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Entre los países desarrollados, el que más crecería sería España (4,3%), Reino Unido (3,6%) y Canadá (3,3%). EE.UU. avanzaría 1,6%
Como lo anunció la semana pasada Kristalina Gueorguieva, gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), la institución recortó levemente sus proyecciones económicas para este y el próximo año.
En el mundo prevé que la economía se expanda 3,2% en 2022 - sin variaciones frente a la expuesto en julio - mientras que para 2023 la cifra disminuyó 0,3 puntos porcentuales (pps), pasando de 2,9% a 2,7%.
¿Las razones? Un panorama mucho más complejo en medio de la guerra en Ucrania, inflación en niveles récord y el endurecimiento de la política monetaria de las principales economías del mundo que desencadenaría en una recesión.
El documento desglosa la actividad por regiones. De esta manera, las economías desarrolladas crecerían 2,4% este año y 1,1% el siguiente, lo que evidencia un descenso de 0,1 pps y 0,3 pps, respectivamente frente a lo que se tenía presupuestado en el séptimo mes del año.
Proyecciones por países
Para el caso de Estados Unidos, la tasa al cierre del año en curso se expandiría solo 1,6% en 2022 y 1% en 2023. La eurozona ascendería 3,1% y 0,5%, respectivamente. Los países que tendrían un mejor comportamiento son España (4,3%), Reino Unido (3,6%), Canadá (3,3%) e Italia (3,2%).
Para el caso de las economías desarrolladas, las proyecciones apuntan a un aumento de 3,7% para ambos periodos, lo que, contrario a lo realizado con las naciones más grandes, representa una leve mejoría en las cifras. En cuanto a América Latina y el Caribe, el repunte sería de 3,5% y 1,7%, respectivamente, mientras que en las de Asia sería de 4,4% y 4,9%, y Europa de 0% y 0,6%. Entre este grupo, aquellos que más se fortalecerían serían Arabia Saudita (7,6%), India (6,8%), Asean (5,3%), Medio Oeste y Asia Central (5%).
Según Pierre-Olivier Gourinchas, consejero económico y director del Departamento de Estudio del FMI, los choques de este año reabrirán las heridas económicas que solo se curaron parcialmente después de la pandemia. “En resumen, lo peor está por llegar y, para muchos, 2023 se sentirá como una recesión”, advierte el especialista.
El Fondo considera que, en casi todas partes, el rápido aumento de los precios, especialmente de los alimentos y la energía, está causando graves dificultades a los hogares, en particular a los pobres. A pesar de la desaceleración económica, las presiones inflacionistas están siendo más amplias y persistentes de lo previste, por lo que se espera que la inflación mundial alcance un máximo de 9,5% antes de desacelerarse hasta 4,1% en 2024.
De hecho, los precios al consumidor se están ampliando más allá de los alimentos y la energía. La inflación subyacente mundial pasó de una tasa mensual anualizada de 4,2% a finales de 2021 a 6,5%. a finales de 2021 a 6,7% en julio para el país mediano.
Entre los elementos que destaca el informe se encuentra el hecho de que el riesgo de descalibración de la política monetaria, fiscal o financiera haya aumentado considerablemente en medio de una gran incertidumbre y de una creciente fragilidad. Además, las condiciones financieras mundiales podrían deteriorarse y el dólar fortalecerse aún más en caso de que estallen las turbulencias en los mercados financieros, empujando a los inversores hacia activos seguros. Esto aumentaría considerablemente las presiones inflacionistas y las fragilidades financieras en el resto del mundo, especialmente en los mercados emergentes y las economías en desarrollo.
La inflación podría, una vez más, resultar más persistente, sobre todo si los mercados laborales siguen siendo extremadamente estrechos. Por último, la guerra en Ucrania sigue haciendo estragos y una nueva escalada puede agravar la crisis energética.
“Estimamos que existe aproximadamente una probabilidad entre cuatro de que el crecimiento mundial del próximo año pueda caer por debajo del nivel históricamente bajo de 2%. Si muchos de los riesgos se materializan, el crecimiento mundial descendería a 1% con una renta per cápita casi estancada en 2023. Según nuestros cálculos, la probabilidad de un resultado tan adverso, o peor, es de 10% a 15%”, concluye Gourinchas.
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