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Pionero en la venta a corto y en el 'day trading', un especulador que acumuló US$100 millones durante la época del Crash del 29
Ganaba tanto dinero en las casas de apuestas alternativas a las Bolsas, conocidas como buckets shops, que le prohibieron la entrada y tenía que disfrazarse para seguir jugando.
Jesse Livermore fue un precoz inversionista que comenzó su andadura con apenas 14 años. El rey de la especulación disfrutaba de la extraordinaria cualidad de predecir la evolución de las acciones atendiendo a un análisis técnico que combinaba con los sentimientos del mercado.
Ese exclusivo don, esa capacidad de detectar las emociones, le convirtió en leyenda y en un hombre inmensamente rico, pero también hizo que perdiera su fortuna en varias ocasiones, ya que que si de algo carecía Livermore era de paciencia.
Curtido en las casas de apuestas, el apasionado inversor se asentó en Nueva York, la cuna de los traders, en 1901, donde comenzó a tomar posiciones cortas. Su olfato e intuición le hicieron ganar mucho dinero, convirtiéndole en el pionero del day trading, donde las posiciones se abren y cierran en el mismo día de negociación.
El primer gran golpe se produjo en los tiempos más negros de Wall Street. A través de masivas apuestas a corto, Livermore llegó a ganar US$1 millón al día en la crisis de 1907, hasta el punto de que el poderoso banquero John Pierport Morgan le pidió que abandonara las operaciones que apostaban por la caída de las acciones. Lo hizo y disparó su fortuna con la recuperación del mercado, pero se declaró en bancarrota tras una operación fallida en el mercado del algodón.
El siguiente gran triunfo de Livermore, que siempre operaba con sus propios fondos y nunca invirtió para terceros, se produjo en otra fecha catastrófica: 1929. En aquel crash, ganó más de US$100 millones a través de posiciones cortas que camuflaba entre decenas de traders. Aun así, sus maniobras fueron conocidas y era tan odiado que tuvo que contratar a un guardaespaldas. Apenas cinco años después, Livermore volvió a perder su fortuna y sus facultades mentales comenzaron a flaquear.
Sus movimientos en Bolsa eran tan azarosos y excesivos como su vida personal. Livermore se casó tres veces, la última de las cuales con Harriet Metz Noble, que le convirtió en su quinto marido. Dos de los esposos de Harriet se habían suicidado y Livermore no tardó en seguir sus pasos.
En 1940, el gran oso de Wall Street se pegó un tiro en el guardarropas de un hotel de Manhattan. Tenía 63 años y una lección aprendida: "Se puede vencer a una acción en un momento determinado, pero no se puede vencer al mercado".
'Buckets shops', un negocio tan rentable como ilegal
Las conocidas como buckets shops se hicieron muy populares a comienzos del siglo pasado, coincidiendo con la explosión de las Bolsas. Se trataba de comercios que actuaban como casas de apuestas, donde los clientes pujaban por la subida o bajada de determinadas acciones sin que existiera ninguna intervención real en el mercado de valores.
El dueño del local actuaba como la banca y prestaba dinero a los aprendices de inversores, que podían lograr sustanciales ganancias o, lo que era más habitual, perderlo todo de un plumazo y verse obligado a asumir considerables intereses. El controvertido negocio se declaró ilegal en 1922.
¿Quién es?
Jesse Lauriston Livermore
Trayectoria: Escapó del futuro que le esperaba como granjero para hacer negocio en el universo inversor con una visión altamente especuladora.
Dejó huella por... Pionero en la venta a corto y en el 'day trading', demostró gran destreza para vaticinar el comportamiento de las acciones en Bolsa. Su estrategia fue visionaria en cuanto que supo analizar los comportamientos cualitativos del mercado, pero también puso de relieve los riesgos de las expectativas desmesuradas.
Las cifras
US$1 millón al día | Durante el pánico de Wall Street de 1907, Livermore llegó a ganar esa cantidad gracias a sus posiciones a corto.
US$100 millones.Es la fortuna que acumuló el inversor en el 'crash del 29', lo que provocó que recibiera amenazas de muerte.
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