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El primer ministro Boris Johnson dijo que el país también está preparado para lo peor como una segunda ola de contagios
El primer ministro Boris Johnson dijo hoy que espera que Reino Unido pueda volver a la normalidad antes de Navidad, estableciendo una eliminación gradual de las restricciones de movimiento, pero advirtió que aunque tiene esperanzas de un escenario mejor, el país también debe prepararse para lo peor.
El número de muertos por casos confirmados de covid-19 en Reino Unido -45.000- es el más alto en Europa, pero el país ha comenzado a levantar el confinamiento a medida que disminuye el números de casos y las tasas de infección.
Johnson delineó el último cronograma para la flexibilización del confinamiento el viernes, diciendo que los empleadores tendrán más discreción sobre las reglas para el teletrabajo, que se evaluará la seguridad de las reuniones masivas y que las reglas de distanciamiento social podrían ser eliminadas a tiempo para la Navidad.
"Espero sinceramente que podamos revisar las restricciones pendientes y permitir un retorno a la normalidad más significativo a partir de noviembre, lo antes posible, posiblemente a tiempo para Navidad", dijo.
Sin embargo, enfatizó que el plan está condicionado al éxito en mantener bajas las tasas de infección, estableciendo fondos adicionales para el cuidado de la salud y nuevos poderes para que el gobierno local bloquee los puntos críticos por Covid-19.
"Nos estamos asegurando de que estamos listos para el invierno (boreal) y estamos planificando para lo peor. Pero incluso mientras planeamos lo peor, creo firmemente que también debemos esperar lo mejor", dijo en una conferencia de prensa.
El gobierno ha enfrentado críticas sobre varios aspectos de su respuesta a la pandemia, incluido que fue demasiado lento para imponer restricciones de circulación y no aumentó la capacidad de realizar pruebas del virus lo suficientemente rápido.
Johnson dijo que a partir del 1 de agosto dejará de entregar la orientación oficial que alentaba a las personas a trabajar desde casa y, en cambio, dará a los empleadores el poder de decidir si es seguro para los trabajadores regresar.
También cambió su consejo sobre el transporte público, diciéndole a la gente que ahora cualquiera puede usarlo, aunque se les animó a considerar medios alternativos cuando estén disponibles. La orientación previa era que las personas trataran de evitarlo.
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