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El informe sostiene que eso es esencialmente lo que ocurrió al salir de la pandemia
La Reserva Federal y otros grandes bancos centrales deben replantearse su respuesta a las recesiones económicas y las crisis financieras para evitar caer en la trampa de mantener el dinero fácil en beneficio de gobiernos despilfarradores e inversores exuberantes.
Así lo afirma un nuevo informe de un grupo de expertos del Grupo de los 30, un influyente foro de responsables políticos y académicos que incluye al Gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, y al Presidente de la Reserva Federal de Nueva York, John Williams.
Aunque los banqueros centrales deben estar dispuestos a hacer todo lo necesario para evitar una crisis, deben dejar claro que las medidas no convencionales, como la expansión cuantitativa, tienen una vida útil limitada, según el informe. También deben evitar limitar indebidamente su margen de actuación futura mediante orientaciones explícitas o implícitas sobre los tipos de interés.
"No queremos que las medidas políticas impulsadas por la crisis se conviertan en una nueva normalidad inútil", declaró en un comunicado Raghuram Rajan, ex Gobernador del Banco de la Reserva de la India y uno de los copresidentes del grupo de trabajo que elaboró el informe.
El informe sostiene que eso es esencialmente lo que ocurrió al salir de la pandemia. Critica duramente a la Reserva Federal y a otros grandes bancos centrales por su tardía respuesta al despegue de la inflación, argumentando que se vieron limitados por las promesas políticas realizadas durante el contagio y confiaron excesivamente en modelos económicos que predijeron erróneamente que la subida de precios sería temporal.
Los bancos centrales deben "ser realistas en cuanto a su capacidad de prever con precisión los resultados macroeconómicos", afirmó Jacob Frenkel, copresidente del grupo de trabajo y ex Gobernador del Banco de Israel. "Deben evitar ser rehenes de complejos modelos específicos".
En contraste con las críticas dirigidas a la Reserva Federal y a sus homólogos de las economías avanzadas, el grupo de trabajo del G30 elogió a los bancos centrales de los mercados emergentes por actuar con rapidez para endurecer la política monetaria con el fin de combatir las crecientes presiones sobre los precios.
"En este ciclo inflacionista, los fallos de política y de actuación no fueron los de los bancos centrales de las economías emergentes", afirma el informe.
De cara al futuro, el panel de expertos advirtió del peligro del dominio fiscal y financiero de los bancos centrales, después de que sus políticas de dinero fácil fomentaran grandes acumulaciones de deuda pública y privada.
"Con elevados niveles de deuda pública, la interacción entre las políticas monetaria y fiscal será más tensa", afirmó Markus Brunnermeier, profesor de la Universidad de Princeton y director del proyecto del grupo.
Según el informe, en un juego de la gallina con los responsables de la política fiscal, los banqueros centrales deben afirmar su independencia y no ceder a las advertencias de que unos tipos de interés más altos destrozarán las finanzas públicas y provocarán recortes en los servicios.
El riesgo de predominio financiero se deriva de una prolongada generosidad monetaria que ha hecho a los mercados excesivamente dependientes del apoyo de los bancos centrales, según el grupo. Esto dificulta a los responsables políticos la restricción del crédito por temor a que tal acción desencadene una crisis financiera.
El grupo de expertos abogó porque los banqueros centrales confíen menos en su discrecionalidad a la hora de llevar a cabo sus políticas y más en unas normas sencillas y transparentes.
"Aplicar medidas discrecionales de forma reiterada tiende a socavar la capacidad de los bancos centrales para actuar de forma coherente en el futuro", afirmó Axel Weber, ex presidente del Bundesbank y copresidente del grupo. "Los bancos centrales deberían centrarse principalmente en alcanzar el objetivo de inflación a medio plazo".
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