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Con una tasa de crecimiento de inversiones que creció seis veces el año pasado, para muchos expertos es difícil pensar en que esa expansión se sostendrá durante 2022
En 2021 pareciera que nadie quiso quedarse fuera del mundo de las startup. Las cifras así lo demuestran: hubo inversiones por US$15.736 millones en estas tecnológicas, especialmente en las FinTech, lo que según datos de Finnovista, es prácticamente el triple que lo visto un año antes, cuando fueron US$4.143 millones.
Ese ambiente más activo también se vio en los fondos dedicados a capital de riesgo corporativo (CVC, por sus siglas en inglés), que son recursos que grandes compañías destinan para otras firmas que están en etapas iniciales.
Según un estudio de View Capital, un fondo de venture capital enfocado en impulsar la tecnología en la industria del real state, el año pasado el CVC movió US$4.000 millones en Latinoamérica, lo que es un salto relevante respecto del ejercicio anterior, cuando fueron US$635 millones.
En la industria hay concordancia que los factores que gatillaron esto fue el reinicio de la actividad tras un primer año de pandemia, donde se reactivaron una serie de decisiones, y además, donde las empresas trataron de recuperar tiempo para suplir algunas deficiencias en desarrollos tecnológicos que afectaban sus negocios.
Valuaciones más ajustadas
Gabriela Ruggeri, Managing Partner de Kamay Ventures -el fondo de inversión que tiene a Coca-Cola y Arcor como aportantes-, proyectó que “de lo que fue 2021, ya estamos viendo un cambio y una racionalización en valuaciones en el mundo del Corporate Venture Capital, no una disminución en la actividad -que creemos que será sostenida-, sino racionalidad en las valuaciones”.
El fondo espera que las valuaciones se racionalicen entre 15%-20% y “esperamos que la industria siga creciendo de manera sostenida, pero no a niveles de 2021. En nuestro caso, invertiremos casi en el doble de proyectos en 2021”.
En la compañía mexicana de alimentos Sigma, que desde el año pasado tiene un fondo para invertir en startup, su Chief Growth Officer, Daniel Alanis, comentó que ve el ecosistema emprendedor “muy dinámico”.
A su juicio, si bien antes Latinoamérica estaba bajo otras geografías en su nivel de actividad, ahora “hemos visto una gran cantidad” de operaciones.
En ese sentido, apuntó que “hay ideas muy buenas en la región. Quizá el ecosistema está menos desarrollado que en otras regiones, pero en América Latina ha ido alcanzando a las geografías más desarrolladas, lo que está permitiendo que las ideas florezcan… estamos viendo muy dinámico el ecosistema, estamos viendo mucho crecimiento en financiamiento”. De todos modos, señaló que probablemente, dada la situación económica global, “habrá un poco más de restricciones en generación de capital alrededor del mundo”.
Con una tasa de crecimiento de inversiones que creció seis veces el año pasado, para muchos expertos es difícil pensar en que esa expansión se sostendrá durante 2022.
Morir o financiar
Daniela Fraga, COO de Bluebox -una firma mexicana de corporate venture capital-, explica que el 2021 fue resultado de que “previo a la pandemia todas las inversiones que iban a innovación no estaban tan potenciadas, pero con la pandemia esas empresas que tenían esfuerzos diversificados en innovaciones o mercados nuevos, fueron las que superaron el momento porque sabían hacia dónde iba el mercado”.
Pero el camino no quedó ahí, las empresas tuvieron que preguntarse cómo estaban tras la pandemia, en un mundo que había cambiado. Pero lo que sin duda ayudó al crecimiento de inversiones fue “ese miedo a quedarse afuera, que se ve como algo con mayores posibilidades que antes de la pandemia”.
“En 2021 hubo más unicornios, lo que indica que estas startups están creciendo muy rápido y que pueden sacar a cualquiera de su negocio. Eso motivó a muchas empresas a tener un pie en ellas y que además esto le genere retornos financieros”, profundiza Fraga.
Por su parte, Pablo Errejón, co managing partner en View Accelerator -el fondo de inversión del grupo mexicano de asesorías inmobiliarias Guía, del cual también es el CEO- afirmó estar emocionado por lo que se vio en 2021, dado que demuestra que hay capital para los emprendedores, lo que es un aliciente para que desarrollen nuevos negocios.
El fondo que maneja partió hace unos años con un capital de US$ 1 millón y con la meta de llegar a US$ 5 millones en 2020. Sin embargo, eso quedará muy por debajo de los US$ 25 millones con los que partirá la segunda ronda de inversión que proyectan, para realizarla en un plazo de cuatro o cinco años.
“Los fondos seremos más exigentes de lo que hemos sido los últimos 24 meses y vamos a buscar mejores inversiones, pero lo interesante para América Latina es que ya estamos en el ojo de los inversores. Vamos a empezar a ver grandes emprendedores y fondos dispuestos a invertir acá”, cree el ejecutivo.
Sinergias y retorno financiero
Hacer valuaciones sobredimensionadas es uno de los principales riesgos que tiene esta industria del capital de riesgo, advierte Errejón, aunque reconoce que hasta el momento han sido pocos los casos de situaciones así.
Por eso, dice que es importante que al momento de elegir una startup, hay que tener claro los objetivos y las posibles sinergias que se generarían con la corporación que provee el capital. Errejón apuntó que en View Accelerator evalúan las empresas cada tres meses, se enfocan en cómo revolucionan los servicios o bienes, en el objetivo del emprendedor y hasta qué punto quiere llegar. Es por esto que parten con financiamientos de US$100.000 para empresas en etapa temprana y culminan con US$1 millón para una serie A.
Alanis señala que en el caso de Sigma, buscan empresas que ayuden con su crecimiento, para lo cual cuentan con una aceleradora de negocios llamada Tastech, con la cual seleccionan empresas donde ven sinergias y, luego, hacen pilotos, los que dependiendo de sus resultados, van marcado los pasos siguientes.
Pero además tienen inversiones que no pasan necesariamente por su aceleradora, donde el foco principal es ver posibles sinergias, más que esperar retornos financieros.
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