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Los barcos de carga no podían atracar ni zarpar de puertos de granos de Rosario, el polo agroportuario del país, por la huelga
Una huelga de sindicatos del transporte por 24 horas en protesta contra el ajuste impulsado por el presidente libertario Javier Milei y en reclamo de mejoras salariales afectaba el miércoles a miles de argentinos que enfrentaban complicaciones para trasladarse por falta de trenes, aviones y subterráneos.
El Gobierno respondió a los sindicalistas diciendo que se trataba de una huelga "política", que le genera al país pérdidas por US$150 millones.
La medida también alcanzaba las actividades de los barcos, portuarias, marítimas y de los astilleros, afectando los puertos de Buenos Aires, La Plata, Bahía Blanca y Rosario, lo que podría impactar en el comercio exterior del principal exportador mundial de harina y aceite de soja, el tercero de maíz y un proveedor clave de trigo.
Los barcos de carga no podían atracar ni zarpar de los puertos de granos de la zona de Rosario, el polo agroportuario del país, debido a la huelga, dijo la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas (CAPyM) a Reuters.
Los únicos medios de transporte que funcionaban eran los autobuses, cuyos gremios tienen previsto realizar un paro separado el jueves, mientras negocian una mejora salarial.
"Es un paro contra una política económica y social", dijo Omar Maturano, secretario general del gremio de conductores de trenes de Argentina, al canal de televisión local TN. "Es la única manera que encontramos de luchar", agregó.
Los empleados estatales, algunos sindicatos docentes y universitarios también se adhirieron a la medida de fuerzapara protestar contra una serie de despidos en organismos públicos y en demanda de un aumento del presupuesto universitario.
En la calle, los trabajadores manifestaban su malestar por las largas filas que debían hacer para tomar los autobuses que circulaban, muchos de los cuales estaban repletos.
"Tengo que trabajar y esto me arruina. Para mí está mal el paro (huelga) que hacen", dijo al canal de televisión La Nación+ un trabajador mientras esperaba el autobús.
La huelga también afectó al transporte de cargas, la recolección de residuos y a gremios aeronáuticos, lo que implicó demoras y complicaciones no solo de Aerolíneas Argentinas sino también de otras empresas que no tienen presencia sindical, muchas de las cuales comenzaron a reprogramar sus vuelos.
Los manifestantes protestaban contra la propuesta del Gobierno de privatizar Aerolíneas Argentinas, que ha recortado su plantilla en los últimos meses, en medio del ajuste impulsado por Milei para superar una profunda crisis económica.
El Secretario de Transporte, Franco Mogetta, calificó a los sindicalistas como "los jinetes del atraso" y desestimó la huelga diciendo que se trata de un "boicot al Estado".
"La huelga normalmente busca dañar a quien debe dar respuesta ante el reclamo, pero acá no hay ni siquiera reclamo, es un paro político. Esto es un boicot al Estado de US$150 millones", expresó Mogetta a La Nación+.
El Gobierno también se expresó a través de carteles en las estaciones de trenes y en una aplicación móvil oficial que decían que "los sindicalistas no te dejan trabajar", una iniciativa que generó polémica por su cuestionamiento al paro.
Los manifestantes se movilizaban en distintos puntos de Buenos Aires, donde tenían previsto realizar cortes de calles y ollas populares, en medio de tensiones sociales por el aumento de la pobreza, que afecta a 52,9% de los argentinos.
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