada y un pequeño shock de demanda podría activar nuevos aumentos.
“Los pronósticos para un noviembre más frío tienen a los operadores de energía preparándose para un mercado muy ajustado que se satisfará con una demanda sin precedentes este invierno. Este mercado petrolero seguirá siendo ajustado y eso debería significar uno o dos títulos de distancia del petróleo de US$90”, precisó Edward Moya, analista senior de mercado de Oanda.
Por su parte, otro organismo multilateral, el Banco Mundial, manifestó recientemente que los precios de la energía aumentarían lentamente en 2022 después de subir más del 80% este año, y afirmó que los precios de la energía deberían comenzar a bajar solo hasta la segunda mitad del próximo año, a medida que disminuyan las restricciones de suministro.
“El aumento de los precios de la energía plantea importantes riesgos a corto plazo para la inflación mundial y, si se mantiene, también podría influir en el crecimiento de los países importadores de energía. El fuerte repunte de los precios de las materias primas está resultando ser más pronunciado de lo previsto. La reciente volatilidad de los precios puede complicar las decisiones políticas a medida que los países se recuperan de la recesión mundial del año pasado”, señaló Ayhan Kose, economista jefe y director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial.
Finalmente, el Fondo Monetario Internacional recomendó que los gobiernos deben actuar para evitar interrupciones del suministro ante empresas de servicios que recortan la generación cuando deja de ser rentable. Sostiene que los apagones podrían afectar la actividad en los sectores químico, siderúrgico y manufacturero.
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