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En 10 años, el país ya cuenta con un centenar de empresas en Colombia e inversiones en varias compañías como D1. Además, 30 mineras de la bolsa de Toronto operan aquí
Durante los últimos años la presencia de Canadá en el sector empresarial colombiano ha crecido de manera importante. Sectores como el retail, donde participan inversionistas de esta parte del mundo a través de marcas como DollarCity y D1, pasando por el financiero donde están Scotiabank y CIBC, y llegando hasta el minero energético, donde 30 mineras listadas en la bolsa de Toronto (TXM) operan proyectos en Colombia, han recibido importantes inyecciones de capital que en la última década ascienden a US$5.574 millones, según las cifras del Banco de la República.
Como resultado de esta dinámica, más de un centenar de empresas canadienses están presentes en el mercado colombiano generando un número importante de empleos. A pesar de que el grueso de la inversión alcanzada en este tiempo muestra números positivos, hoy el principal reto en la agenda económica bilateral pasa justamente por volver a llevar la inversión canadiense al nivel que se tenía tres años atrás.
Y es que mientras en el 2020 llegaron US$556 millones desde Canadá a Colombia, poco a poco esa cifra ha ido descendiendo, cayendo a la mitad en 2021, US$278 millones, y bajando hasta los US$203 millones el año pasado. En los primeros seis meses del 2023 este valor alcanzó los US$155 millones, pero aún así dista mucho de la dinámica que se traía, pues cabe recordar que, por ejemplo, en el 2016, Canadá fue el mayor inversionista extranjero en territorio colombiano, agregando US$2.188 millones, explicados principalmente por la compra de Isagen por parte de Brookfield.
Cómo atraer más inversión y recuperar esa senda que a la postre se tradujo en más empresas canadienses operando en el país, será uno de los principales temas que estarán abordándose justamente este miércoles 15 de noviembre durante la versión XII del Diálogo Canadá-Colombia, organizado por la Cámara de Comercio Colombo Canadiense en apoyo con la embajada canadiense en Colombia (Cccc).
“Que los flujos de inversión crezcan depende de que Colombia continúe en la senda de ser un país atractivo para los inversionistas en comparación con los demás miembros de la Alianza del Pacífico. Esto pasa por temas como la estabilidad jurídica, instituciones democráticas sólidas, regulaciones abiertas al desarrollo industrial, pero con respeto por el medio ambiente y la sociedad, seguridad en las zonas remotas y una política clara de hacia dónde se quiere llevar al país”, explica Juan Camilo Vargas, miembro del Consejo Directivo de la Cccc.
Buena parte de la inversión canadiense está concentrada en sectores sobre los que el gobierno colombiano ha planteado algún tipo de reforma. Comenzando por el de hidrocarburos, donde se ha planteado la no disposición a firmar nuevos contratos, y la minería, donde a pesar de haberse declarado la importancia de los minerales críticos para la transición energética, no se dan señales que permitan a las mineras presentes, y las que podrían venir, ampliar sus planes de inversión para la exploración de los minerales priorizados.
“El canadiense es un buen inversionista, respetuoso por los derechos humanos, la protección del medio ambiente y buena gobernanza corporativa. Por más de 50 años han generado empleo, ingresos a la nación y desarrollo en los territorios. Es importante que haya desde el gobierno una visión clara que permita despertar su apetito. Si esto se cumple, ahí están las oportunidades para los canadienses”, concluye Vargas.
Otro sector en el que Canadá es protagonista es el de la energía. A la participación en empresas de generación, se suma la experiencia en materia de transición energética que este país puede aportar a Colombia. En ese punto, la reforma a los servicios públicos anunciada por el gobierno, y cuya presentación ante el Congreso pareciera aplazarse hasta el próximo año, genera incertidumbre. Ya el mes pasado precisamente Brookfield elevó al gobierno colombiano su preocupación por un decreto emitido, advirtiendo que los cambios regulatorios para el mercado de energía mayorista podrían resultar contrarios a los estándares de protección de la inversión en Colombia.
A fin de generar una conversación constructiva alrededor de este tema, y sobre el potencial inversionista de Canadá en Colombia que permitiría elevar los flujos a los niveles deseados, los actores del ecosistema empresarial bilateral estarán presentando sus propuestas en el marco de esta nueva versión del diálogo Canadá-Colombia, donde además se explorarán oportunidades de nuevas inversiones en otros segmentos con gran apetito como el turismo, la agroindustria y la educación, entre otros.
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