MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Immelt, de 61 años, abandonará el liderazgo de General Electric en agosto de este año tras llevar 16 en su cargo.
Uber Technologies les habría echado el ojo a los máximos responsables de algunas grandes empresas americanas para cubrir el hueco que ha dejado su ex primer ejecutivo, Travis Kalanick. Según filtraron dos empleados de la start up, habría hasta seis candidatos sobre la mesa, y la decisión final se podría tomar en las próximas seis semanas.
Uno de los nombres que suena con más fuerza es el de Jeffrey Immelt, que abandonará el liderazgo del gigante GE (antes General Electric) el próximo 1 de agosto. Immelt, de 61 años, se encuentra al frente de GE desde septiembre de 2001.
El martes, John Flannery, hasta ahora presidente de GE Healthcare, asumirá sus funciones ejecutivas. Immelt mantendrá el cargo de presidente hasta diciembre. Los rumores acerca del fichaje de Immelt como nuevo consejero delegado de Uber ganan fuerza después de que, ayer, otra de las posibles candidatas, Meg Whitman, consejera delegada de Hewlett-Packard Enterprise (HPE), desmintiera a través de Twitter su cambio de puesto. Según Bloomberg, a Whitman se le habría visto reunida con ejecutivos de Uber en al menos dos ocasiones.
“Estoy completamente comprometida con HPE y planeo permanecer en la compañía”, sentenció en un tweet. Y atajó los rumores añadiendo: “Tenemos aún mucho trabajo que hacer en HPE y yo no me iré a ninguna parte. El próximo CEO de Uber no será Meg Whitman”. Para este proceso, Uber habría contratado los servicios de Heidrick & Struggles, especializada en servicios de búsqueda de ejecutivos y consultoría de dirección.
El Promedio Industrial Dow Jones cerró el día con una baja de 0,6%, su novena caída consecutiva, lo que marca la racha perdedora más larga del indicador de primera línea desde 1978
El banco central chileno también espera que la meta de inflación de 3% se cumplirá solo hasta los primeros meses de 2026
Brasil tiene un déficit presupuestario anual de 10%, mucho mayor que los que se registraron durante el primer gobierno del presidente izquierdista