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El empresario alemán no es tan famoso como Mark Zuckerberg o Elon Musk, pero algunos expresan que tiene más poder
Héroe para algunos. Un villano para otros. Peter Thiel hizo una aparición en los titulares la última semana tras anunciar que dejará el directorio de Meta. La noticia conmocionó en simultáneo a dos centros de poder en EEUU: Washington y Silicon Valley.
Thiel es uno de los nombres más poderosos de Silicon Valley y es autor del libro de cabecera de los emprendedores: From Zero to One. Nacido en Alemania y exgraduado de Stanford, fue el primer inversionista externo de Facebook y se ha sentado en su directorio desde 2005. En este tiempo, aseguran quienes conocen a ambos, Thiel se convirtió en uno de los confidentes de Mark Zuckerberg.
Que un inversionista de riesgo decida salir de un directorio no es gran noticia, pero que lo haga para dedicarse a la política sí, y aún más si se trata de hacer campaña por el trumpismo. Según fuentes cercanas a Thiel, citadas por The New York Times, el multimillonario de 57 años quiere “influir en las elecciones legislativas de noviembre”.
Thiel considera, dicen las fuentes, que esas elecciones “son cruciales para cambiar el rumbo del país”. Con la aprobación de Joe Biden en caída libre (39%), los republicanos tienen una buena oportunidad para arrebatar a los demócratas el control del Congreso.
Thiel no es muy fan de dar entrevistas, y hay pocos podcasts en los que él participa directamente. El más famoso es el episodio en Tim Ferriss Show, en 2014, a propósito de la publicación de From Zero to One.
Pero a veces es mejor no oír hablar al personaje, sino a quien lo ha investigado. El año pasado, Max Chafkin, editor de Bloomberg Businessweek, publicó The Contrarian: Peter Thiel and Silicon Valley’s Pursuit of Power. Se trata de la investigación más completa en torno al que Chafkin llama “el poder tras bambalinas”.
Chafkin conversó a fines de diciembre con el analista Barry Ritholz para el podcast de Bloomberg Masters in Business, y hace un buen trabajo en presentar las diferentes facetas de este personaje.
Thiel comenzó su carrera como inversionista cuando fundó su hedge fund en 1996. Fue a través de éste que comenzó a invertir tempranamente en empresas tecnológicas, incluyendo los primeros emprendimientos de Elon Musk. Una de ellas era X.com, que luego -bajo el mando de Thiel- se convertiría en PayPal. Junto con otros exejecutivos e inversionistas (a quienes se les denomina la “PayPal Mafia”), Thiel ha financiado el surgimiento de empresas como Airbnb, Spotify, Stripe y SpaceX. Pero, sobre todo, Facebook.
Sí, dice Chafkin, Thiel fue quien dio a Mark Zuckerberg el financiamiento necesario para reestructurar Facebook y deshacerse de uno de sus cofundadores (el tema central de la película La Red Social). Sí, también estuvo detrás del despido de Musk como CEO de X.com. Thiel ha hecho miles de millones de dólares -leyó bien, miles de millones- gracias a un vacío o más bien una arriesgada interpretación de un sistema de exención tributaria para promover la inversión previsional de la clase media.
Chafkin calcula que el portafolio de acciones (en su mayoría tecnológicas) de la cuenta Roth IRA (fin similar al APV, pero los retiros están exentos de impuestos) de Thiel estaba valorado en US$ 6.000 millones al final de 2019.
“Su principal forma de pensar es que la mayoría usualmente se equivoca”, resume Chafkin, para explicar el principio que mueve a Thiel y que tiene su base en el filósofo francés René Girard. De ahí el título “The Contrarian”, que el periodista le atribuye.
Bajo esta idea, cree Thiel, nuestra primera inclinación es complacer o ganar la aceptación de colegas, amigos, familiares, etc., y eso hace que tomemos decisiones erróneas. Pero, sobre todo, Thiel es un libertario. Él mismo se ha definido así. De hecho, su intención inicial con PayPal -explica Chafkin- era crear una vía para que las personas manejen su dinero fuera del alcance de los gobiernos. Por eso también fue un promotor temprano de bitcoin.
Es su espíritu conservador y libertario lo que lo une a Donald Trump y a quienes lo respaldan al interior del Partido Republicano. Al igual que muchos en el ala más conservadora del Partido Republicano, ya sean seguidores de Trump o no, Thiel acusa que hay una dictadura de lo políticamente correcto, que está acallando a científicos, académicos, intelectuales, y todo aquel que vaya contra el discurso de la mayoría.
Sí, responde Chafkin a la pregunta de Ritholz, se puede decir que Trump debe agradecer su triunfo en la elección de 2016 a Thiel. Fue la decisión del inversionista de apoyar públicamente a Trump en la Convención Republicana de 2016, en la que anunció además públicamente ser homosexual, lo que convenció a muchos de que quizás el empresario inmobiliario no era una opción tan descabellada.
Thiel no solo apoyó a Trump y donó US$ 1,25 millones a su campaña; luego dirigió el equipo de transición a la Casa Blanca.
Chafkin no se sorprendió, y explica que ese ha sido usualmente el rol de Thiel también en Silicon Valley, alguien que “hace que pasen cosas”. Él representa, asegura el periodista, el poder detrás del poder. Porque Silicon Valley, advierte, es más poderoso de lo que la gente cree.
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