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Al menos 16 importantes incendios en Santa Cruz y cuatro en el Beni aumentaron su intensidad el miércoles debido a los fuertes vientos
Los incendios forestales de magnitud que se registran en las tierras bajas de Bolivia acechan al menos cuatro reservas forestales que forman parte de la Chiquitanía y la Amazonía.
Al menos 16 importantes incendios en Santa Cruz y cuatro en el Beni aumentaron su intensidad el miércoles debido a los fuertes vientos de más de 90 kilómetros por hora, que obligaron a declarar alerta naranja desde el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi).
En el área chiquitana de Santa Cruz las zonas protegidas de Otuquis, Noel Kempff Mercado y San Matías están en riesgo por la amenaza de 16 incendios activos en pastizales y bosques que avanzan sin freno, pese a la labor intensa de al menos 500 personas, entre bomberos, voluntarios y pobladores.
La directora de Recursos Naturales de la Gobernación de Santa Cruz, Yovenka Rosado, explicó que se reforzará el combate que se hace por tierra con la incursión de un helicóptero que debe ser habilitado por Defensa Civil. Además, 11 municipios de esa región oriental se han declarado en “desastre por incendios forestales”.
“El 73 por ciento del departamento presenta riesgo extremo de ocurrencia de incendios forestales”, acotó.
Por otra parte, en el Beni se registran por el momento cuatro incendios activos que afectan al parque amazónico y reserva natural de Iténez, al norte de Bolivia y colindante con la cuenca de Guaporé de Brasil.
Al menos 140 personas, entre bomberos forestales, efectivos del ejército, voluntarios y técnicos trabajan en la apertura de líneas de fuego con maquinaria pesada para evitar que el fuero que se expande por pastizales y áreas de monte boscoso ingrese al parte, según informó el técnico de la Autoridad de Bosques y Tierra, Sandro Enríquez.
Cuatro municipios del Beni se declararon en estado de emergencia y el fuego ya arrasó más de 4.500 hectáreas.
Las tres principales ciudades del Beni, la capital Trinidad, Riberalta y Guayaramerín, además de poblaciones como Magdalena, San Ramón y San Javier, amanecieron cubiertas por una densa humareda que afectó a sus habitantes especialmente a ancianos, niños y personas con enfermedades bronco respiratorias.
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